Si por un lado el Gobierno ha perseguido, hostigado e incluso detenido a estudiantes, por el otro lado se mostrará abierto al diálogo y dará un rostro democrático a sus pasos. Los diálogos que ofrece se hacen como parte del relato que buscan instalar, mostrándose abierto a las reformas y a los cambios. Sabiendo de las críticas hacia este procedimiento, el Gobierno lanza esta carta luego de actos deliberadamente hostiles como lo han sido la persecución judicial de diversos estudiantes, militantes de organizaciones relevantes del movimiento estudiantil. No sólo eso. La misma Michelle Bachelet se reúne personalmente con personajes públicos como Blanca Lewin o Pablo Simonetti para hablar de educación mientras los estudiantes miran desde la tribuna. ¿Qué se busca? Ante todo que los estudiantes “pisen el palito” y muestren intransigencia en la forma más que en el fondo. Con esto el Gobierno tiene una carta para desacreditar al movimiento estudiantil y también para buscar tensiones internas. ¿Cómo sabemos que esta puesta en escena no responde a una planificación previa que muestre el rostro democrático de este Gobierno? La respuesta está a la luz. En el primer semestre nvió tres proyectos de ley sin discusión con los actores de la educación. Ante las críticas recibidas desde diversos flancos presenta esta carta, con proyectos ya en marcha y sin claridades sobre los grados de incidencia y formas del diálogo. Si tenemos este cuadro a la vista es relevante que el movimiento estudiantil pueda ser extremadamente claro y pulcro en sus movimientos. En este escenario y teniendo en cuenta al tipo de gobierno que enfrentamos es necesario que saquemos el debate desde las formas (asistir o no asistir) hacia los fondos. Esto es relevante si entendemos que no sólo tendremos este tipo de diálogos con el Ejecutivo, sino que los cuatro años de gobierno de la Nueva Mayoría estarán cruzados por espacios de conversación. El movimiento debe estar preparado para asistir a los diversos espacios que se generen sin caer constantemente en debates sobre las formas. Para esto lo importante es estar de acuerdo en el fondo, o sea en nuestra propuesta en educación y saber marcar las diferencias con el Gobierno, siendo sencillos y transparentes ante la ciudadanía. Cada espacio que se genere debe ser aprovechado como una vitrina para que el movimiento estudiantil muestre lo que ha generado, sepa conectar con el sentido común de la población y que con esto denuncie al Gobierno y su reforma. Si el segundo semestre estará cruzado por diálogos: perfecto. Se debe buscar la forma de que este espacio se transforme en una tribuna que nos permita mantenernos en el debate público instalando temas, problemáticas y ofreciendo soluciones en la dirección de recuperar la educación pública. Al menos hoy, finalizando el primer semestre, en medio de un escenario convulsionado, hemos sido capaces de arrebatar una posición al Gobierno. La derogación del DFL 2, si bien no tiene fecha concreta para su impulso, es un compromiso público que forzamos al MINEDUC a adoptar. Por otro lado, más allá del compromiso de palabra de Eyzaguirre sobre lo vinculante que sería el espacio de “participación”, no existe nada que lo garantice. De hecho ante la pregunta sobre la incidencia Eyzaguirre responde que va a “incidir lo que nosotros vamos a escuchar” (La Segunda, Jueves 17 de Julio) O sea finalmente dependerá de lo que escuche el ministro, a sabiendas de que una de las cosas que ha faltado es saber escuchar. Se anuncia un complejo escenario entonces. Con más razón aún nuestra única garantía en este momento es que la CONFECH y los demás actores de la educación estén presentes al menos como garantes y actores deliberantes de este y los próximos diálogos que sin duda existirán. Un centinela de la educación pública. Por la correlación de fuerzas interna en el movimiento estudiantil, por la actitud vigilante de las bases estudiantiles y por las movilizaciones que deben existir el segundo semestre, los diálogos no anunciarán una traición, sino que serán parte de una batalla de larga duración entre el movimiento social por la educación y la elite de este país. Sebastián Farfán es Secretario General Unión Nacional Estudiantil (UNE). Ex Secretario General Federación de Estudiantes Universidad de Valparaíso 2011.
Movimiento estudiantil y diálogos. Un centinela necesario para la educación pública
La misma Michelle Bachelet se reúne personalmente con personajes públicos como Blanca Lewin o Pablo Simonetti para hablar de educación mientras los estudiantes miran desde la tribuna. ¿Qué se busca? Ante todo que los estudiantes “pisen el palito” y muestren intransigencia en la forma más que en el fondo. Con esto el Gobierno tiene una carta para desacreditar al movimiento estudiantil y también para buscar tensiones internas.
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