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Ice Bucket Challenge, entre la moda y la caridad digital

Publicado: 22.08.2014
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Desde hace unos años, las redes sociales han demostrado a través de nobles y olvidables ejemplos su potencial de difusión y proyección de mensajes a nivel mundial. Por ello, no es extraño que iniciativas de diversa índole encuentren ahí una posibilidad amplia y gratuita de conseguir sus objetivos.

El Ice Bucket Challenge nació con la idea de recaudar fondos para combatir la esclerosis lateral amiotrófica, una enfermedad degenerativa que provoca una parálisis muscular total. La idea de lanzarse un balde de agua fría –a veces con cubos de hielo- pretende que las personas conozcan la sensación de los músculos contrayéndose de manera violenta y repentina.

Además, la iniciativa funciona a modo de cadena, por lo que cada individuo que suba su video a las redes puede desafiar a sus amigos a que imiten la performance. Finalmente, el viral busca conseguir dinero a través de donaciones realizadas a la ALS Association, la organización que lucha contra la enfermedad.

La campaña ha alcanzado importantes niveles de difusión gracias a la participación de llamativas figuras del mundo de la televisión, la música, la política y el cine. Demi Lovato, Eddie Vedder, Justin Bieber y Mark Zuckeberg son alguno de los rostros que han subido sus videos con cuidadas imágenes de sus figuras, algo que la televisión chilena comenzó a imitar en tiempo récord.

Figuras de matinales y otros rostros permanentes de los canales han comenzado a exhibir la nueva moda por televisión, llamativamente comprometidos en la acción de caridad digital. El entusiasmo de dichas figuras invita, en todo caso, a analizar los objetivos tras la práctica del desafío y a cuestionarse la falta de solidaridad ante otras causas de gran relevancia para Chile y el mundo.

Lejos de la solidaridad

La práctica del Ice Bucket Challenge en televisión más bien parece una excusa para captar el interés de la audiencia y, de paso, seguir rindiendo culto a la exhibición de los cuerpos. Por otra parte, la apología de las ‘iniciativas virales de solidaridad’ más bien tienen un marcado tono que busca la caridad por sobre la organización y voluntad colectiva de enfrentar un problema social.

En España, por ejemplo, algunos organizadores que están imitando la recolección de fondos a través del desafío, han denunciado que los ingresos conseguidos hasta el momento son mínimos y que algunos canales de televisión ni siquiera han informado sobre el número de cuenta.

Ante este escenario, algunas personas ya se han manifestado con propuestas que buscan ponerle fin a la expansión de la moda sin una causa concreta. Entre ellos, el actor Charlie Sheen, quien decidió tirarse encima los 10 mil dólares en billetes que donaría a la causa. Con esto, burló también las críticas hacia quienes rechazan la gran cantidad de agua que se está desperdiciando en la campaña, mientras el mundo enfrenta una crisis al respecto.

La facilidad con que este tipo de mensajes comienza a ser replicado en Chile –incluso conociendo sus objetivos- invita a cuestionarse la permeabilidad ante el marketing digital. También pone en jaque el concepto de solidaridad, como algo asociado a la difusión de mensajes, videos o fotografías en redes sociales.

Lejos de buscar una transformación directa de la sociedad a favor de las diversas causas que la aquejan, la caridad digital desprecia el potencial solidario de las redes sociales y de las personas, en general, mientras que los medios, cual imitadores de la última moda, aportan a trivializar el mensaje utilizando la campaña para seguir exponiendo a sus rostros, bajo el agua o sin ella.

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