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El dilema de las elites chilenas: “Prudencia”, “asimilación” e “identidad estatonacional” o Wallmapu Plurinacional y multicultural

Por: admingrs | Publicado: 09.10.2014

Chile-pueblo-mapuche            La Comisión Descentralización, nombrada por la Presidenta Michelle Bachelet, en ceremonia pública en el Congreso de Chile, ha entregado el resultado de sus seis meses de trabajo. Como ya es de conocimiento público dentro de las propuestas descentralizadoras se encuentra Araucanía “región plurinacional y multicultural con estatuto”. Esto es, región con autogobierno y estatuto de normas propias, que recoja el carácter pluriétnico, multilingüe y culturalmente diverso de sus habitantes. La idea que promueve la medida es crear condiciones políticas, administrativas y normativas para garantizar el respeto a la población mapuche, no porque es de buena educación o políticamente correcto; sino porque –hipotéticamente hablando- habrá un conjunto de normas incorporadas en un estatuto, que coaccionarán a la sociedad regional en perspectiva de garantizar dicho respeto. Y, más aún, favorecerán la inclusión de los mapuche en el aparato político que regentará a la región, tomando la forma de escaños reservados en el Consejo Regional (asamblea, parlamento o aukiñ), que empoderarán a un grupo humano hasta ahora marginalizado, sometido, dominado.

El Mercurio, a sabiendas de lo que venía, en su edición del 11/Sep/2014 escribió (cuerpo A3 online): “Las propuestas para declarar la plurinacionalidad de La Araucanía y la multiculturalidad del país deben evaluarse con prudencia. Varios países europeos están revisando esas políticas a favor de la integración y la asimilación para fortalecer la igualdad ante la ley y la identidad nacional”. Sin embargo, el medio no proporciona ejemplos que permitan enterarnos cuáles o cuántos podrían ser esos países. Y, por el contrario, el plebiscito por la independencia de Escocia parece desmentir esta propuesta política decimonónica. El mismo diario en su edición del 16 de octubre menciona el esfuerzo enorme que están haciendo las autoridades políticas del Reino Unido, para cautivar el voto contrario a la separación de Escocia, en el referéndum que tendría lugar dos días después, y que se expresó en prometer más competencias autonómicas a Escocia[1]. Luego de concluido el referéndum el Primer Ministro David Cameron diría: “Cumpliremos lo que prometimos”[2].

La opinión de El Mercurio nos muestra que el dilema seguir practicando el etnocidio versus abrirse a la tolerancia y el respeto a los grupos etnonacionales, sigue dividiendo a las elites políticas y nacionalistas chilenas, casi tan apasionadamente como en el siglo XIX, en que terminó imponiéndose sin pudor, la glorificación de la idea un Estado una nación. A manera de ejemplo de esta disyuntiva, recordemos concisamente algunos hechos. A un primer momento fundacional y generoso en que el padre de la patria otorgaba la ciudadanía gratuita a los mapuche (O´Higgins, Palacio de Gobierno, Santiago de Chile, 4 de marzo de 1819), y escribía una nota oficial a longkos diciendo: “Araucanos, cuncos, huilliches y todas las tribus indígenas: ya no os habla un presidente que siendo sólo un siervo del rey de España, afectaba sobre vosotros una superioridad ilimitada; os habla el jefe de un pueblo libre y soberano, que reconoce vuestra independencia, y está a punto de ratificar este reconocimiento por un acto público y solemne, firmando al mismo tiempo la gran Carta de nuestra alianza para presentarla al mundo como un muro inexpugnable de la libertad de nuestros Estados” (O´Higgins, Santiago 13/Mar/1819), sobrevino la cruda realidad del genocidio-etnocidio. En 1823 y a cuatro años de la poesía o´higginista, el gobernador militar de Arauco -Capitán de Ejército Luis Ríos- pasó a cuchillo a numerosos longkos invitados a iniciativa del Congreso de Chile (25/Oct/1823), a parlamentar pacíficamente asuntos de interés chileno/mapuche (o sea invitados a presentarse desarmados a una “mesa de trabajo”).

Luego de ese exabrupto criminal otro Parlamento para borrar el exceso (07/Ene/1825). El tratado de Tapihue es hijo de ese momento, en que se vuelve a reconocer autonomía a los mapuche. Se señala que ningún chileno puede avecindarse en terrenos de dominio mapuche (art. 18); se establece que aquellos que fueran sorprendidos robando en territorio mapuche, podrían ser castigados por longkos mapuche (art. 19 o reconocimiento de jurisprudencia propia al wallmapu); y se reconoce la frontera del Biobío aunque con presencia militar en fuertes del lado sur, y retiro de militares más al interior (art. 20), además de  tránsito entre lado y lado de esa frontera con pasaporte “de quien mande el punto por el que se pase” (art. 22). El documento, subscrito por Francisco Mariluan de lado mapuche y el Coronel e Intendente de Concepción Pedro Barnechea a nombre del gobierno de Chile, vuelve a la lógica de “una sola familia” de ciudadanos del Estado,  constituida por más de una nación, con diversidad de leyes, respeto al territorio y las costumbres. Pero de nuevo, y cómo se estila en la política chilena, lo escrito con la mano terminó borrado con el codo. El Estado finalmente asaltó el territorio mapuche, se apropió de él exterminando a quienes se resistieron (1861-1883), e impuso términos ignominiosos a la población mapuche, que en adelante perdió todos sus derechos colectivos y a ser tratados con tolerancia y respeto como sociedad y cultura diferente.

La propuesta de Araucanía “región plurinacional y multicultural con estatuto” que entregó la comisión a la Presidenta, se enlaza con la tradición original de apertura al mundo indígena, que parecía propiciar O´Higgins en los orígenes, y aquellas otras federalistas o promotoras de regiones autónomas y por la cual murieron muchos chilenos en guerras civiles ese mismo siglo.

La historia de la relación Escocia e Inglaterra suena un poco más benigna que la del Wallmapu. Sin caer en la glorificación de los ingleses, dominantes respecto de los escoceses y con muchos esqueletos en sus armarios coloniales, presenta una diferencia  en el presente cuando un Primer Ministro dice en el contexto del referéndum: “Todos tendremos nuestras propias maneras, por separado, de hablar sobre por qué somos mejores unidos«, pero «Una cosa sobre la que estoy seguro es de que diremos que es un asunto que tienen que decidir los escoceses, pero queremos que os quedéis”[3]. El Reino Unido se creó sobre la base de un parlamento que reunió a ingleses y escoceses tan atrás como 1707 (un rey único para ingleses y escoceses ya existía 1603); pero que tenía dos sistemas judiciales y dos iglesias, de manera que la unión que se formó conllevaba en sí un régimen autonómico escoceses ya hace 300 años. Sin duda hay muchas formas de leer lo que ocurrió en el referéndum pasado. Una entre ellas podría ser que perdieron los independentistas escoceses, que desde la creación del Scottish National Party (SNP) hace unos 60años  venían trabajando la perspectiva secesionista; pero a la vez ganaron y ganó Escocia pues obtuvo más competencias autonomistas. Otra lectura nos dice que ganaron los ingleses, pero a lo Pirro porque tuvieron que ceder competencias impensadas a Escocia. O quizá ganaron todos un poco, en respeto, valoración del “otro” y tolerancia.

La suerte de Escocia podrá ser llorada por sus nacionalistas pero está lejos de la etnopolítica presente en Chile, que promueve El Mercurio: la vuelta al etnocidio o la vuelta al siglo XIX. Ese Chile que fue creado como Estado Unitario híper centralizado e  inspirado en una narrativa de la nación etnocéntrica, colonialista respecto de los pueblos o naciones indígenas, y racista: impuso el castellano, la religión católica, las costumbres denominadas civilizadas a las naciones originarias, etc. La propuesta de Araucanía “región plurinacional y multicultural con estatuto” que entregó la comisión a la Presidenta, se enlaza con la tradición original de apertura al mundo indígena, que parecía propiciar O´Higgins en los orígenes, y aquellas otras federalistas o promotoras de regiones autónomas y por la cual murieron muchos chilenos en guerras civiles ese mismo siglo. No obstante, que la medida propuesta pase del papel a la praxis política, ya no depende de los Comisionados, sino de los políticos que cuentan con poder de decisión en sus manos.

Los políticos chilenos, miembros de la elite gobernante en todo el espectro de las representaciones políticas, siguen en buena medida empantanado en el dilema decimonónico de si asimilar a los mapuche (etnocidio) o abrirse a la idea del pluralismo étnico, que concibe el país como un país de varios pueblos, naciones o etnias bajo el techo de un solo Estado y en un territorio único, pero con autogobiernos regionales (autonomías regionales). Una idea –como ya he sostenido- antesis del paradigma nacionalista estatal dominante de: Un Estado una sola nación. El tiempo dirá si el esfuerzo de estos comisionados dará fruto o terminará archivado en las repisas de algún ministerio. Destino más probable si el movimiento mapuche, los movimientos sociales y los movimientos regionalistas no toman nota del valor del esfuerzo, recogen el planteamiento como bandera y plataforma de lucha, y presionan por dichos cambios, sacando la política de los salones y las “cocinas” para desarrollarlas en la calle.

[1] “David Cameron promete más autonomía a Escocia a dos días del referéndum”. El Mercurio 16/Sep/2014: http://www.emol.com/noticias/internacional/2014/09/16/680461/lideres-politicos-britanicos-prometen-mas-autonomia-a-escocia-a-2-dias-de-referendum.html

[2] “Cameron promete más autonomía a Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte”. La voz de Galicia 20/Sep/2014: http://www.lavozdegalicia.es/noticia/internacional/2014/09/20/cameron-promete-autonomia-inglaterra-gales-irlanda-norte/0003_201409G20P4991.htm

[3] Cameron, Miliband y Clegg… 10/Sep/2014 Noticias de Navarra. (http://www.noticiasdenavarra.com/2014/09/10/mundo/cameron-miliband-y-clegg-visitan-escocia-ante-el-temor-de-que-gane-el-si

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