Ferguson desata su furia tras decisión del jurado de no presentar cargos contra oficial que mató a Michael Brown

La muerte del joven afromericano de 18 años Michael Brown en agosto pasado, a manos del oficial de policía Darren Wilson, ya había desatado una ola de disturbios en Ferguson, localidad del estado de Missouri.

Por eso, la tensión ya estaba instalada a la espera de si el jurado formularía cargos en contra del oficial blanco por brutalidad policial, especialmente por haber disparado en seis ocasiones hacia Brown en circunstancias que éste no se encontraba armado.

La decisión del jurado se habría basado en que no existían pruebas suficientes para probar el exceso policial, y a penas se supo la decisión, una serie de disturbios, incendios y saqueos comenzaron tras las protestas de la comunidad afroamericana. Incluso horas más tardes, los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad se extendieron a las principales ciudades norteamericanas.

Bajo las consignas «no hay justicia, no hay paz», los manifestantes de Ferguson se enfrentaron a la policía que utilizó gases lacrimógenos para dispersar a la masa enfurecida. Los mismos gritos de protestas se trasladaron a localidades como New York, Washington, Seattle, Los Angeles, Oakland, y Chicago. En pleno Times Square, manifestantes arrojaron un líquido que imitaba sangre al rostro de uno de los oficiales de policía.

La imagen de una patrulla policial en llamas fue quizás una de las postales más gráficas de cómo la violencia se desató con furia en contra de la autoridad tras la polémica decisión del jurado.

En tanto, el padre de Michael se mostró devastado ante la determinación judicial.»Estamos profundamente desilusionados por el hecho que el asesino de nuestro hijo no tendrá que responder por sus acciones», afirmó ante la prensa, y más tarde llamó a la calma señalando que «responder a la violencia con violencia no es la respuesta».,