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Pan para hoy, hambre para mañana: el fracaso del pie en el gobierno y otro en la calle

Por: admingrs | Publicado: 28.11.2014

partido comunistaEn la madrugada del 26 de noviembre se conoció el resultado de la FEUSACH y este arrojó una victoria del grupo “Somos Usach”, imponiéndose sobre la lista de la nueva mayoría. Esto marca una importante derrota para el oficialismo considerando el liderazgo que podría alcanzar la USACH en la CONFECH dada la derrota del NAU en la UC.

Esto no es algo nuevo, a las derrotas en otras organizaciones estudiantiles se suman las divisiones al interior del Colegio de Profesores, hecho que generó polémicas declaraciones de Bárbara Figueroa, militante comunista, presidenta de la CUT, declarando en público en contra  actores movilizados. El fenómeno es un indicador de las complejidades que posee la inserción social de la Nueva Mayoría y en lo particular, el desafío que esto genera para el Partido Comunista – partido que mantuvo una hegemonía en la mayoría de los espacios sociales, y que hace tiempo está viendo debilitada su presencia.

La tesis de un pie adentro y uno en la calle es compleja, es una relación lograda por pocos en la historia. Y es que por definición básica el movimiento social es conflicto, oposición, rechazo, tensión, mientras que estar en las instituciones políticas implica gobernabilidad, orden, estabilidad. ¿Cómo ser parte del orden y del conflicto a la vez?

Hay algunos casos de relativo éxito, por ejemplo el chavismo (pese a la mala prensa). Ahí se optó por utilizar el descontento para tensionar a los adversarios políticos, a la vez que educar y explicitar los límites de la política institucional. Esta forma –mal llamada populista- implica asumir el conflicto no entre sociedad y gobierno, sino entre sociedad + gobierno contra el orden hegemónico, es decir poner el gobierno al servicio de la transformación. De esta forma el pueblo no ve traición ya que de no obtener una victoria política sabe que el problema no pasó por falta de voluntad de las personas que eligió.

En Chile la estrategia de un pie dentro y otro en la calle no se podría aplicar. En primer lugar, fuera de las presumiblemente buenas intenciones  del PC de transformar la sociedad, su alianza política-electoral está formada por actores que –para los objetivos de transformación- son parte del problema y no de la solución, es decir, actores de orden.  En segundo lugar, la estrategia que usó y sigue usando la ex Concertación- Nueva Mayoría es la gobernabilidad conservadora, lo que implica orden, medida de lo posible y consenso.

Sin embargo la estrategia en Chile es distinta, por lo que un pie dentro y otro en la calle no se podría aplicar. En primer lugar, fuera de las presumiblemente buenas intenciones  del PC de transformar la sociedad, su alianza política-electoral está formada por actores que –para los objetivos de transformación- son parte del problema y no de la solución, es decir, actores de orden.  En segundo lugar, la estrategia que usó y sigue usando la ex Concertación- Nueva Mayoría es la gobernabilidad conservadora, lo que implica orden, medida de lo posible y consenso. Eso es lo que manifiesta Camilo Escalona cuando señala que tienen un compromiso con todo el país y deben gobernar para todo el país, no sólo para quienes lo eligieron, lo que implica buscar acuerdos con todos. Esta visión de Escalona apunta a una cosa: administrar y consensuar, dejando de lado las vocaciones de transformación y la utilización del gobierno como una herramienta de lucha, sin entender que ¡la política es conflicto!

Teniendo esa convicción de la política, el resultado es negociar sin límite, sin importar si el resultado desnaturaliza las intenciones de una medida. Desnaturalizar una ya tibia reforma tributaria, negociar una tibia reforma educacional, en fin. De hecho ¡ya no se habla de la constitución!.

El pueblo (ciudadanos o electores como prefieren otros), ve a un grupo de representantes que pese a tener supuestamente mayoría parlamentaria (lo de la DC es tema aparte), están dispuestos a ceder y transar ilimitadamente sin golpear la mesa fuerte y pasar a la ofensiva defendiendo las posiciones por las que fueron electos.

Ahí en más el resultado es claro: pérdida de apoyo.  Las encuestas que pueden ser manipuladas y en ningún caso son neutras ideológicamente, son claras al mostrar una disminución en el apoyo al gobierno y a sus medidas emblemáticas. Este dato nada dice sobre qué se entiende por “rechazo”. Uno podría suponer que el rechazo tiene que ver con una oposición a la estrategia de transar, consensuar y desnaturalizar las propuestas, es decir una crítica desde la izquierdización de la sociedad. Sin embargo, la interpretación que ha dado la derecha y los medios ha sido que el rechazo tiene que ver con oposición a los fundamentos y fondo, es decir se ha creído -o querido creer- en que es una crítica por derechización de la sociedad. Con ello, se genera un incentivo perverso y la Nueva Mayoría refuerza la estrategia de negociación y consenso, lo que puede solventar una coyuntura adversa en la política, pero que en el largo plazo implica una mayor frustración y distancia con la sociedad, incrementando las tensiones en lo político.

El segundo resultado tiene que ver con lo que ya señalábamos: la pérdida de inserción social, particularmente del PC. Este fenómeno suele ser lento y paulatino, puede tener incluso avances en sectores que antes estaban a la derecha del PC como el Colegio de Periodistas, pero en el largo plazo podría implicar un fuerte debilitamiento del apoyo y legitimidad social sufriendo lo que el PS vivió hace años, y la interrogante no es menor… ¿qué sería del PC sin base social?

Por el momento, la fragmentación de los actores que están a la izquierda de la Nueva Mayoría, les permite un cierto respiro. No hay actualmente espacios articulados  que puedan llenar los posibles vacíos generados. Así la derrota a la Nueva Mayoría en algunos espacios es dada por el “bloque de conducción”, en otros por sectores mal llamados “ultra” e incluso las derrotas vienen por la derecha en el caso del NAU en la UC, donde manteniendo la hipótesis inicial, se podría decir que la inserción en el Ministerio de Educación les pudo haber pasado la cuenta, disminuyendo la cantidad de votos en su sector político.

Por el momento, en miras al próximo año y ante una CONFECH que será adversa al gobierno, un Colegio de Profesores en tensión y una CUT que enfrentará reformas laborales, hay tiempo de reflexionar dónde se jugará el PC la mayoría de sus fichas: en el pie de dentro o el pie de la calle. Quedó claro que, con ese sistema de alianzas y la forma de conducción política de la Nueva Mayoría, en ambos lados no se puede estar.

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