Josefa Errázuriz admitió haber prestado palacio municipal para el matrimonio de su sobrino

Una dura polémica golpea a la alcaldesa de Providencia, Josefa Errázuriz, quien admitió que pasado 28 de junio de 2013 facilitó el edificio municipal de su comuna, conocido como Palacio Falabella, para que su sobrino, Diego Brugnoli Errázuriz pudiera efectuar la ceremonia de su matrimonio civil.

El hecho, quedó plasmado en un artículo del diario electrónico El Mostrador. «El viernes 28 de junio de 2013 no fue un día como cualquier otro en la Municipalidad de Providencia. Los funcionarios que, al caer la tarde, trabajaban en el edificio consistorial, el magnífico Palacio Falabella, vieron aparecer a personas muy elegantemente vestidas de cóctel. También observaron cómo algunos niños pequeños corrían por el interior del edificio levantado por el arquitecto italiano Guillermo Masenlli. Mientras, la alcaldesa Josefa Errázuriz, quien lucía más elegante que de costumbre, saludaba familiarmente a los recién llegados –que no eran vecinos de la comuna– en el segundo piso», señala la nota.

«Lo que ocurría era la celebración del matrimonio de Diego Octavio Brugnoli Errázuriz, sobrino de la alcaldesa de Providencia, con Paloma Francisca González Rojas. Errázuriz puso a disposición de su familia el palacio consistorial para realizar la ceremonia civil y la posterior fiesta. La ofició una funcionaria del Registro Civil de la comuna en la oficina de la autoridad edilicia, ubicada en el segundo piso«, detalla el artículo.

A la ceremonia no concurrieron más de treinta personas, y luego del trámite legal celebraron en la misma sala donde hoy sesiona el Concejo Municipal con un brindis de champaña, y según denuncia el artículo, Errázuriz nunca informó por canales oficiales o extraoficiales del hecho

Según consigna Emol, la jefa comunal admitió el hecho por medio de un escrito.

«Por razones especiales autoricé el uso de la terraza de la alcaldía, participaron además de los novios, sus padres y hermanos así como mis hijos y yo«. Y agregó que, al finalizar la ceremonia civil, «compartimos un espumante que financié de mi bolsillo».