Sin embargo, y más allá de los cambios de versiones tanto del canciller como del organizador de la particular velada, el episodio pone en el tapete alguno de los atributos que Heraldo Muñoz imprime a su gestión al mando de las relaciones exteriores de Chile.
Esto porque, muy por lejos del canon nacional, las cenas en altamar a bordo de exclusivos yates con el fin de recaudar dineros no son una práctica extraña en Nueva York. Sin embargo, Muñoz vivió y estudió Estados Unidos, y asumió el año 2000 como embajador ante la ONU. Antecedentes que podrían explicar en parte su mixtura y cercanía con las prácticas de la socialité estadounidense.
Para Mayol, la polémica que se ha generado en torno a la cena en el yate newyorkino “daña bastante el tipo de perfil construido por Michelle Bachelet y su mundo, y lo pone en una configuración de elite muy radical. Ahí hay un costo importante”, pero destaca el blindaje que ha demostrado tener Muñoz en esta pasada. “Heraldo Muñoz muestra en ese hito, y en sus consecuencias posteriores, que tiene cierto nivel de capacidad para ser resiliente a cualquier problema”, destaca el sociólogo.
Mayol, eso sí, asegura que “es un muy mal político en las crisis”, aludiendo a sus erráticas declaraciones, y recuerda un episodio anterior en la política que ya había puesto a prueba su capacidad. Para el caso de los sobresueldos, el sociólogo recuerda que en una declaración ante la prensa, “abrió el posible flanco tributario que significaban los sobresueldos y lo hizo como pensando en voz alta frente a varios periodistas. (…) Aquí pasó lo mismo, él abrió más flancos dejando entrever que había extranjeros y la verdad es que su manejo político ha mostrado no ser tan bueno, pero sin embargo se le ve muy sólido en su lugar porque ha demostrado capacidad de articulación”, finaliza Mayol.
Las dificultades en el vecindario
Para el analista internacional Pablo Jofré, la evaluación de la gestión de Heraldo Muñoz pasa principalmente por el carácter del cargo que ostenta, pero asegura que “ha cometido errores”.
Para Jofré, en las relaciones con Bolivia, y últimamente con Venezuela, “ha repetido errores que cometió en cierto momento la DC de opinar sobre temas que son resortes propios del gobierno venezolano”.
Incluso, plantea que la pregunta se puede hacer a la inversa: “¿Le gustaría a Bachelet que el gobierno de Maduro se presentara como un mediador del conflicto que tiene con el mundo mapuche?”, cuestionó el analista.
En ese sentido, el analista remarcó el necesario respeto que Chile debe mostrar a “un gobierno constitucional, que tiene una continuidad con el chavismo, que ha ganado una serie de elecciones, y es reconocido por el mundo como un gobierno legítimo”.
“Una opinión como la de Heraldo Muñoz, canciller chileno, no sólo cae mal sino que resulta inapropiado, ni consecuente con las relaciones de respeto que debiéramos tener como países”, indica.
Para el analista, la alta aprobación ciudadana que muestran las encuestas hacia la figura de Muñoz no resulta muy relevante, “ya que dependen mucho de si salen en la prensa, y no necesariamente porque tengan una alta aprobación están realizando una buena labor”, indica.
Jofré destaca sin embargo el perfil político de Muñoz. «A diferencia de Alfredo Moreno, que era empresario, él tiene una muñeca y visibilidad política. No fue colocado ahí para gestionar el comercio chileno, Heraldo Muñoz está ahí para su gestión política«, indica el analista.
«Muñoz es un tipo que sabe su oficio, conoce la actividad, tiene experiencia y conoce a muchas figuras internacionales. Está presente en el mundo», resume Jofré.