Esto, en medio de un Caso SQM que golpea fuertemente al PS y en que incluso se ha mencionado al entorno del propio Martner, por sus vínculos con Chile 21 y con el ex tesorero del partido durante su presidencia, Milton Lee. Al respecto, el dirigente ha dicho que «he leído en la prensa un conjunto de detalles sobre las actividades de la imprenta de Milton Lee que manifiestamente sólo pueden venir de filtraciones de la Fiscalía, entonces, yo a estas alturas me pregunto si la Fiscalía está dedicada a difamar personas o a investigar».
Más allá de esa situación, Martner explica acá sus razones más profundas para desconfiar del sector Nueva Izquierda, del cual formó parte, y las duras críticas hacia el «oportunismo» que invade a Escalona y sus seguidores.
En su blog argumenta las razones para bajar su candidatura, y junto con apoyar a Isabel Allende, afirma que el sector conservador del PS había transformado al Socialismo en un pilar del partido del orden, ¿por qué llama a ese sector de esa forma y cuál es su mayor desacuerdo con esa línea?
En primer lugar, hay que constatar que Chile tiene una necesidad de refundación institucional, y al mismo tiempo, de reformas estructurales en lo económico-social. En relación a ambos temas, el partido del orden se impone y desgraciadamente un sector del PS, no por razones doctrinarias sino que más bien por oportunismo, se ha transformado en aliado al partido del orden. Y Camilo Escalona, al descalificar como fumadores de opio a los que somos partidarios de una Asamblea Constituyente para reformar la institucionalidad, se pone del lado del partido del orden. Y al mismo tiempo, al criticar la profundidad y el ritmo estructurales del actual gobierno, hace lo mismo.
Lo que uno observa es que está en curso es un intento de toma del poder en el PS por parte del partido del orden, y en mi opinión, también una búsqueda posterior de copar el gobierno, y de esa manera impedir que se haga una asamblea constituyente, que se hagan reformas estructurales, y en particular las que tienen que ver con cuestiones laborales.
Frecuentemente en política, uno no logra lo que quiere, y tiene que buscar hacer avanzar lo que se acerque más a lo que uno quiere, y en ese sentido, uno constata que en el PS la persona que reúne más fuerzas para impedir que esta rama del partido del orden tome el poder, es Isabel Allende. Sin perjuicio de eso, en la primera vuelta interna sigo apoyando la lista llamada «Tercera Vía-Socialistas por una Asamblea Constituyente»
En ese contexto, creo que hay que hacer todos los esfuerzos para que el PS no siga siendo uno más de los partidos del orden, sino lo que siempre ha sido, es decir, parte del partido del cambio.
El tema constitucional también estaba planteado en el programa de gobierno, pero ha ido perdiendo el ímpetu inicial, ¿Qué tan abierta está esa posibilidad de plantear una AC como alternativa viable?
Justamente en esta crisis ha puesto en evidencia algo que hemos dicho hace mucho tiempo, que es la captura del sistema político por el sistema económico. Eso se ha puesto en evidencia a través de lo que va conociendo en el financiamiento ilegal de campañas. En ese contexto, el sistema político está detenido, paralizado. Y lo que se requiere ahora es volver a poner en marcha el tema para avanzar, poner fin a las instituciones en colapso de la constitución del 80, que tienen que ser reemplazadas por un proceso constituyente, que se convierta en este gobierno en una Nueva Constitución, y que el mecanismo sea la alternativa más participativa y civilizada que se conoce, que es la AC. Todo lo demás, ya sean comisiones bicamerales o de expertos, no van a tener la legitimidad que puede tener el pronunciamiento directo del pueblo.
Usted afirma que el sistema político está capturado por el poder económico oligárquico, a raíz de la cercana relación entre ambos mundos que ha quedado en evidencia. ¿Cómo evalúa esta relación considerando, por ejemplo, los actuales vínculos de Enrique Correa con SQM, empresa a la que asesora?
En lo que a mí respecta, siendo presidente del PS hace 10 años, planteé la incompatibilidad entre ser lobbista y ser militante del partido. A raíz de eso, Enrique Correa renunció al Partido Socialista y ya no pertenece al mundo socialista. Esas declaraciones y actitudes me costaron no seguir siendo presidente del PS, pero el fondo del asunto es que se viene observando hace mucho tiempo este fenómeno de captura.
¿Y específicamente de la cercanía que tiene Enrique Correa con Isabel Allende? ¿Eso no le genera algún ruido?
Por supuesto. Por eso es que no formo parte de su corriente interno ni nada de eso. Pero en todo caso, tengo entendido que en esta pasada, Correa está apoyando a Camilo Escalona.
Con todos los involucrados que han salido en el caso SQM, ¿Qué pasaría si en un minuto surgen nombres importantes vinculados a la candidatura de Isabel Allende como parte de los financiados por esa empresa?
Yo no quiero contribuir al clima de caza de brujas. Si eso llegara a pasar, mejor preguntarse en ese momento pero por ahora no hay evidencias en ese sentido.
En el ambiente político ronda la idea de un acuerdo político para superar la crisis, que partió desde la UDI pero ha tenido eco en sectores de la Nueva Mayoría ¿Es plausible ese escenario para usted?
Creo que hay que descartar de plano cualquier tipo de filiación que impida que funcione el poder judicial en perseguir los delitos. Me parece que eso sería completamente inaceptable. Otra cosa es que sea necesario que el sistema político discuta sobre cómo se reforma el financiamiento de la política; que se impida la donación legal de las empresas y que sean castigadas cuando donan ilegalmente; a su vez, que eso tenga consecuencias para las personas que son elegidas con trampa, perdiendo el escaño; disminuir de forma drástica el máximo de gasto en las campañas; y así sucesivamente sobre temas de saneamiento público que es indispensable que sean legislados. En ese aspecto, no creo que tenga que haber un acuerdo, sino un trabajo parlamentario en donde cada cual verá ante la opinión pública si están de acuerdo o no. Yo quiero ver cómo vota cada parlamentario frente a la necesidad de que se pierda el escaño, de que haya consecuencias cuando se producen financiamientos ilegales de las campañas. Aquí no puede ser que alguien al año haga que el tema se olvide. No, aquí se tiene que perder el escaño. Ese es desafío esencial; ninguna cortapisa a la labor de la Fiscalía, pero al mismo tiempo avanzar en una legislación que separe el dinero de la política.