«Los obispos buscan contribuir a una reflexión y diálogo que esperan se realice con respeto, ‘sin prejuicios, descalificaciones ni caricaturas, recordando lo que nos ha enseñado la historia acerca del derecho a la vida"», expone el documento.
Los sacerdotes expresaron que las tres situaciones planteadas por el proyecto «son excepcionales y dramáticas, donde el dolor se vive al límite: ‘El aborto en ningún caso aporta sanación a dichas vivencias traumáticas. El aborto nunca es terapéutico"», argumentaron.
Respecto a los casos de inviabilidad del feto, los obispos manifestaron que «aunque el respeto a la vida y la dificultad de un certero diagnóstico impiden fundamentar la necesidad del aborto para estos casos», el aborto no reduce el drama personal de las mujeres y sus familias. Por ello, pidieron centrar los esfuerzos en programas de acompañamiento y acogida.
Por último, respecto a una violación, la visión de la iglesia católica es que no es «humano privar de la vida al más indefenso e inocente, que es su hijo».