Marisa Matamala es una de las fundadoras de la Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe, cirujana, integrante de la Articulación Feminista por la Libertad de Decidir y especialista en salud pública y género en Chile. En entrevista con ElDesconcierto.cl, reflexionó sobre la situación actual de la discusión sobre el proyecto del aborto en el Parlamento.
¿Cuál es su análisis de la actual propuesta de despenalización del aborto en tres causales?
Nosotras pensamos que tú o planteas el aborto desde una visión de los derechos y libertades de las mujeres o lo planteas desde una posición sanitaria que es muy restrictiva y que de verdad no está pensando desde una mirada de derechos y un enfoque de género.
El gobierno decidió acoger la petición de la DC de postergar la discusión parlamentaria, incluso teniendo mayoría para aprobar el proyecto en el Parlamento. ¿Cómo se analiza este comportamiento desde la vereda que demanda un aborto libre?
No podría decir a ciencia cierta por qué el gobierno no lo hace. Lo que me parece es que una vez más los sectores que podríamos llamar, entre comillas, de izquierda, no tienen la convicción suficiente respecto de los derechos y libertades y ese pasa a ser un tema negociable para la gobernabilidad, tanto con determinados partidos políticos, como con las iglesias que, desde sus verdades reveladas, se oponen al ejercicio de los derechos de las mujeres.
Yo diría que esa es la razón principal, porque dentro de la Nueva Mayoría hay sectores de la DC que se oponen y frente a eso -ya lo vimos hace una semana atrás- se negocian los derechos de las mujeres, se aplazan los proyectos, por malos que sean, y se está mirando qué pasa con la gira del Papa, con la posición de la Iglesia Católica… todo eso está jugando y frente a aquello, las mujeres son siempre negociables. No existe voluntad política suficiente como para poner coto a todas estas presiones, que están permanentemente diciendo que tienen que negociar con ellos. La decisión fue tomada en La Moneda, claramente.
¿Qué opina de la polémica que provoca la causal de violación y de quienes la defienden, sosteniendo que es la única causal que considera la voluntad de la mujer?
¿Qué violencia mayor que quienes decidan esto digan que no tiene validez? ¿Cuáles grados de violencia son necesarios para sensibilizarse? ¿Cómo puede un Parlamento, con una mayoría de hombres que jamás podrán comprender la subjetividad de las mujeres ni mucho menos la relación que tienen con sus propios cuerpos, decidir en estos términos? Evidentemente consideran que tendría que estar en peligro de muerte una mujer para que pudieran consentir en que el aborto se hiciera en esas condiciones.
Yo insisto: ¿quién puede hacer una gradación respecto de la violencia que implica cualquiera de las causales por las cuales las mujeres abortan? No puede hacerse una excepción ni con la violación ni con las mujeres que deciden que no pueden tener más hijos porque no tienen una situación económica para darle una vida humana y digna a esos hijos e hijas. O una mujer que tiene un proyecto de vida por delante y que va a tener que renunciar a eso. Todas las causales son válidas y toda negación a la decisión libre de las mujeres es una violencia contra ellas.
Recientemente, el diputado Hasbún señaló que la causal de violación serviría como excusa para que más mujeres abortaran. ¿Qué opina al respecto? Hay quienes piensan que la incomprensión de los parlamentarios refleja la violencia a la que estamos sometidas.
¿Cómo analiza el rechazo que produce el aborto en algunos sectores que dicen defender la vida, en contraste con la indiferencia y omisión de los mismos respecto a los casos de niñas violadas y embarazadas a temprana edad?
La OPS/OMS hizo una investigación en el 2014 que dice que la mayoría de las mujeres que en su vida adulta aceptan por años la violencia física o sexual con sus parejas, son mujeres que, cuando adolescentes, se embarazaron muy pequeñas y entonces, comparado con las mujeres que tuvieron hijos después de los 16 ó 17 años, esas mujeres tienen significativamente posibilidades de subordinarse a la violencia mucho mayor que aquellas que no sufrieron abuso durante su infancia.
Eso te da una medida de que no se trata solo de que te violaron y tuviste un hijo, sino que es algo que te está marcando toda la vida. Incluso en el caso de las mujeres adultas, porque la violación no siempre ocurre por parte de un extraño o desconocido: las violaciones que se dan al interior de las parejas o de los matrimonios. De esa violencia no se habla, no ha sido nombrada en Chile. En Perú, por ejemplo, en las propuestas que levantan las mujeres y abogadas feministas, ellas dan cifras de 35 mil embarazos anuales productos de violación al interior de las parejas. Ellas han levantado esas cifras a través de una investigación hecha a lo largo del país. El cartuchismo de nuestro país no permite todavía que hablemos de aquello, pero hay muchos aspectos de la violación que no están siendo tocados, simplemente porque no se quiere ahondar en la violencia que eso significa.
Desde el mundo político se cuestiona si estamos preparados para enfrentar la despenalización del aborto. El camino se ve bastante incierto incluso para algunos sectores feministas que, sin estar conformes con este proyecto, esperan que implique un avance, ¿qué piensa que ocurrirá?
Yo no voy a torpedear el proyecto, pero en 1931 en Uruguay existieron ya las causales. Y en el 2014 recién se pudo aprobar la ley por aborto sin restricciones. Piensa tú cuántas mujeres tuvieron que abortar en clandestinidad durante esos tremendos plazos, que son decenios. El feminismo que siempre ha sido osado, valiente y transgresor no puede estar de acuerdo con que los mínimos son alentadores.
Yo creo que no hay familia en este país que no haya tenido alguna proximidad con algún caso de aborto, pero temen hablar de ello y por lo tanto, no vamos a saber si tiene mayoría de edad o no el país. ¿Quiénes son la clase política como para decidir si estamos o no preparados? Mis abuelas regularon la fertilidad igual que en Argentina y Uruguay a comienzos del siglo pasado, a través del aborto, del coitos interruptus y los condones. Ya sea ir a hacerse remedios, ir al doctor o la matrona, era la normalidad en cuanto a la regulación de la fertilidad.