Andrés Pérez, el gran renovador del teatro chileno, murió de SIDA, el año 2002. Por entonces la prensa (yo era parte de esa prensa) anunció que el destacado director chileno murió de “una larga y triste enfermedad”. ¿Cuántos eufemismos vale una vida infectada con el virus me pregunte por aquellos años? Andrés Pavés actor y diseñador murió de SIDA por la misma época; el poeta Antonio Silva, murió de SIDA hace no mucho, sumido en el más triste encierro y abandono porque su familia no quería que nadie lo viera. Hija de Perra murió de SIDA dejando una deuda de 58 millones de pesos en la Clínica Dávila, después de tres meses de coma. Tras su muerte la clínica traspasó la deuda a su familia. Por éstas y por otras tantas razones me parece que es un buen momento para nombrar lo innombrable. El SIDA existe en Chile y también se lleva a la gente que nos importa.
Según mi último examen de hace un año atrás yo no tengo VIH, sin embargo, ¿Quién puede asegurar con certeza que no tiene VIH? ¿Cómo podemos saberlo? , ¿Cuál es a verdad del periodo de ventana? , ¿Cuánta gente sabe dónde y cómo hacerse el examen en Chile? , ¿Cuánto cuesta? Los que hemos pedido el test en el servicio público de manera preventiva hemos tenido que soportar la inmediata mirada de condena de todo el personal médico, algo asi como la inscripción de la palabra promiscua (o) u / o cochina(o)en la frente. También hemos tenido que firmar una declaración jurada de que nos hacemos responsables de lo que estamos pidiendo. Es decir hemos pasado al oscuro salón de la condena social, por el solo hecho de solicitar el examen. Por querer saber.
No es fácil en el reyno del eufemismo saber si estas infectado o no. Tampoco es fácil acceder a preservativos ni en las tiendas ni en los hospitales, que sólo reparten condones para uso vaginal, como si nadie en Chile practicara sexo anal. De eso me enteré justamente en las clases de venéreas que dictaba Hija de Perra, clases que el Fondart no quiso financiar pese a haberlas evaluado excelentemente, porque “El país no estaba preparado para ello”. No hay publicidad de preservativos en las carreteras, ni en el metro, ni en los diarios, ni en la radio ni en la televisión. Su uso aun es condenado por la iglesia católica que pone trabas criminales y el grito en el cielo cada vez que el gobierno intenta hacer una campaña de prevención realista. Información hay poca y a la falta de campañas de se suma la carencia de leyes que protejan y reconozcan los derechos de los infectados, porque la palabra aun huele a azufre y la gente prefiere no decirla como si al no decirla no existiera. Y así es como un grueso muro de silencio e ignorancia va separando y condenando a los cuerpos VIH positivo.
Todos sabemos que hay muchísima gente que convive con el virus y que lleva vidas bastante mejor orientadas que todo el resto. A estas alturas de la historia, aquellos bebes que nacieron con SIDA, entre las décadas de los 80 y 90, los que no murieron, ahora son jóvenes, estudian, producen, pagan impuestos, y viven con el fantasma de la enfermedad innombrable ¿Está preparada la sociedad chilena para incorporar sin patologizar a los cuerpos VIH positivos que ya existen y a los que vendrán?¿O pasarán a formar parte de la cada vez más grande lista de los invisibles?
SIDA SIDA SIDA, SIDA, SIDA, SIDA, SIDA yo lo digo, lo nombro y me pongo una camiseta que dice “soy VIH positivo” aunque no lo sea, porque cuando un amigo muere de SIDA, todos tenemos SIDA.
Es la doble moral, el cinismo y el conservadurismo criminal que se impone en todas las materias de la esfera pública de este país, desde la educación, pasando por las leyes y el presupuesto, lo que está matando a nuestros amigos. El oscurantismo sólo ha servido para expandir más el virus y para degradar hasta lo indecible el desenlace de los cuerpos VIH positivo. Basta de boca cerrada, basta de patologizar, basta de estigmatizar y basta de lucrar con “el secreto”. El SIDA existe como existe el cáncer, como existe la diabetes, como existe la sífilis y la gonorrea y el papiloma presente en la gran mayoría de las mujeres con vida sexual activa. El Sida existe y necesita ser visible en las políticas de salud pública y necesita la aceptación de toda la sociedad y sobre todo necesita del final de la vergüenza. Que la muerte de nuestros amigos no sea tan en vano.
Registros de fotografías de Ociel Alvarez y Gina Ferrada.