La toma de los indígenas, provenientes de las comunas de Collipulli, Ercilla, Pidima, Victoria, Vilcún, Lautaro, Galvarino, Nueva Imperial y otros territorios de Arauco, duró 22 días y buscó exigir la devolución de las tierras ancestrales del pueblo mapuche, además del fin a la militarización de las comunidades.
«Queremos denunciar y repudiar enérgicamente el desproporcionado actuar del Grupo de Operaciones Especiales (GOPE) de Carabineros, quienes de manera cobarde y mientras la mayoría dormía, amparados en la oscuridad de la noche, aprovecharon el momento para ejercer violencia descarnada y descontrolada en contra de nuestra gente, y sin mediar conversación alguna, ingresaron al edificio haciendo uso indiscriminado de la violencia, lanzando bombas de ruido y gases lacrimógenos, todo esto sin importarles ni tomar en cuenta la presencia de niños y mujeres, de la que incluso fueron advertidos en todo momento«, recalcaron.
«El desalojo violento del que hemos sido objeto ha sido la respuesta que han dado las autoridades nacionales y regionales del Estado chileno a las demandas de desmilitarización y devolución del territorio ancestral mapuche que han hecho nuestras comunidades, cerrando la posibilidad al dialogo y reprimiendo a nuestra gente, dando una señal clara de cuál será su postura frente a las históricas demandas del pueblo mapuche», recordaron.
Por ello, llamaron a las distintas comunidades mapuche a organizarse y materializar acciones políticas, con el fin de dar a entender «que los mapuche no respondemos a la institucionalidad política y administrativa del Estado de Chile, que los procesos de recuperación territorial seguirán su curso y que los predios ya recuperados deben ser controlados por nuestras organizaciones».