Expertos critican uso de conferencias sin preguntas: «Es antiperiodístico»

“Ustedes querían que yo hablara, y hablé. No voy a responder ninguna pregunta. Si ustedes quieren saber lo que digo lean mi Facebook y se acabó”, decía Erika Silva, asesora de Sebastián Dávalos, en una conferencia en la que podría haber resuelto dudas clave sobre el Caso Caval.

Lo propio había hecho el mismo Dávalos antes, Ena Von Baer, Iván Moreira, Fulvio Rossi, Michelle Bachelet y esta práctica vio su última expresión en la renuncia de Pablo Longueira a la UDI.

El histórico dirigente gremialista rechazó esta semana aceptar las preguntas de la prensa y se limitó a leer una declaración que tenía preparada, en la que insistió en su inocencia y criticó duramente a los medios de comunicación que, a su juicio, los condenan antes de haber resoluciones de la justicia.

Pero lo que despertó críticas fue que, al no aceptar preguntas, el ex senador no explicó por qué el documento que le envió el ex gerente de SQM, Patricio Contesse, terminó siendo idéntico al proyecto de ley del royalty minero que significaba beneficios tributarios para la empresa.

“Es algo que no tiene sentido. Si no te permiten hacer preguntas, que te manden una declaración escrita, si todos sabemos leer. Y desde el ejercicio periodístico se está validando esta práctica. Entonces la mitad de la responsabilidad es nuestra”, afirma Pedro Santander, director del Observatorio de Comunicación y Medios de la Universidad Católica de Valparaíso.

Sobre el caso específico de Pablo Longueira, la presidenta del Colegio de Periodistas, Javiera Olivares, enfatizó en que no se trata de cualquier persona pública, sino de un ex parlamentario, ex ministro de Estado y ex candidato a la presidencia. “Es complejo que eluda preguntas de los medios respecto de una situación que está siendo investigada y que podría ser constitutiva de delito. Queda poco espacio para pensar que aquí no hubo una situación reñida con la ley respecto del contenido de los correos que hemos conocido”, asegura.

Para Santander, esta se trata de una práctica antidemocrática y antiperiodística, porque no habría gran diferencia en que se enviara una declaración pública en vez de convocar a un punto de prensa sin derecho a preguntar. “Haría un llamado a que cuando este ocurra, los periodistas se retiren, dejen los asientos vacíos y hagan una expresión de su disconformidad con una práctica antidemocrática. No tiene ningún sentido, no vale nada ni enriquece en nada la labor periodística que ellos se queden”.

Estas conferencias sin contrapunto parecieran ser cada vez más comunes en la política chilena. Práctica que según la periodista y experta en ética de las comunicaciones, Lyuba Yez, la propia presidenta Bachelet ha aplicado con respecto a sus declaraciones sobre el caso Caval, aunque con salvedades. “Hay que destacar que la Presidenta al menos ha dado algunas entrevistas en las que se ha referido directa o indirectamente al asunto», agrega.

Lyuba Yez también destaca que una de las respuestas más difundidas -y criticadas- por la prensa durante su campaña presidencial, fue dada justo por negarse a responder una pregunta después de que fuera formulada y no antes: «Cuando ella dijo ‘Paso’, al menos la pregunta se realizó. Ahora, cuando a propósito del Caso Caval a su nuera Natalia Compagnon la formalizaron, en el fondo hizo una declaración a un montón de medios juntos y se retiró».

Javiera Olivares asegura que la transparencia debe correr para todos por igual: “Finalmente estos mismos personeros, como el propio Longueira, han sido muy críticos respecto de la defensa de la libertad de expresión en otros países. Lo que plantearía entonces es que se mida con la misma vara”.