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Abuso Policial: Periodista golpeado y detenido por tomar fotografía a Carabineros

Por: El Desconcierto | Publicado: 19.03.2016
El pasado lunes 14 de marzo, el periodista Diego Figueroa publicó un tweet desde el interior de una «cuca» de Carabineros denunciando golpes y una injusta detención por fotografiar el momento en que funcionarios de la institución se llevaban a una vendedora ambulante de jugos. Tras ser liberado, luego de horas detenido y sometido a humillaciones, Carabineros llegó a su lugar de trabajo para llevarlo de regreso a la Comisaría y así evitar acciones legales por parte del profesional.

El lunes 14 de marzo, Diego Figueroa, periodista de SoyChile.cl, salió de su trabajo junto a una colega para comprar un café. La cotidiana rutina tuvo esta vez una variante que modificó el resto de su semana. En la intersección de las calles Antonio Bellet con Pérez Valenzuela, carabineros y funcionarios municipales, se estaban llevando detenida a una vendedora ambulante de jugos. El periodista, con el objetivo de registrar el hecho, tomó una fotografía con su celular, «Yo le saqué una foto a la escena, después guardé el teléfono y seguí caminando porque tenía que irme a trabajar. No hablé con nadie ni me puse entre medio de nada, pero de repente llegó un carabinero, me dio un manotazo en el pecho y me dijo «Oye, qué estai haciendo, dame inmediatamente tus documentos». El periodista le explicó al funcionario que sólo portaba su pasaporte, ya que el comprobante de su carné recientemente extraviado estaba en la oficina, a pasos del lugar. «Le pasé el pasaporte pero él me dijo que no servía, que le pasara mi carné, entonces yo le dije que si me daba unos minutos mi compañera podía ir a buscarlo, pero me dijo que no tenía por qué esperarme y que me iba a llevar detenido por andar sin carné».

Pese a que, la ley señala que “la identidad se puede comprobar por medio de documentos de identificación expedidos por la autoridad pública, como cédula de identidad, licencia de conducir o pasaporte», el funcionario insistía en el certificado de reposición del carné, aún cuando en el mismo documento se especifica que este no reemplaza la cédula.

En ese intertanto, la colega de Figueroa ya había ido a buscar el papel solicitado por el suboficial. Pese a que ambos vieron que venía de regreso con el documento en la mano, el carabinero empujó al periodista al interior del furgón. «Él empezó a decirme que me subiera y yo me puse en el parachoques para hacer tiempo y que mi compañera lograra llegar con el papel, pero él me tomó de la ropa y me empezó a dar combos en la pera. Yo le pregunté que por qué me estaba pegando y él me respondía ‘no te estoy pegando’ mientras me seguía golpeando y me decía que fuera a constatar lesiones a ver si me creían. Al final, logró subirme a la cuca, a pesar de que mi colega ya había llegado con el papel. Así que ella se dedicó a sacarle fotos al carabinero, porque no nos quería dar su nombre ni decir a dónde me llevarían», recuerda el periodista. Se trataba del suboficial Pablo Allende.

Una vez subido al vehículo, el profesional publicó una fotografía denunciando en Twitter la detención de la que estaba siendo víctima, logrando rápidamente un masivo apoyo en redes que alcanzó casi 600 retuits.

Figueroa fue trasladado a la 19a Comisaría de Providencia, ubicada en calle Miguel Claro. «Cuando llegamos, me llevaron a un patio donde estábamos todos los detenidos de ese día: yo y cinco vendedores de jugos. El mismo funcionario que lo detuvo, cuyo nombre se negaba a entregar, se dirigió al joven y le dijo «A ti te voy a formalizar por desacato a la autoridad y por ursurpación de profesión», aún cuando se acababan de constatar los datos y la profesión del periodista.  Luego de permanecer dos horas detenido fue liberado sin cargos. De regreso a su oficina, las sorpresas para Diego Figueroa aún no acababan. Afuera de su lugar de trabajo, la misma camioneta municipal de Providencia, con funcionarios policiales en su interior, lo estaba esperando. «Ahí me pidieron que tenía que volver, que el Mayor quería hablar conmigo. Yo me negué, pero insistieron y fui». Una vez de vuelta en el lugar, fue recibido por el Mayor Cristián Ríos, máxima autoridad de la 19a Comisaría de Providencia. «Me estaba esperando en su oficina, y lo primero que hizo fue disculparse. Dijo que el procedimiento estaba lleno de errores, que por ningún motivo podían pedirme identificación por sacar una foto en la vía pública, aunque fuera un procedimiento policial y que mi pasaporte bastaba para constatar mi identidad, incluso desde el vehículo de Carabineros».

 

Tras ser consultado por el periodista sobre las razones de esta irregularidad operativa, el Mayor Ríos le contestó que el error se debió al apuro por detener a los vendedores. Tras escuchar las explicaciones, el joven lo increpó «¿Usted me está diciendo que cometieron un proceso equívoco porque estaban apurados?» a lo que Ríos respondió que sí. «Después le dije que como ciudadano y no como periodista, me surgía la pregunta de que cuántos procesos irregulares está haciendo al día Carabineros de Chile sólo por apuro», recuerda Figueroa. El Mayor le propuso iniciar una investigación interna, a modo de compensación.  Luego del encuentro, Ríos ofreció llevarlo de regreso a su trabajo en un vehículo policial, pero el periodista se rehusó y antes de retirarse por sus propios medios, se dirigió a Ríos e irónicamente le dijo: «Te agradezco el buen trato que me acabas de dar, te agradezco por darte el tiempo para escucharme y por recibirme en la comodidad de tu oficina, porque hace 30 minutos, yo estuve en este mismo edificio y el trato que me dieron fue absolutamente distinto, y es el mismo trato vejatorio que recibieron todas las personas que estaban detenidas conmigo». 

Para el profesional, el cambio radical responde a la presión mediática con la que se encontró Carabineros, «Se hizo una campaña súper grande en Twitter y como los Carabineros estaban logueados, les llegaron todas las notificaciones de lo que estaba pasando» dice Figueroa, señalando que lo único en lo que pensaba tras salir era que «Si esto le pasa a mi vieja, a mi tío o a mi papá, se joden. Cualquier persona que no tiene la red de protección que yo tuve tiene que tragarse el maltrato, la humillación y los golpes, y después si te he visto, mala suerte».

El afectado aseguró que esta violencia por parte de Carabineros en tan preocupante como tradicional: «Esta es una triste radiografía del país: los mismos ambulantes, las mujeres en las marchas, los estudiantes en las calles. En Chile, si tú tienes algún tipo de privilegio o seguridad, te salvas y si no, te jodiste».

Un día después de lo ocurrido, el joven se dirigió al Instituto Nacional de Derechos Humanos para pedir asesoría con el fin de iniciar posibles demandas por lo sucedido. Pero en el INDH le advirtieron que muy pocas demandas contra Carabineros logran llegar a puerto. Pese a que el periodista regresó, además, a la Comisaría para intentar emprender un proceso dentro de la Institución, sobre todo contra el suboficial Pablo Allende Poblete, responsable de las agresiones físicas y el procedimiento irregular que lo mantuvo detenido sin razón, no fue posible concertar un encuentro con el Mayor Ríos. «Estoy viendo cómo seguir, qué se puede hacer tanto por fuera como internamente. Lo estoy viendo con calma, pero lo que me preocupa es la impunidad. Yo entiendo que en todas las profesiones la gente se puede equivocar, pero acá hubo varios errores y un acto despótico de mostrar autoridad absoluta».

En 2013, Natalia Kamisato, Enrique Eichin y Germán Grunert -estos dos últimos, de la tercera edad- se querellaron contra Carabineros por agresiones recibidas tras la marcha estudiantil del 11 de abril de ese año, en la que resultaron afectados por balines de pintura disparados a la cara. Pese a que la causa arrastró un gran apoyo que incluyó marchas y apariciones en medios de comunicación, y aún cuando Eichin perdió su ojo derecho, la querella fue sobreseída por falta de pruebas. Así también ocurrió con casos más brutales como el de Manuel Gutiérrez, joven de 16 años asesinado por el suboficial Miguel Millacura, que hoy se encuentra en libertad por orden de la Corte Marcial.

 

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