La empresa Global SuperTanker había ofrecido su avión a Chile para combatir los incendios forestales dos días antes de que se concretara la donación de la chilena Lucy Ana Avilés.
Según consignó El Mercurio, Dieter Linneberg envió un correo electrónico al gobierno durante el 21 de enero, bajo el título «Disponible avión Super tanque incendios forestales».
La compañía propuso un arriendo de 30 días por un costo diario de 331.2oo dólares, con un gasto total de 9.936.000 dólares (6 mil millones de pesos). Chile tendría que hacerse cargo de financiar el combustible, agua y los agentes retardantes.
Mientras en La Moneda analizaban la propuesta, considerando el informe realizado por la NASA y unas pruebas realizadas con aviones Hercules C-130 en Biobío y La Araucanía en 2014, que descartaban el uso efectivo de aviones grandes en el combate de este tipo de incendios.
«Era una oferta bastante alta (…) Después de un par de días, una fundación ofreció pagar el importe del avión y traerlo en otras condiciones. Entre esa oferta de la fundación y el arribo del SuperTanker pasaron dos días, o sea, no hubo ningún retraso, fue súper rápido», explicó el ministro del Interior, Mario Fernández.