La propuesta de la legisladora Jessica Farrar, de Texas, propuso un proyecto en donde solicita que «todas las emisiones (de esperma) fuera de una vagina o de un centro médico conlleven a una penalización monetaria».
Bajo esta iniciativa, cualquier eyaculación que no tenga por propósito procrearserá considerada como «un acto en contra de un niño sin nacer», según consigna La Tercera.
De esta manera, los médicos tendrán que promover la abstinencia o la eyaculación en clínica, donde el esperma pueda ser almacenado y utilizado.
Sin embargo, aunque la idea parece seguir la línea de cualquier sector ultra conservador y pro vida, la parlamentaria, miembro demócrata de la Cámara de Representantes de Texas, introdujo la ley sabiendo que nunca se aprobará.
De hecho, el objetivo de Farrar es llamar la atención sobre las duras restricciones que el Estado impone a las mujeres cuando deciden someterse a un aborto.
Jessica Farrar, miembro demócrata de la Cámara de Representantes de Texas, que introdujo esta legislación la semana pasada, sabe que esta nunca se aprobará. La legisladora recordó, por ejemplo, un proyecto reciente, que pide a las mujeres enterrar o incinerar los restos del embrión producto de un aborto inducido o espontáneo u otra propuesta que establece como condición contar con la autorización de la pareja sexual para interrumpir un embarazo.
«Me puse a pensar que quizá lo que es bueno para uno es bueno para unos lo es para los otro», explicó Farrar a la BBC. «Si estamos tomando estas medidas por la santidad de la vida, simplemente no podemos desperdiciar ni una sola semilla», ironizó.
Actualmente, Texas mantiene una de las legislaciones más restrictivas sobre el aborto dentro de Estados Unidos. Además, es una de las localidades con mayor tasa mortalidad materna entre los países desarrollados.