Calentando el partido: La épica remontada liderada por el «Choro» Navia y Mirosevic contra Argentina en Buenos Aires

Era otra época. Corría el año 2003 y la selección chilena de Juvenal Olmos iniciaba su camino a Alemania 2006 enfrentando a su bestia negra, la Argentina de Marcelo Bielsa.

Un joven Mark González, el «Kalule» Meléndez, Nelson Tapia, el «Huaso» Álvarez y Reinaldo «Choro» Navia eran algunos de los nombres que entraban al Monumental de Nuñez. Zanetti, Aymar, Delgado y Crespo eran algunos de los jugadores de la Albiceleste que iniciaban su camino a un nuevo mundial, después del descalabro de la selección liderada por Bielsa en Corea-Japón 2002.

Argentina dominó el partido desde el comienzo. Toque rápido y ataque vertiginoso, esas características clásicas que después Chile conocería de la propia mano del «Loco» Bielsa.

D’Alessandro encara por izquierda, toca para el centro, la toma el «Kily» González que sorprende a todos con un remate de 20 metros que deja parado a Nelson Tapia. Golazo y 1-0 para Argentina.

El pelado D’Alessandro fue un dolor de cabeza constante para Chile, que no tenía cómo controlarlo. Toma la pelota, hace la pausa y con un pase entre líneas deja solo a Aymar, que se coló por la espalda de Álvarez sin que se diera cuenta. Con un notable toque define al palo contrario y a cobrar. Argentina gana 2 a 0.

El primer tiempo siguió igual. Delgado y González se tomaban las bandas, Verón y D’Alessandro y Aymar movían la pelota como querían y Chile no sabía qué hacer.

Pero no todo estaba escrito. Faltaban todavía 45 minutos de fútbol y Olmos decide ir por todo: manda a Milovan Mirosevic y a un joven Mauricio Pinilla a la cancha. Argentina se relajó y Chile aprovechó.

Primero, una larga pared que rompió una defensa que vio en la patriada de Mirosevic una acción inofensiva, pero que no podía estar más equivocada. El «Milo» entra al área y se manda un remate sin opción para el «Pato» Abbondanzieri. Golazo de Chile y el hombre de la UC besa el escudo de la camiseta mientras se devuelve con el balón para buscar el empate. Chile no estaba muerto.

Argentina no deja de atacar y Chile aprovecha la oportunidad. Pinilla recupera una pelota en mitad de cancha, inicia la carrera y la pasa al «Choro» Navia, quien se manda una jugada de antología: Controla con la derecha, la adelanta con la izquierda (dejando a los dos defensores trasandinos pagando) y remata de zurda al primer palo. Otro golazo chileno y el Monumental en silencio.

El partido se volvería más tenso. Walter Samuel se va expulsado por juego brusco en Argentina y, tras un tumulto en la cancha, tarjeta del mismo color para el «Huaso» Álvarez.

Después, el «Choro» Navia le hace honor a su sobrenombre y baja por detrás al «Kily» González, en una jugada en medio de la cancha y sin mucha trascendencia. Tarjeta roja para el goleador, que de todas formas recuerda hasta hoy esa épica jornada en Buenos Aires.

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