Las críticas al apoyo psicológico de la PUC tras suicidio de estudiante de Ingeniería Comercial

El pasado 12 de septiembre, los estudiantes de Ingeniería Comercial de la Universidad Católica debieron ser evacuados del edificio del campus San Joaquín luego de que una alumna de segundo año de esa carrera se suicidó al ingerir cianuro durante una clase de estética.

Se trataba de Joselyn Lavados, de 20 años, quien padecía sordera y depresión, y había sido expulsada de la universidad por malos resultados académicos. El caso de la joven no es el único: durante este año son cuatro los estudiantes que se han quitado la vida, mientras que en 2016 fueron dos.

Por eso, en un reportaje de The Clinic que reconstruye la historia de la joven, también se da cuenta de los cuestionamientos de la comunidad ante el sistema de apoyo psicológico de la universidad y la falta de flexibilidad académica en casos de depresiones severas.

La temida causal de eliminación

«No da abasto», señalaron los alumnos con acerca del primero, mientras que una egresada de la misma carrera publicó en un grupo de Facebook de la comunidad: “Sánchez, se te están suicidando los alumnos y tú seguí webiando con los fetos. Me importa una raja tu objeción de conciencia”.

En el establecimiento existe una unidad de apoyo psicológico para el total del alumnado (24 mil aproximadamente) de 20 psicólogos y 4 psiquiatras, que realizan en promedio 1300 atenciones mensuales, según explicó el director de Asuntos Estudiantiles, William Young, quien agregó que “se realizan un máximo total de 16 sesiones de psicoterapia focal, además de atenciones con psiquiatra si es necesario durante todo dicho tratamiento”.

Los alumnos deben pagar 30 mil pesos por cada sesión, que la universidad reembolsa 20 días hábiles después. Sin embargo, el problema es que quienes necesitan un tratamiento más extenso sin derivados al sistema público o privado de salud, donde cada estudiante o su familia deben correr con los gastos.

Por otra parte, existen críticas con respecto al proceso de desvinculación de estudiantes. El día en que Joselyn se suicidó, había sido notificada de su expulsión de la universidad, luego de haber caído en «causal de eliminación». Durante el primer semestre de 2016 debió botar todos los ramos y comenzar otra vez, y al comenzar 2017, no cumplía con los créditos aprobados suficientes para seguir adelante.

La presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica (FEUC), Sofía Barahona, sostuvo que “la forma de notificar a los estudiantes no tiene mucho tino ni inteligencia emocional. Se les envía un correo electrónico avisando que han sido eliminados y tienen cuatro días para apelar, pero no existe un acompañamiento posterior. Ni mucha orientación de cómo abordarlo con las familias”.

Así, durante los últimos cuatro años, en la PUC cada semestre, en promedio, caen en causal de eliminación 663 alumnos de pregrado. De ellos, 487 logran superar el proceso y retoman sus estudios y 176, la mayoría de los cuales ni siquiera apelan, son eliminados.

Sin embargo, Juan Echaurren, consejero superior de la Universidad Católica explicó que, desde el año pasado, está en marcha una reforma a la causal de eliminación. Según señaló, la idea es que el sistema sea más riguroso y cree alertas tempranas durante el semestre para avisar a los alumnos que están en riesgo, debido a que el sistema de expulsión hoy “es demasiado árido y los plazos de apelación muy cortos para preparar una defensa adecuada”, señaló.