Aunque en su visita a Chile, el Papa Francisco aseguró que no recibió denuncias contra el obispo de Osorno Juan Barros y acusó «calumnias» de parte de las víctimas, todo indica que el sumo pontífice sí recibió testimonios de víctimas que describían cómo encubrió los abusos sexuales de Fernando Karadima.
En 2015, Francisco recibió la carta de Juan Carlos Cruz que describía con detalles los abusos sexuales que sufrió y cómo las autoridades de la iglesia intentaron ocultarlo todo. De hecho, miembros de la comisión asesora sobre abusos sexuales, que fundó el Papa, dijeron haber volado a Roma para entregar la misiva a un importante asesor, el cardenal Sean O’Malley.
Cruz y los miembros de la comisión afirmaron que el cardenal les aseguró haberle entregado la misiva al Papa. Una versión que contradice sus afirmaciones en Chile, cuando recalcó que Barros no había sido acusado de encubrir al sacerdote pedófilo.
«El día que me traigan una prueba voy a hablar», fue una de las palabras sobre el tema de Francisco, cuando ya estaba a punto de marcharse a Perú. Por su parte, Cruz aseguró que el cardenal O’Malley lo llamó después de la visita del líder del Vaticano y le dijo, «entre otras cosas, que le entregó la carta en sus manos».
En la misiva, se detallan los abusos cometidos por Karadima en su contra y que el obispo de Osorno «fue testigo de todo esto en innumerables ocasiones, no solo conmigo sino también con los demás». Además, Cruz aseguró que «Juan Barros encubrió todo lo que le dije».
Por su parte, Barros ha negado las acusaciones de forma insistente, asegurando que nunca supo ni imaginó los abusos que Karadima cometía contra las víctimas: «Nunca he aprobado ni participado en actos tan serios y deshonestos, y nunca he sido condenado por ningún tribunal por tales cosas», afirmó.
A fines de enero, Francisco anunció el envío del arzobispo de Malta a Chile para reunirse con las víctimas e iniciar una investigación sobre Barros.