El día de ayer se dio un hecho inesperado cuando, a través de una conferencia, el arzobispo Ricardo Ezzati reconoció que el Papa Francisco había sido engañado y señaló que el obispo de Osorno Juan Barros -acusado de encubrimiento y complicidad con Fernando Karadima- diera un paso al costado.
Sobre estas declaraciones se le consultó en el programa La Gran Mañana Interactiva de Radio Agricultura al sacerdote jesuita Felipe Berríos, quien dijo: «Yo creo que son fruto de la resurrección, los ciegos ven ahora muchas cosas que uno habría esperado que se hicieran hace muchos años atrás».
Sin embargo, valoró aspectos positivos: «Es bueno que nos vayamos acercando a la verdad. Ahora, si bien el papa fue engañado, también se dejó engañar, podría haber escuchado a los que pensaban distinto».
Al ser consultado por quiénes tienen que responder por estos engaños, el padre Berríos nombró a al menos tres personas: el nuncio apostólico en Chile Ivo Scapolo, el cardenal Francisco Javier Errázuriz y el jesuita español Germán Arana, cercano al Papa que habría defendido a Barros cuando se le nombró obispo.
Berríos calificó la carta del Papa como «sincera, fuerte y directa», y aseguró que habría esperado ese lenguaje directo de parte de Ezzati el día de ayer. «La gente está harta de leer entre líneas», dijo.
Respecto a la figura del Papa, agregó: «Por los motivos que sea, en Chile hemos dado un paso de madurez, porque esto de idolatrar al Papa como si fuera un amuleto, hace un tremendo daño porque sacraliza a los curas y obispos. De la sacralización hay un paso al abuso de poder y el abuso sexual».
Finalmente, el sacerdote jesuita mencionó que hay dos acciones que le parecen urgentes en Chile: aumentar los años para la prescripción de los delitos de abuso sexual de menores y que, a pesar de que estos delitos estén prescritos, se puedan investigar.