Continúa búsqueda de joven trans de Rancagua que lleva 12 días desaparecido

La última vez que la familia de Yeral Matamala vio al joven trans de 21 años fue el pasado jueves 5 de julio, cuando partió desde su hogar en Rancagua rumbo a Santiago, y les explicó que tenía que ir a la casa de su ex polola, en La Pintana, a buscar su carnet de identidad.

Sin embargo, Yeral nunca regresó y, desde entonces, ya van 12 días desde que se encuentra desaparecido. A pesar de que su madre y hermanas interpusieron una denuncia por presunta desgracia ante Carabineros y la PDI a los pocos días, el proceso no tenido ningún avance que permita dar luces de su paradero.

«Nos han dicho que la denuncia está en proceso, que se está tramitando. Yo hoy fui a la Fiscalía porque me gustaría hablar con el fiscal y decirle que tengo antecedentes que presentarle pero me dieron hora para cinco días. Imagínese, cinco días más, y la niña –su familia lo menciona como «Yeraldin», su nombre registral, aunque especifican que se «viste como hombre, le gusta que le digan Yeral y todos la conocen así»– ya lleva 12 días desaparecida, cinco días más sin nada», relata Elizabeth Matamala, la mamá del joven.

Elizabeth tuvo comunicación con su hijo los dos días siguientes al viaje, pero el sábado 7 de julio les llegó un mensaje extraño a través de Whatsapp (desde el mismo número de Yeral) que les hizo levantar las alertas: les decía que había sido internado en la clínica Dávila debido al shock que le provocó enterarse que Alejandra, su hermana, tiene cáncer, información que le habría comunicado el marido de ella. Sin embargo, Alejandra no ha recibido ningún diagnóstico de ese tipo ni tampoco está casada.

En busca de más información, acudieron al padre de Yeral, quien les contó que el joven lo llamó por teléfono ese día temprano para pedirle plata para devolverse a Rancagua, y le indicó que se la transfiriera a la cuenta de una amiga llamada Mariana. A ella la ubicaron a través de Facebook, y les contó que efectivamente ese sábado ella le entregó el dinero a Yeral y que lo vio subirse al bus rumbo a Rancagua, que estaba decaído y se sentía mal, pero que después no volvió a tener noticias de él.

Desde ese momento, Yeral se volvió inubicable. Elizabeth cuenta que desde entonces ha recibido una gran cantidad de rumores y datos, sin embargo, todos han resultado inexactos o derechamente falsos,  y mientras el tiempo pasa, uno de sus temores es que su hijo haya sufrido alguna agresión por discriminación. «Yo igual tengo temor por su condición sexual, ha habido tantos casos de jóvenes que no aparecen y por su condición las dañan», relata.

Alejandra Matamala, una de las hermanas de Yeral, también explicó que el joven en varias ocasiones había recibido amenazas debido a su identidad de género. «Por su forma de ser, se vestía como hombre, le gustaba demostrar que es hombre y por eso le agarraba mala la gente», relata.