Carlos Peña criticó a los políticos de derecha que recibieron al hijo de Jair Bolsonaro y afirmo que esto es un hecho que afecta «la salud de la vida pública».
En su clásica columna de El Mercurio, el abogado desmenuzó la visita del diputado brasileño y alertó sobre el crecimiento del neofascismo en nuestro país.
«La visita del diputado Bolsonaro -y su recepción acrítica por parte de la UDI y el ministro Alfredo Moreno- es un síntoma inicial de lo que arriesga hoy la derecha: deslizarse hacia el rechazo de la democracia liberal», parte por señalar
«Y es que los políticos como Bolsonaro, él o su padre, no son peligrosos por lo que dicen, sino por la forma en que conciben la vida y el quehacer político«, agrega.
En la misma línea, el columnista señala que políticos como Bolsonaro deterioran los principios básicos de la democracia liberal como la libertad de expresión, el respeto a al diversidad étnica y sexual, el fomento de la autonomía y la igualdad de todos y la pluralidad
«Y eso es lo que políticos como Bolsonaro -y quienes lo reciben acríticamente y se sacan fotos con él para captar parte de su aura- ponen en peligro», recalcó y añadio que «aunque quienes lo han recibido esta semana no lo adviertan, es un hecho grave para la salud de la vida pública».
Además de esto, Peña criticó al ministro de Desarrollo Social, Alfredo Moreno, por reunirse con el hijo de Bolsonaro.
«¿Qué extraña pulsión fue la que lo movió a transitar del inocente buenismo que hasta ahora había cultivado a estrechar la mano y los lazos con un diputado que desprecia la democracia liberal y profiere una y otra vez un discurso vulgar, sexista y racista?«, se preguntó.
El abogado sostuvo que, tal vez, la intención de Moreno es la demostrarse dialogante para mostrar cómo hay que comportarse en la vida pública.
«Pero si esa es la razón, hay que alarmarse del malentendido en el que él incurre porque la cortesía es una cosa y la convergencia de principios e intereses en la vida política (como la que él insinúa al juntarse formalmente con Bolsonaro) es otra muy distinta. La vida cívica no se hace de palmotadas y sonrisas, sino de principios, prácticas y palabras que orientan el trato con los demás y revelan cómo, de veras, se los concibe» argumentó.
Para cerrar, Peña sostuvo que la actitud del ministro puede deberse al «buenismo» que le han atribuido por su actitud de diálogo con el pueblo mapuche.
«Pero eso sería aún peor porque el reverso intelectual del buenismo es la ingenuidad, y la ingenuidad en política equivale a la total indefensión», cerró.