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Iván Zamudio, padre de Daniel, a siete años de su muerte: «Cuando veo a estos jóvenes agredidos, es como ver a mi hijo»

Por: Christopher Jerez Pinto | Publicado: 23.03.2019
Iván Zamudio, padre de Daniel, a siete años de su muerte: «Cuando veo a estos jóvenes agredidos, es como ver a mi hijo» ivan-zamudio | Foto: Macarena Pérez
De cara a una nueva conmemoración del brutal ataque homofóbico, el padre de Daniel Zamudio, habla con El Desconcierto sobre su activismo, la justicia chilena, el actual panorama de violencia a la población LGBTI y el libro de Rodrigo Fluxá, que lo retrata como un hombre que no aceptaba a su hijo.

Este 27 de marzo de 2019 se cumplirán siete años desde que el joven de 24 años, Daniel Zamudio, murió en la Posta Central producto de una brutal agresión homofóbica en el Parque San Borja, por parte de cuatro sujetos.

Hoy, tres de sus agresores permanecen en la cárcel con largas condenas a cuestas, pero con la posibilidad de acceder a beneficios por buena conducta. Por este motivo, Fabián Mora, el más joven de los atacantes, fue puesto en libertad en 2016, luego de haber cumplido tres años y medio de presidio.

Hace unas semanas, el 2 de marzo -día en que Zamudio fue atacado-, familiares y simpatizantes de la causa LGBTI se reunieron en el Parque San Borja en la velatón por Daniel, la cual se realiza todos los años en dicha fecha. Como es habitual, el evento fue encabezado por el padre del joven, Iván Zamudio, quien desde el ataque a su hijo se ha transformado en defensor de las causas de la disidencia.

En conversación con El Desconcierto, el presidente de Fundación Daniel Zamudio habla del actual panorama de violencia a la población LGBTI, su activismo, la Ley Antidiscriminación y el libro de Rodrigo Fluxá, que lo retrata como un hombre homofóbico.

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Una realidad preocupante

La golpiza a la joven lesbiana Carolina Torres que la dejó internada y con riesgo vital en la Posta Central el pasado 24 de febrero, inevitablemente hizo recordar el caso de Daniel Zamudio. Igualmente lo hicieron las esvásticas marcadas en el cuerpo de Matías Mella, el joven trans agredido este 13 de marzo en una plaza de Pedro Aguirre Cerda. Estos son sólo dos episodios de la decena de ataques discriminatorios que se han dado este 2019.

—Van 13 casos de violencia contra la población LGBTI en lo que va del año, ¿qué piensa de esta realidad?

—En estos últimos días han ocurrido hartos hechos respecto a temas de discriminación y uno va meditando al respecto. Las organizaciones cada vez han tenido más voz, se han ido aprobando leyes y hay mucha gente apoyando, entonces los que no apoyan están picados, me imagino. A esa gente le molesta que la comunidad LGBTI esté marcando el paso en ese sentido y hay una especie de inducción a la violencia. Puede ser por los sectores que no aceptan esta realidad todavía o por estos cultos religiosos que los rechazan porque en su doctrina es inaceptable. En Facebook uno puede ver opiniones bien adversas respecto a la comunidad LGBTI.

—¿Qué le pasa cuando ve esos comentarios en redes sociales o escucha discursos discriminatorios?

—Me duele mucho, porque he pasado a ser un activista y un colaborador de las organizaciones. También desde la Fundación Daniel Zamudio. Me duele y pienso que perfectamente podría no haberme metido en nada más luego de la muerte de mi hijo, pero cada vez me he metido más, porque cuando veo a estos jóvenes agredidos, es como ver a mi hijo.

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La justicia y el Estado

En octubre de 2018 fue liberado Fabián Mora, el más joven de los asesinos de Zamudio, hecho que generó controversia tanto en la familia como en las organizaciones LGTBI que rechazaron el fin de su condena. El resto de los agresores también podrían acceder a beneficios por su excelente conducta en la cárcel.

Es más, Patricio Ahumada (Pato Core), sindicado como el principal responsable del ataque, rindió la PSU con buenos resultados y planea solicitar un permiso de salida de la unidad penal para iniciar sus estudios superiores.

—Los asesinos de su hijo han gozado de beneficios -o podrían hacerlo- en sus condenas. ¿Qué le parece que puedan hacerlo?

—Hasta los asesinos tienen derechos. Si nunca han estado presos y tienen sus papeles limpios, ellos tendrán ciertos beneficios. En ese sentido, ley pareja no es dura. El que se porta bien tendrá beneficios y el que se porta mal no los va a tener. En este caso, el cabro que fue dejado en libertad, además de haber tenido intachable conducta anterior, fue uno de los que más colaboró en la investigación. Fue el que más se acercó a lo que realmente le sucedió a Daniel. Creo que merecía menos años por el hecho de haber colaborado harto. Yo entiendo que el Pato Core es el único que no tendrá beneficios, porque él ya había reincidido en hechos de violencia. La justicia en Chile es así, no es tan implacable como en otros países. La condena que se les dio a ellos fue la máxima dentro de los límites que tiene la justicia. Más allá no podíamos pedir.

—En declaraciones anteriores hablaba más desde la rabia y eras más tajante. ¿Qué lo ha hecho cambiar de posición?

—Yo trato de vivir sin rencor. La mejor cosa que te puede pasar en la vida es no tener rencor. Uno no se olvida obviamente. Yo no sería capaz de perdonar a esos hueones, a ninguno. Yo hablo de los derechos que les corresponden. Por mi, siguieran en la cárcel. Pero la justicia es así, los reos también tienen derechos humanos, se les debe mirar como personas.

—Las organizaciones han criticado bastante la Ley Zamudio. ¿Qué evaluación hace?

—Desde el momento en que pasó lo de Daniel, se empezó a insistir con el tema de la ley que llevaba más de 7 años guardada. Ahí se intentó rescatar lo que más se pudo y eso se hizo de forma apresurada. Obviamente faltaron puntos indispensables para castigar a sujetos que son homo-lesbo-transfóbicos.

—¿Cómo ve las voluntades políticas para combatir el tema de la discriminación?

—Creo que si seguimos alzando la voz sobre esos temas, el Estado irá recapacitando. Lo ha hecho ya, se han aplicado leyes y se han ido reconociendo derechos. Todos los gobiernos han estado preocupados, independiente del sector que sean, porque son temas latentes y es una minoría muy significante.

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Fundación Daniel Zamudio

A mediados de 2012 la familia y amigos del joven fallecido iniciaron la Fundación Daniel Zamudio, dedicada principalmente al combate de la discriminación y difusión de la Ley Antidiscriminación. A dos años de su creación, propusieron -entre otras cosas- la creación del Consejo por la Diversidad, la Inclusión y la No-Discriminación (CODIN). Dicha iniciativa no ha visto avances para concretarse.

—¿En qué está el trabajo de la fundación?

—El trabajo en sí de la fundación es más de activismo, de recordar lo que le ocurrió a Daniel. Nos estamos replanteando el trabajo. Hasta ahora lo que hacíamos era dar talleres de educación sexual y sobre la Ley Antidiscriminación en colegios. Estuvimos trabajando eso y da resultado realmente. Son charlas lúdicas y sirven para concientizar a los jóvenes para el futuro. Nos estamos reestructurando para seguir con el trabajo y poder darle acogida a los jóvenes. Por ejemplo, tener una casa donde podamos recibirlos. Ese es uno de los proyectos y, obviamente, seguir con los talleres, con las charlas. Tenemos profesionales que nos apoyan para el tema de los colegios. Es muy social el trabajo de la fundación.

—Leí hace un tiempo que tenían problemas de financiamiento…

—Nunca hemos tenido financiamiento realmente. Una sola vez recibimos fondos de la municipalidad de San Bernardo, para comprar el féretro, pero lo usamos para los talleres. Se le pagó a profesionales para que abordaran el tema de la discriminación y a psicólogos que hablaran de la diversidad sexual. Uno como papá participa dando el testimonio de lo que hemos sufrido y vivido nosotros después de lo que le ocurrió a Daniel. Eso ha sido lo más significativo que hemos hecho como fundación. El resto del trabajo ha sido ser activistas y apoyar todas las gestiones de las otras organizaciones por nuevas políticas públicas.

—¿Los distintos gobiernos no los han ayudado?

—Uno es el que tiene que buscar, uno tiene que mostrar los ideales y los proyectos. Eso es lo que haremos ahora, nunca hemos tenido gente capacitada como otras organizaciones. Nuestros voluntarios son personas que cada uno tiene su respectivo trabajo. Ahora hemos reformado un grupo y seguiremos con el tema, y veremos la posibilidad de acercarnos al Estado para obtener algún estímulo para seguir trabajando y que podamos dedicar un poco más de tiempo. Porque con la forma actual nos cuesta harto; lo hacemos por amor no más.

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«Fluxá actuó como un timador con nosotros»

«No se trata de justificar lo que hicieron, sino en reflexionar qué se está haciendo mal para que un grupo sea capaz de aterrar con esas actitudes». Así describía el periodista Rodrigo Fluxá su investigación sobre el crimen de Zamudio. Lanzado a inicios del 2014, el libro recibió varias críticas por parte de la familia y también del activismo, quienes acusaron un intento de «humanizar» a los asesinos de Daniel.

—Fue retratado por algunas investigaciones y también por el testimonio de su ex esposa como un hombre que no aceptaba a Daniel, pero ahora es un activista. ¿Qué le hizo recapacitar?

—Yo nunca he hablado de ese tema para no involucrar a la mamá de Daniel. No he salido en programas a contradecirla, por respeto a Daniel y a ella, porque independiente de lo que haya dicho, ella es la mamá de Daniel. Yo nunca he sido homofóbico. No me estoy reivindicando ni me estoy metiendo en algo para quedar bien. Yo siempre acepté a Daniel. De hecho, él estuvo en mi casa con su pololo tomando once. Hay muchas cosas que se han tergiversado. De una sola palabra se han agregado muchas cosas, como que yo era malo o lo echaba de la casa. Y eso no era así.

—El libro de Rodrigo Fluxá, «Solos en la noche», te describe de esa forma…

—Este gallo actuó como un timador con nosotros como familia. Llegó a nosotros con la intención de escribir un libro que iba a servir para concientizar a toda la sociedad y que iba a encontrar la forma de contar la historia de Daniel, pero lo que hizo fue buscar lo peor que le pudo pasar y hacer reflotar ciertas vidas que Daniel tuvo en privado. Llegó a un extremo de que cuando hizo el lanzamiento del libro no nos invitó a nosotros como familia. Actuó como timador y más encima no nos invita. Después nos dimos cuenta que él tenía otra opinión respecto a Daniel. Nos dijo que era una cuestión sin fines de lucro, que en Chile no pasaba nada con escritores y que por eso era más para dar a conocer a la gente la vida de Daniel y todo lo que ocurrió después de su muerte. El libro como investigación es buenísimo, él no miente. Yo me refiero a que a ciertos detalles, él le dio más voluptuosidad, los recalcó más de lo que eran.

—Fluxá tiene la idea de que el crimen de Daniel no fue por su orientación sexual, de hecho.

—En el juicio se demostraron los detalles que ocurrieron después de lo que le pasó a Daniel, de cómo estos hueones llegaron a jactarse ante una de las pololas de ellos sobre cómo le habían quebrado la pierna a un maricón y las chicas declararon eso. Hubo testigos que decían que ellos se cagaban de la risa mientras iban en una micro hablando sobre que le habían sacado la cresta a un maricón. Entonces, no sé si Fluxá averiguó sobre eso. Lo que quería él era echar a todos en un mismo saco, tanto a los asesinos como a Daniel, para mostrar la forma en que vivíamos nosotros. Eso era lo que él quería, pero a nosotros nos cuentió con que quería mostrar la historia de Daniel para crear conciencia. Pero él lo hizo con la intención de criticar a la sociedad en general por la forma en que nosotros vivíamos, como pobres. Más encima, un canal de televisión (TVN), le pagó los derechos del libro. Ese fue el negocio. Y todo lo de la investigación, la televisión lo compactó más. Imagínate todos los detalles que sacaron para hacer la serie. Yo creo que la serie que más dio en el clavo y con harto respeto fue “Efecto mariposa”.

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