El allanamiento a la casa del fiscal jefe de Alta complejidad de Rancagua, Sergio Moya, realizado por la PDI hace unos días atrás reveló que el persecutor y parte crucial de la crisis que vive el ministerio Público, mantenía 12 celulares, discos duros y carpetas de investigación guardadas en su hogar, siendo que estas pruebas y evidencias debían encontrarse en la Fiscalía de Rancagua.
Según lo publicado por La Tercera, los dos discos duros que tenía en su poder Moya eran de los computadores de los ministros de la Corte de Apelaciones de Rancagua Emilio Elgueta y Marcelo Vásquez, quienes son investigados por una serie de delitos vinculados a actos de corrupción.
El allanamiento fue realizado por orden de la jueza Viviana García de Temuco luego de que el persecutor regional de Aysén, Carlos Palma, le solicitara la medida intrusiva basándose en el correo electrónico que entregó el fiscal Emiliano Arias durante el interrogatorio al que fue sometido por su homólogo Eugenio Campos tras la denuncia por tráfico de influencias y develación de secreto de causas penales presentada el 19 de abril por el propio Moya.
El problema recae en Moya ahora debido a que si la evidencia no estaban contempaldos en la cadena de custodia, toda evidencia que se encontrara tanto en los celulares como en los discos duros, no podrá ser ocupada en la indagatoria por corrupción en contra de los magistrados. Según Moya, dichas evidencias estaban en su domicilio debido a que ese mismo día se las iba a llevar a la Fiscalía Regional MetropoSi litana Sur, luego de ser trasladado por el Fiscal Nacional.
Tras el allanamiento, el fiscal nacional, Jorge Abbott, le quitó a Moya las causas e instruyó a Moya a volver a sus funciones como fiscal de Alta Complejidad.