A comienzos de 2018, una idea comenzó a circular en las conversaciones dentro de la derecha chilena: la posible candidatura presidencial de Alfredo Moreno. Su perfil pragmático, amable, buen negociador y abierto al diálogo, lo dejaban como una de las caras más interesantes de su sector.
Esta idea se profundizó aún más cuando Moreno llegó Ministerio de Desarrollo Social, al cual el gobierno de Sebastián Piñera le encomendó la gran tarea de generar acuerdos entre los gremios forestales y algunos dirigentes mapuche. Este proyecto fue nombrado Plan Impulso Araucanía y parecía ser una buena iniciativa con miras a bajar las tensiones en la zona.
Moreno fue el rostro del gobierno en esta materia e incluso fue destacado por dirigentes como Víctor Ancalaf, quien afirmó que «este gobierno está apuntando a una nueva manera ver el conflicto”.
A pesar de sus esfuerzos, todo su trabajo quedó estancado tras el asesinato de Camilo Catrillanca en noviembre del año pasado. Tras esto, el ministro desapareció de la escena pública con el fin de esperar el momento adecuado para retomar las conversaciones para concretar el plan.
Su crisis dentro del Ministerio de Desarrollo Social se profundizó tras el fracaso de la Consulta Indígena en junio de este año, la cual buscaba modificar la Ley Indígena, pero generó críticas por parte de la oposición, oficialismo y comunidades.
Sin embargo, la historia de Moreno en el gabinete de Piñera estaba lejos de terminar y en junio de este año el Presidente le dio la misión de encabezar el Ministerio de Obras Públicas (MOP), en reemplazo de Juan Andrés Fontaine, quien asumió el Ministerio de Economía.
En su llegada al ministerio, Moreno afirmó que su aspiración era hacer de Chile un país desarrollado. «Para eso requiere una infraestructura que logre soportar eso. Esto significa caminos, puentes, aeropuertos, puertos y también tiene que ver con la calidad de vida de las personas», sostuvo.
No obstante, a casi un mes de haber asumido, el ingeniero ha debido enfrentar la crisis de agua que se ha desatado en Osorno a raíz de la errática gestión de la empresa Essal. Desde el gobierno enviaron el pasado martes a Moreno a revisar el proceso de funcionamiento del lecho filtrante en la planta Caipulli, en la región de Los Lagos.
Pese a que el ministro se encuentra en la zona, tampoco se ha podido restablecer el suministro de agua. De hecho, el mismo Moreno confirmó ayer que no se sabe con certeza cuándo se realizará el restablecimiento del servicio.
Esta ya es la segunda crisis que ha tenido que enfrentar Moreno como ministro en menos de dos años y que ha ido diluyendo su posición como carta presidencial con miras a las elecciones de 2022.