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Fin de semana sin restricción de movimiento: Lacrimógenas, disparos y tortura en las primeras noches sin toque de queda

Por: Carolina Rojas @carolarojasn | Publicado: 28.10.2019
Fin de semana sin restricción de movimiento: Lacrimógenas, disparos y tortura en las primeras noches sin toque de queda Disturbios se genera en Plaza Italia | / agenciaUno.
El sábado, luego de una semana con toque de queda en varias regiones del país, finalmente el gobierno levantó la medida y anunció que anularía también el Estado de Emergencia. En las calles de Santiago, los vecinos de distintas villas emblemáticas aprovecharon para realizar velatones y actividades culturales en familia. En la noche fueron reprimidos. Hoy denuncian detenciones, golpes y torturas, mientras la tevé retomó su programación habitual sin informar lo que se vivía. Estas son algunas denuncias.

En la plaza de la Villa Frei juegan algunos pequeños y adolescentes corren detrás de una pelota en la multicancha, donde al centro cuelga un lienzo que reza: “Somos la generación que se resiste a recibir la herencia dictatorial”.

Aún se siente el aire picante de las bombas lacrimógenas.

En la entrada por Irarrázaval está la oficina de la junta vecinal y las dirigentas corren de un lado a otro ordenando el lugar. Todas apuran un cigarro. Están agotadas y el cansancio se nota en sus rostros. Se amanecieron hasta las seis de la mañana, hora en que soltaron los cinco detenidos en la villa, entre ellos, una niña de 15 años.

El gas, los perdigones y las lacrimógenas empezaron la noche del sábado. Fue una de las jornadas con más represión. El día que la tevé volvió a su programación habitual. El día que Sebastián Piñera levantó el toque de queda.

Durante la tarde, en el parque de la villa habían montado un escenario donde cantó Nano Stern y otros artistas nacionales. Hubo paella, música y llegaron cerca de mil personas. Al caer la noche se convocó a un caceroleo y velatón por “los caídos”. También estaban los jóvenes del Club Deportivo Villa Román, con una olla común vegana. Participaron familias completas, con niños y adultos mayores.

Eran las once de la noche cuando Ewa Ebers -la presidenta de la junta vecinal- empezó a recibir los primeros audios de whatsapp. “¡Están los pacos locos tirando lacrimógenas en la Villa Frei y está la zorra, están todos encerrados en los departamentos llorando, no se pueden abrir las puertas, esta heavy metal!”, le advirtió la “Charo”.

A ella, a esas alturas, también le pegaba el ardor en la cara, ese escozor que puede cegar la vista por minutos. Siguieron llegando mensajes de vecinos en otros blocks: todos estaban ahogados en sus propios departamentos.

Después vino lo peor.

En uno de los videos se ve cómo entra un piquete de Fuerzas Especiales de Carabineros hasta la zona de juegos, donde tan solos hacía un par de minutos, jugaban algunos niños. En otra de las imágenes se ve cómo un carabinero dispara a las personas que aún quedan en la plaza. Apunta al cuerpo, no al aire. Avanzan, ingresan a la zona residencial por los estacionamientos, cada vez más cerca de los departamentos. Todo era caos y terror. Algunos jóvenes salieron con un colchón para bloquear los disparos, ya no se podía resistir, llovían los perdigones.

Hasta que agarraron a uno. La gente salió a sus ventanas.

-¡Grita tu nombre! ¡Cuál es tu rut!

Al final se llevaron cinco personas, cuatro mayores de edad y una niña de 15 años, hasta la Comisaría 18 de Ñuñoa. Antes se ve una imagen de cómo los mismos carabineros avivan una fogata con el colchón que quedó abandonado.

-A unos de los chicos, se lo llevaron solo en el carro, recibió mucho maltrato, estaba aterrado. shockeado- , dice Fernanda Retamales, otra de las dirigentas. Ella, junto a su esposo, lo fueron a dejar a la casa; no era del sector. Vivía en Pedro de Valdivia y había ido a ver a un amigo. Desde Diagonal Oriente lo arrastraron hasta el lugar. Para ellos fue una cacería.  

Es la tarde del domingo, Camilo Brodsky, concejal de Ñuñoa, avanza por el parque de la Villa y cuenta los detalles de una de las peores represiones que han vivido los vecinos en este emblemático lugar de Ñuñoa. Mira orgulloso la pichanga que se juega en la multicancha y dice que antes de que todo pasara tuvieron un cabildo comunal por las tres asambleas territoriales que se habían hecho en la semana. Pero después vino “la repre”. Fue en la esquina de Ramón Cruz con Irarrázaval desde donde empezó a acercarse un piquete de carabineros y se escucharon los primeros disparos.

-Siguieron con las lacrimógenas cada vez más adentro de los blocks, llegaron hasta los patios, quedaron todos gaseados, adultos mayores y niños y así siguieron hasta las dos de la mañana-, explica Brodsky.

La parte que más los espantó fue cuando vieron que uno de los piquetes se parapetó en los locales comerciales que dan a Irarrázaval.

-Ahí llegaron autos civiles y entraron disparando gas pimienta, perdigones hasta la primera rotonda de juegos. Estábamos abajo viendo que pasara la represión, subí y bajé de nuevo, hubo que partir a ver a los detenidos con el abogado de la villa-, recuerda.

En total, sumando la represión de toda la semana, llevan diez heridos en la villa con balines y perdigones.

De vuelta en la junta vecinal Fernanda Retamales dice lo que todos sienten.

-Esto es mucho daño a los niños, tengo un hijo de seis años, antes no lo dejaba jugar a la Play, ahora lo dejo que ponga la cabeza en lo que quiera, para que no escuche los balazos, que se diatraiga, este daño va a ser irreparable-, dice antes de despedirse.

 

***

“Sebastián Piñera cede tras la gigantesca marcha, levanta toque de queda y cambia el gabinete”, anunciaba un diario argentino el domingo en la mañana. En la tarde del sábado los canales habían vuelto a su programación habitual. Sin embargo, pese a los anuncios, la represión siguió; solo estaba invisibilizada por los principales medios de comunicación.

Al igual que en la Villa Frei, el domingo en la tarde, en la sede vecinal de Villa Olimpica, hay jóvenes trabajando para las actividades del día lunes. Contabilizan la cantidad de verduras que tiene para la olla común: ¡Pimentón, tomates, yucas, papas, zapallos italianos, naranjas y una lechuga! enumera a gritos un joven enjuto mientras revisa las cajas.

El ambiente está tranquilo, al menos por el rato. La noche anterior también sufrieron con redadas de carabineros.

Se repiten los rostros cansados y la preocupación. Para los vecinos, que se levantara el toque de queda fue solo un anuncio. El mismo sábado, a las diez y media de la noche, entró fuerzas especiales disparando y tirando bombas lacrimógenas, al mismo tiempo que se atacaba la Villa Frei. Fue una de las noches con más represión en los ochos días de manifestaciones.

Tussy Urra, presidenta de la junta vecinal en la Villa Olímpica, ha sido la encargada de ir a la Comisaría 33 con los abogados de la villa a sacar a los detenidos. En todo este tiempo se ha transformado en una rutina, al igual que dormir tres horas.

-A pesar de la represión desde el primer día, que ha sido brutal con balines directos a los edificios y a las personas, estamos bien organizados. Si no hubiese sido por la organización del barrio estaríamos contando otras cosas-, dice mientras una niña pequeña se cuelga de su cintura.

De día trabajan con las ollas comunes y las asambleas; en la tarde llegan las protestas y caceroleos en Carlos Dittborn.

-Acá llegan autos de la Policía de Investigaciones, por eso nos resguardamos y estamos pendientes de los vecinos sobre todo cuando aparecen autos de civil que disparan directamente a los cuerpos de los jóvenes-, interrumpe Roberto García, unos de los vecinos.

En total llevan tres detenidos, cinco heridos y la salud mental de los adultos mayores se ve cada vez más deteriorada.

-Hay un tema de salud mental; vinieron unas acupunturistas a ver a las señoras mayores y se veían cuadros de angustia, problemas para dormir-, agrega Roberto.

Siguen los trabajos en la junta vecinal, los jóvenes cocinan pan, otros conversan en la plaza. “Veamos cómo va estar hoy, a nosotros nos han reprimido desde el día uno, no vamos a bajar las movilizaciones”, dice Tussy antes de despedirse. Y tenía razón.

El domingo, a las 22.59 hrs., entró de nuevo la policía a la Villa Olímpica, tiraron bombas hasta en el patio de la sede. Minutos antes, un GC en las noticias de un canal de televisión decía: “Tranquila noche sin toque de queda” “Limpieza y marcha masiva de ciclistas marcaron la jornada”.

***

El mismo sábado, mientras la policía ingresaba y amedrentaba a los vecinos de las Villas Frei y Olímpica, Kevin Lemus (23 años), un joven preparador físico que vive en la Población Nueva Esperanza, fue detenido en la rotonda de Rodrigo Araya. Su familia lo encontró el domingo en la tarde, casi 24 horas después con el rostro deforme por los golpes. La fotografía se viralizó en redes sociales.

Al otro lado de la línea, Kevin dice que fue a jugar a la pelota y luego pasó donde un amigo. Eran las dos de la madrugada, la gente estaba cacerolendo y protestando cerca de la Rotonda de Rodrigo de Araya. Varias veces pasaron carros policiales con las luces apagadas. De pronto llegó Carabineros, se llevaron dos jóvenes y Kevin corrió. Lo alcanzaron.

-Me pegaron en la cabeza, en los brazos, yo solo pensaba en mi familia, me esposaron y me siguieron pegando. Pensé que quería estar en mi casa. En un momento me arrastraron al carro, me quedo la mitad del cuerpo afuera y me cerraban las puertas en las piernas-, recuerda.

Después todo fue espera. En el carro policial lo tuvieron dos horas, a esas alturas ya pensaba lo peor. “¡Este huevón es duro!” “Oye te matamos y te tiramos en cualquier parte, así que en la posta tenis que decir que te caíste”, son algunas frases que resuenan y no deja de escuchar ni cuando está dormido.

Estuvo encerrado horas en el vehículo, hasta que lo llevaron al Cesfam de Santa Julia a las seis de la mañana. El parte médico dice “Accidente: Traumatismo con vereda secundario a caída”. Siguió en el calabozo hasta la tarde.

Apenas salió, su mamá rompió en llanto. Su hijo, el que siempre sonríe, tenía el rostro deformado y apenas podía abrir los ojos. Nunca pensaron en las condiciones que lo encontrarían. Ni que esa violencia que muestran los videos de Facebook los alcanzaría a ellos.

-Él fue atropellado por el carro, luego lo golpearon con muchas patadas en la cabeza, en los brazos, le apretaron las piernas con la puerta, le presionaban los ojos con la luma y lo subieron al auto-, confirma su tía María José Vilches, quién ayudó en la búsqueda y finalmente dio con él en la Comisaría 18 de Ñuñoa.

-Siempre voy a jugar a la pelota, quién iba a pensar que iba a pasar algo así. Nunca pensé que iba a estar en una comisaría tampoco. Aguanté por mis papás, por mi familia y mi polola-, confiesa Kevin, antes de cortar.

***

En regiones también se denunciaron situaciones similares. Una de las más graves ocurrió el domingo con la viralización de un video que muestra cómo un estudiante de Iquique -Alejandro Martínez- era sacado por Carabineros desde la pensión donde vivía. Mientras lo arrastraban por las escaleras, alcanzó a gritar su nombre y rut. Unas horas después, la denuncia fue conformada por el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH).

Horas antes, Sebastián Piñera había anunciado fin al Estado de Emergencia a partir de las 24:00 del lunes.

12.20 de la noche del sábado en Plaza Ñuñoa. Por avenida Irarrázaval -antes de llegar a Manuel de Salas- avanzan carabineros disparando perdigones. Aún queda gente y familias con niños, se había hecho una velatón por los muertos en las protestas, algunos locales estaban abiertos. No había toque de queda. ¿Qué podía pasar? Los policías avanzan decididos y lo que sigue después es el relato de los vecinos. Hubo disparos directos al cuerpo de las personas. Se escuchaban gritos desde las ventanas de los edificios. ¡Váyanse! ¡Desclasados! ¡Hijos de puta!

Algunas comerciantes -con sus hijos pequeños- corrían despavoridos con sus carros de mercadería.

-Aún había mujeres con niños y un señor con muletas a quien tuvieron que socorrer, estábamos todos desesperados. Acá hay mucha gente que vivió la dictadura, nunca pensé vivir para ver esto de nuevo ¡Quién, quién va a reparar el daño, todo lo que hemos vivido! Es mucha la impotencia-, explica un vecino que prefiere mantener su nombre en reserva.

Dice que es mejor así, que tiene miedo.

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