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A cinco años de tu partida: ¡Lemebel vive!

Publicado: 23.01.2020

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La sombra del sidario desde el momento mismo que conocimos que el cáncer que “Okupa” se posesionó de la arquitectura física de Pedro, sólo Pedro. Porque en la reducida familia “Mardones Lemebel” no era otro más que “Pedro”, independiente de los calificativos que tuviera como sustantivo. Calificativos que a la postre, tuvieron más significación global, porque él mismo se encargó que el “Solo Pedro” tuviera un complemento que por sí solo, creció más que su autor, como le ocurre a todos los grandes a los que sus obras anulan la persona y solo hablan sus herencias.

Cinco años han pasado desde tú partida. Tu legado se ha mantenido vigente. El sentimiento de tenerte cerca, a través de las distintas muestras de tu obra en estos años, han hecho que sigas vivo entre nosotros, tu familia, tus amigos, tus seguidores y el mundo.

El día de tu fallecimiento y luego del proceso de tu funeral, no tuvimos ocasión de despedir a el “Solo Pedro”, porque recién nos dimos cuenta que ya no eras nuestro. Ahí ya eras de todos, como lo hubieras querido, no por vanidad, sino por lo que lograste finalmente: ser reconocido de tal forma, que tu muerte y posterior duelo lo empezamos a sentir tiempo después, cuando no habían pancartas partidista, ni prensa, ni crónica que dibujara o argumentase nuestras lágrimas.

En el mundo intelectual, donde cobijaron tus años de creación, rezaron que tu proyecto creador, de gran riesgo, se sostuvo sobre una voz plenamente contemporánea, que dio cabida a muy diversos registros y soportes. Para nosotros, sus anónimos familiares, ha sido difícil no verte sin tus pañuelos en el cuello o en el pelo, como parte de la propuesta contestataria con la que te abanderaste o la provocación como herramienta de denuncia política. Sin embargo, hoy te vemos cabalgando junto a otras lumbreras, en las Yeguas del Apocalipsis, levantando tu puño cerrado para gritar “Adiós Mariquita Linda”, provocándonos cuando decías «Hablo por mi Diferencia» ante una audiencia perpleja. Con tu actitud nos enseñaste a entender y tener cercanía con la diversidad en tu “Tengo Miedo Torero”, o las “Crónicas Zanjón de la Aguada”. Y también tu tristeza cuando, sobre la barriada del Zangón, decías: “Hoy está todo distinto, esos barrios están peligrosos y casi todo es permitido».

A pesar de la tristeza que reboza en nuestros corazones, como tu única familia genética, entendemos que vives y vivirás en nuestros pensamientos y en cada acción que realicemos. 

Agradecemos a todos tus amigos cómplices y a los que saben reconocer quién fuiste. Tu provocación sigue y te hemos visto marchar en primera línea, con tu actitud de resistencia y transgresión, tu cara plasmada en colores con estilos propios, frases de un llamado urgente de verte entre nosotros, en cada manifestación desde octubre 2019.

Pedro, hacemos nuestras tus palabras: «Me hizo bien estar mudo, a todo el mundo le haría bien un poco de silencio para pensarse. Los chilenos hablan tanto, agudo y gritado».

Pedro, tu obra sigue viva, contribuyendo a estos nuevos tiempos que se viven, cercano a los que siempre defendiste e interpretaste desde tu estilo. Tu obra, en definitiva, sigue creciendo.

Ya no serás nuestro. Eres el de todos, como lo hubieras querido. Y no por vanidad, sino por lo que lograste: finalmente ser reconocido.

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