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Trabajadores de Ripley y propuesta de la empresa para suspender labores: “Retrocedimos 200 años en la historia, esto es como la esclavitud”

Por: Carolina Ceballos | Publicado: 16.04.2020
«Hace una semana y media se hizo la Teletón. Cualquier persona bien nacida, no va en contra de ella, pero hacer farándula con la Teletón, hacer filantropía falsa y ahora, a los que tienes que cuidar, a tus trabajadores ¿les estás quitando la quincena?», se cuestiona el dirigente Raúl Pérez acerca del método de presión que estaría usando la compañía de retail, que el año 2019 obtuvo ganancias por cien mil millones de pesos, para hacer firmar a sus trabajadores un «acuerdo» que abiertamente los perjudica.

Uno de los temas que han concitado la atención mayoritaria en redes sociales durante esta jornada, es la situación a la que se encuentran afectos cientos de trabajadores de Ripley, quienes acusan estarse viendo perjudicados por un «acuerdo» de suspensión de relación laboral que, según la versión de sus representantes, no solo no los favorece, sino que abiertamente los perjudica en tiempos crisis económica derivada del coronavirus.

¿De qué se trata? Raúl Pérez, dirigente de FESER, Federación de Sindicatos de Empresas Ripley lo explica en conversación con este medio. «El jueves de la semana pasada comenzamos con reuniones con la gerencia de la compañía. El domingo nos envían una propuesta que fue sociabilizada con el resto de todo el país, Ripley FESER, nuestra federación. Se llegó a un acuerdo de que no era viable para nosotros llevar a los trabajadores al famoso seguro de cesantía, por lo que se le pidió una reunión a la gerencia. Nos reunimos y les comunicamos el acuerdo que había tomado la federación e ingresamos una propuesta con nuestro planteamiento. Nos reunimos horas más tarde y lo único que pasó en esas horas fue la subida de un bono de 75 mil a 125 mil pesos que el empleador quería condicionar a la firma de un acuerdo con el trabajador para poder mandarlo a la casa y que cobre por intermedio del seguro de desempleo», pormenoriza el dirigente.

«Nosotros no venimos a hablar de bono, el tema es ir profundizando en la propuesta emanada de la federación, pero ellos estaban cerrados en eso. Nos reunimos después y en ese momento la empresa hace el último ofrecimiento. Y dale con el temita del bono, que llegó a 150 mil pesos, pero es un bono que te lo dan y firmas un pacto con la empresa para irte para la casa por estos tres meses y de esa forma la empresa logra llevar al trabajador al famoso seguro de cesantía», agrega.

«Nosotros nos retiramos muy caballerosamente y dijimos que esto no estaba dentro del planteamiento nuestro», asegura respecto de lo ocurrido el lunes en la noche con sus empleadores, responsables de la compañía que el año 2019 reportó ganancias por $100.503.920.000.

Revisa acá los estados financieros de Ripley correspondientes al año 2019

«El martes empiezan a llamar los trabajadores a los dirigentes de los distintos sindicatos bases de la federación, diciendo que no les depositaron el anticipo. Tengo Whatsapp de trabajadores diciéndome que les podrían haber avisado con tiempo. Siendo que esa plata la tienen para comprar alimentos. Es comprensible», dice luego el dirigente.

«Le quitan la quincena a nuestros trabajadores y con esto, empiezan a presionar a los dirigentes, a la federación y a los sindicatos. Empezamos a preguntar y nadie sabía, ni recursos humanos, ni el gerente de tiendas y todos se excusaban en que no sabían lo que pasó. Ante eso de que no sabemos qué pasó, hicimos la inmediata interpretación de que la compañía había cerrado la llave y dejaron de darle agua a las personas. La desesperación comenzó a hacer nata en la gente», cuenta Pérez.

«Están presionando. Y ni siquiera había que presionar, porque si a un trabajador le quitan la quincena y le estás diciendo ‘firma este documento, te vas a la casa por tres meses y vas a tener un bono por 150 mil pesos, pero te voy a pagar desde el 1 hasta el 15 de abril. La mitad de todo, pero te complemento con este bono de 150 mil. El tema es que te vas para la casa y vas a tener que ir a cobrar a la AFC el seguro de desempleo», dice Raúl en su relato cronológico de la situación contractual que los tiene confrontados con su empleador.

«Esto no corresponde, porque esos son nuestros ahorros y no podemos estar pagándonos el sueldo con nuestros ahorros. Es inconcebible que una empresa de la magnitud de Ripley haga eso, no es una pyme. Acaban de vender un tema inmobiliario en Concepción, lo que les da un flujo de caja potente, eso incrementa los activos de la compañía. No, no estamos hablando con el negocio del barrio, es una transnacional. Ahí es donde emitimos este comunicado y dejamos caer todo el peso moral y ético a la compañía respecto de no hacerse cargo de la responsabilidad de la empresa y de su rol social que les compete en estas circunstancias», argumenta el dirigente de la federación con representación en Calama, Iquique, La Serena, Coquimbo, Valparaíso, oficinas de cobranza y call center de Valparaíso, Mall Puente, Ripley Plaza Vespucio, Talca , Mall Concepción y El Trébol de Talcahuano.

«El no pago del anticipo es un método de presión que ocupó la empresa para gatillar la posibilidad de que el trabajador firme ese pacto. Y así ellos pueden bajar la dotación. Esto es bien simple, la idea de ellos es bajar la dotación a la mínima expresión, algo así como un 80% y mandar a la gran cantidad de trabajadores a la casa, para poder capear el temporal del coronavirus. Y con el 20% que les queda, hace el pago de cuotas, unas pequeñas ventas, comienza a tener una adecuación de los trabajadores, que es el paraíso en la tierra para los empresarios. 30 o 35 personas diarias y con eso van parando la tienda, el resto para la casa y así baja el costo de planilla para la compañía. Negocio redondo», dice acerca del plan que la empresa, a su juicio, busca implementar durante tres meses, esto es con vigencia entre el 15 de abril y el 15 de julio.

«El sector comercio no ha sido mandatado por la autoridad para que cierre, por lo tanto lo que se ve, que algunas tiendas que están cerradas o semi cerradas o están atendiendo por la puerta de atrás, es algo que decidió el empleador y si lo decidió de esa forma y me tiene en la casa y me llama, yo tengo que ir. Pero, al final de mes me va a tener que pagar el sueldo, porque no fue una decisión mía irme a la casa, el empleador me mandó», es su certeza.

«Y sigo estando a expensas de él. ¿Se ha suspendido la relación laboral? En estricto rigor, no. Y estoy a merced del empleador. Me llama y tengo que ir. Y eso es lo que está pasando. Aquí a los trabajadores les mandan el horario por Whatsapp, les dicen que tienen que ir de 10:00 a 17:00 horas a cumplir un turno en caja. Y después le toca a otra persona. Y a otra. Eso es una situación que decidieron ellos. Esto no ha sido mandatado por la ley. Por eso no se pueden acoger a la famosa ley de protección del empleo de manera unilateral. Y sí tienen que sacarle la firma al trabajador», detalla.

«Esto es tremendo, no hay palabras. Es ruin, canallesca la forma, es un trato poco digno, retrocedimos 200 años en la historia, esto es como la esclavitud», comenta luego en medio de su incredulidad frente al escenario que se encuentra la planta de colaboradores de Ripley.

¿Cuál es el estado de las cosas actualmente? «Acuerdo con la federación y los sindicatos base no hay. El ánimo de los trabajadores está muy enardecido en este momento, producto de lo que les acaban de hacer. No somos personas conflictivas, pero cuando te tocan la dignidad, te tratan de basurear y te están diciendo, ‘tú comes un plato porque yo te lo doy’, no. La cosa no es así, uno se gana el trabajo. A mí no me vienen con que queremos todo en la boca, eso no es así, la gente se quiere ganar sus cosas, pero el trato debe ser digno y justo», dice luego.

«¿Por qué nos oponemos a esto? Porque dado que la compañía viene con demasiados experimentos, cambia una y otra vez el modelo de atención a la gente, cuando un modelo no les resulta toman a la gente, la despide y contrata más gente con otro modelo de atención. Antes no funcionábamos como supermercado. El vendedor era integral, hacía de todo. Te vendía, pasaba a la caja, tomaba una bolsa y te pasaba el producto. Ahora cambió el modelo y puso estos pool de cajas gigantes para tener personas que vayan ordenando nada más. Ordenadores, cajeros y se acabó. Con esto se ahorra que las personas comisionen y esas personas empiezan a tener un costo fijo, no variable. De esta forma, cuando ya no les sirve un modelo, desechan a las personas de este modelo», pormenoriza aludiendo al modus operandi de la compañía de retail, lo que le permite hacer algunas poco auspiciosas proyecciones.

«Es lo que va a pasar ahora también, cuando termine la pandemia, salen los trabajadores. A fin de año o dentro de los primeros meses del 2021. Esos trabajadores que van a desechar van a ir a la AFC a cobrar su seguro de cesantía ¿Y qué van a cobrar? Nada, porque se van a gastar ahora sus ahorros que tenían acumulados. El costo aquí lo paga el trabajador y eso no está en nuestro horizonte, ahí chocamos», advierte.

«Aquí hay un rol social que tienen que cumplir las empresas. Hace una semana y media se hizo la Teletón, todos crecimos con la Teletón, nadie puede estar en contra de nuestros niños con capacidades distintas. Cualquier persona bien nacida, no va en contra de la Teletón, pero hacer farándula con la Teletón, hacer filantropía falsa y ahora, en menos de una semana, a los que tienes que cuidar, a tus trabajadores les estás quitando la quincena. No todo en la vida es ley, aquí hay que valorarse como persona y nosotros como dirigentes sindicales, de federaciones, nos valoramos. El mundo del trabajo tiene que valorarse en sí mismo. Y al hacerlo, estamos dándole el peso ético moral a la compañía que tiene que hacerse cargo, porque es responsable socialmente, también de sus trabajadores», concluye Raúl Pérez.

En nuestro equilibrado ejercicio periodístico, intentamos conocer la versión de la gerencia de Ripley, desde donde al cierre de este artículo, no recepcionamos respuesta concreta a nuestra demanda específica.

 

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