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Médico chileno de 101 años que ha enfrentado cinco epidemias: «El COVID-19 es la peor que he vivido»

Por: El Desconcierto | Publicado: 29.04.2020
Médico chileno de 101 años que ha enfrentado cinco epidemias: «El COVID-19 es la peor que he vivido» Foto: La Segunda |
El Dr. Osvaldo Olivares, de 101 años, trabajó 70 de esos años, y se enfrentó a la viruela, la gripe, el tifus, el cólera y el VIH. En una reciente entrevista, el «doctor más viejo de Chile», como lo denominó la Revista del Colegio Médico en 2018, recordó cómo fue el combate contra estas enfermedades, y llamó a las autoridades a reforzar el sistema de salud. «Necesitamos tener un sistema central de salud reconocido por la Constitución, con conciencia de los seres humanos», enfatizó el centenario doctor.

Nacido en 1918 en Taltal -mientras dos pandemias azotaban al mundo: la gripe española y el tifus exantemático- el Dr. Osvaldo Olivares, de 101 años, trabajó 70 de esos años, en los que se enfrentó a la viruela, la gripe, el tifus, el cólera y el VIH.

Aún así, en conversación con La Segunda, Olivares relató que la del COVID-19 es la peor de todas.

Nació en el norte, porque su padre, médico santiaguino, fue enviado en 1901 a erradicar la viruela en las oficinas salitreras. «El viejo quemó las casas y las ropas de los enfermos, y consiguió importar una vacuna muy buena. Murió mucha gente, pero vacunó a todo el mundo y se acabó», afirma Olivares sobre esa época.

Luego, en 1928, a sus 10 años, vio venir desde las salitreras trenes llenos de personas portadoras del tifus. Un virus que se contagiaba a través de los piojos corporales y que produce además de fiebre y malestar, pequeñas hemorragias en todo el cuerpo llamadas petequias. «Yo era muy niño y ví a gente que mandaban a morir. Se los llevaron por barco hasta Valparaíso, de ahí ellos se fueron a Santiago. Así se esparció la enfermedad por la mitad del país», recuerda.

Esas escenas de muerte lo llevaron a tomar grandes decisiones en su vida: ser médico y ser socialista.

Años más tarde, mientras se desempeñaba como doctor en el Hospital José Joaquín Aguirre, durante la década de los 50, se enfrentó por primera vez a una epidemia, la «gripe asiática», que mató a 40 mil chilenos.

«Al menos durante un mes, no hubo día en que no hiciera un certificado de defunción, los médicos no dábamos abasto. La noche de un viernes hospitalicé a 70 personas. Pasábamos a los pacientes con fiebre por radioscopía y, si tenían manchas pulmonares se quedaban», recuerda.

En ese contexto, «caímos enfermos mi señora, mis tres hijos y yo. Pero era un cuadro, dentro de todo, benigno, que era posible tratar con antibióticos. Una semana después me levanté de la cama y pasé 10 horas haciendo domicilios. Todo Santiago estaba enfermo«, afirma.

Más adelante, en los años 70, militó en el Partido Socialista y llegó a ser representante del Colegio Médico de la Unidad Popular, lo que le costó luego ser exiliado a Colombia. Allí, dirigiendo el hospital de Tolima, se enfrentó en 1982 a un nuevo virus: «Un joven llegó con una fiebre altísima y compromiso cerebral. Se murió a los dos días. Yo sabía algo de VIH, hablé con la mamá y la convencí de que le hiciéramos autopsia y mandáramos los resultados a Bogotá. Fue el primer caso de sida que vi en mi vida y fue el primer caso de la provincia», recuerda.

Finalmente, en la década de los 90 Olivares regresó a Chile, donde debió enfrentar el cólera, que mató a 170 chilenos en ocho años. «En Chile, más que atacar las enfermedades infecciosas porque eran masivas, se hicieron campañas para enseñar medidas de higiene. El cólera se controló rápido», recuerda sobre esta enfermedad.

El combate contra el COVID-19

Ya en la actualidad, desde su departamento en Providencia, Olivares afirma que «esta es la primera vez que veo que se insiste en medidas que van desde lavarse las manos insistentemente hasta cambiarse de ropa para entrar a la casa. Porque es un virus distinto de los que hemos conocido. En Chile, el COVID-19 es la peor epidemia que he vivido, tanto por la gravedad del virus como por la extensión del territorio contagiado».

En esa línea, al ser consultado por su experiencia con este tipo de virus, Olivares respondió que «este es un virus desconocido hasta ahora. Muy contagioso. No sabemos si los que se curan pueden volver a infectarse. La medida mundial más importante en salud pública ha sido la creación de vacunas. Creo que mientras no se encuentra una, o algún buen medicamento que lo ataque, esto va a durar harto tiempo».

Al comparar el virus con otros, el centenario doctor explicó que «el virus de la gripe ataca, enferma, baja defensas y ahí llegan las bacterias pulmonares y hacen la superinfección, que es tratable con antibióticos. Pero el coronavirus es capaz por sí mismo de producir neumonía, lo que es gravísimo. Las neumonías virales necrosan el pulmón, producen hemorragias y son muy difíciles de tratar».

En tanto, al ser consultado respecto de si alguna vez había visto que se aplaudiera a los médicos como ocurre por estos días, Olivares respondió que «es común que te feliciten personalmente los pacientes que has salvado o sus familias. Pero estos reconocimientos masivos en los balcones es algo que no había visto y es muy emocionante. Los tratan como héroes«.

Salud pública

El doctor también se refirió al manejo de la crisis por parte del gobierno, afirmando que «a veces parecen desorientados en cuál camino tomar, pero no es fácil estar allí. Lo de querer volver a clases me parece muy mala idea. Al parecer, la cuarentena parcial ha resultado, pero hace que la gente no le tome gravedad a lo que está pasando. Sabiendo que están enfermos, van al supermercado o a pasear al perro. La gripe ha dio mutando… Contra este bicho nada nos protege».

En la misma línea, sostuvo que le recomendaría al consejo asesor por COVID-19 «una cuarentena total y masiva por un mes con las fronteras cerradas por un buen rato. Y si una persona se enferma, le haría la prueba de COVID-19 a todos sus cercanos. En las casas de reposo los pobres viejos se están muriendo por una persona que llegó enferma desde afuera. ¿Y los 33 haitianos enfermos en un cité? Llévenlos a Espacio Riesco y atiéndanlos. Para eso lo arrendaron, para mejorar a la gente». 

«El sistema está malo. ¿Cuántos hospitales hay en Santiago? Ñuñoa no tiene hospital ni clínicas. Todo el sector oriente depende del Hospital Salvador y el resto es privado. Los policlínicos pasaron a los municipios y bajaron el nivel. Se descuidaron con la salud todos los gobiernos últimos; el Colegio Médico lo ha planteado bien. Necesitamos tener un sistema central de salud reconocido por la Constitución, con conciencia de los seres humanos«, enfatiza en al misma línea.

Finalmente, al ser consultado respecto de cómo ha vivido él en lo personal la enfermedad, el doctor respondió que «no tengo miedo a morirme, ya pasé harto de largo. Pero no me gustaría morirme entubado y aislado de los que quiero. Así que vengan a verme».

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