Los efectos de la pandemia no están golpeando por igual en los distintos sectores de Santiago. Así lo afirma un reportaje publicado por Ciper, donde se entregan datos estadísticos respectivos a las tasas de mortalidad en clínicas y en hospitales públicos, los que dan cuenta de que los pacientes con COVID atendidos en un hospital tiene más probabilidades de morir que los internados en una clínica.
Así, al 19 de junio los registros de la tasa de mortalidad (proporción de fallecidos por COVID respecto del total de hospitalizados por el virus) dan cuenta de que el Hospital Padre Hurtado, tenía un 25,1%, mientras que la Clínica Las Condes apenas un 5%. En otras palabras, en algunos hospitales públicos se llega a quintuplicar la tasa de mortalidad de recintos privados.
Y aunque estas son las cifras más alta y más baja de las recogidas, marcan la tendencia que se observa en la Región Metropolitana, donde los números de los recintos públicos prácticamente duplican, en términos generales, las de los centros privados.
En detalle, la tasa de mortalidad de los hospitales públicos es de: San José, 21,3%; Del Salvador, 20,1%; la ex Posta Central, 17,7%; el San Juan de Dios, 18%; y el Sótero del Río, 10%.
A excepción del Hospital Sótero del Río, todo el resto de recintos públicos superan por lejos las tasas de mortalidad reportadas por las clínicas de Santiago. Desde el Grupo Banmédica (clínicas Santa Marría, Dávila, Vespucio, Vidaíntegra y otras dos fuera de la RM), señalaron al mencionado medio que su tasa promedio era de 8,9%, la Clínica Universidad de Los Andes reportó un 9,7%, y la Clínica Indisa señaló tener una tasa de mortalidad hospitalaria de 12%.
Las causas
Consultado respecto a esta situación, el director (s) del Padre Hurtado, Mauricio Toro, explicó que la desigualdad social es un factor determinante, tanto en lo referido a los recursos de recinto, como a que el perfil de los pacientes es distinto.
«Tenemos población mucho más dañada: obesos, diabéticos, hipertensos, fumadores con alcoholismo o drogadicción. Eso pone otras condiciones. Esta no es la misma población de la Clínica Las Condes, donde un diabético ciego es rarísimo. Nosotros estamos llenos de diabéticos ciegos y amputados, porque sus condiciones de salud son mucho más malas. Son gente muy pobre y precaria, que vive hacinada. Aquí hay población de 40 o 50 años que parece de 70, porque no van al gimnasio y no comen saludable, porque no pueden o no quieren, no tengo idea. Pero no pueden cuidarse su diabetes igual que un señor que vive en Vitacura», explica Toro, quien además de dirigir el Hospital Padre Hurtado atiende en la Clínica Alemana.
Asimismo, el doctor Toro agrega otro dato que puede ser relevante para explicar el fenómeno: «los hospitales recibimos solamente a los pacientes más graves. Tenemos pacientes que se atienden en sus casas y esos pacientes puede que en las clínicas se hospitalicen. Nosotros no tenemos pacientes leves”, señala.
Finalmente, Toro también destaca que la red hospitalaria, especialmente en el suroriente de la capital, está saturada.
«Los hospitales del suroriente de la Región Metropolitana están con una saturación importante. Estamos funcionando al límite desde hace un par de semanas. Originalmente, teníamos seis cupos de ventilación mecánica y los subimos a 41, y el lunes serán 43. Contando al servicio de urgencia, hemos tenido más de 50 pacientes ventilados. Obviamente, esta situación es bastante extrema. Ningún sistema de salud y ningún hospital tienen cupos infinitos. Hay un momento en que no hay capacidad para tratar a todo el mundo y ha pasado en todas partes. Nosotros estamos en una situación muy similar a esa, tenemos que definir a quién conectamos a ventilación mecánica porque tiene posibilidades de salir, y aquellos que no tienen posibilidades, no los conectamos«, lamentó el médico.