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Organización de memoria denuncia que la PDI «quiere borrar las huellas de su pasado represivo» derrumbando un recinto

Por: Carlos Jara | Publicado: 28.07.2020
Organización de memoria denuncia que la PDI «quiere borrar las huellas de su pasado represivo» derrumbando un recinto PDI | Agencia Uno
Esto porque dicho recinto, ubicado en la comuna de Ñuñoa, fue utilizado como cuartel por el Covema (Comando Vengadores de Mártires), una agrupación criminal creada por funcionarios de Investigaciones durante la dictadura para perseguir a opositores.

«Nuevamente la PDI quiere borrar las huellas de su pasado represivo, solicitando permiso para destruir un inmueble, con el pretexto de construir su Departamento de Bienestar«, denunció este martes la Corporación Memoria Borgoño 1470.

La historia alude al ex Cuartel del Covema ubicado en Obispo Orrego N° 241, en la comuna de Ñuñoa, utilizado por la agrupación de torturadores de la PDI en sus labores.

El COVEMA (Comando Vengadores de Mártires) fue una agrupación criminal creada por funcionarios de Investigaciones, que consideró que la política represiva de la dictadura no era suficiente. Por ello montaron una organización destinada a secuestrar opositores.

Es así como el 23 de julio de 1980, secuestran a Eduardo Jara y Cecilia Alzamora, desde la vía pública, cuando transitaban en un taxi hacia su casa de estudios. Ambos estudiantes de periodismo, militantes del MIR, son trasladados a diferentes recintos secretos de Investigaciones, siendo Obispo Orrego 241, donde permaneceren cautivos.

En ese lugar, existieron oficinas, archivos, funcionarios, interrogadores y guardias. Además, en dicho recinto los secuestrados fueron objeto de tratos degradantes y salvajes torturas durante días, tratando de obtener información respecto a personas y acciones de las organizaciones que resistían a la dictadura.

El 2 de agosto de 1980, Eduardo Jara y Cecilia Alzamora son abandonados en un sitio eriazo de La Reina. Tras pedir auxilio a los escasos vecinos del sector, son trasladados a la Posta 4 de Ñuñoa, donde Eduardo Jara fallece.

«Tanto las investigaciones judiciales como los testimonios de decenas de personas han logrado determinar que en el recinto en cuestión se cometieron graves violaciones a los Derechos Humanos. El clima de impunidad que nos desborda insiste en que estos espacios sean destruidos, facilitando el ejercicio de los olvidos, negacionismos y repetición de la violencia«, sostuvieron desde la Corporación Memoria Borgoño 1470 respecto de la intención de la PDI de derribar el lugar.

En esa línea, llaman a «detener la demolición del Covema», y a «exigir la declaración como sitio de memoria del inmueble de Obispo Orrego Nº241«.

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