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El estudio realizado por las psicólogas feministas, Nerea de Ugarte y Sofía Paz Alvarado, recoge las respuestas de mujeres entre 15 y 72 años. Una de las preocupaciones que plantean es la disconformidad con la imagen corporal a temprana edad y el creciente ingreso de la población infantil a redes sociales como uno de los factores que inciden en ella.
“¿Alguna vez te has sentido disconforme con tu apariencia física? El 99% de las mujeres que respondieron esta encuesta están disconformes con su apariencia física. Solo 8 mujeres de un total 784 mujeres encuestadas, señalan conformidad con su apariencia”, es uno de los datos que revela el primer estudio de “Autoestima Política”, realizado por las psicólogas feministas Nerea de Ugarte y Sofía Paz Alvarado, ambas integrantes del Centro de Estudios Interdisciplinario de las Mujeres (CIDEM).
Para el estudio fueron consultadas mujeres entre 15 y 72 años, a través de una encuesta online, que fue aplicada entre el 19 y el 30 de abril pasado. En esta, se incluyeron tres preguntas relacionadas a la “Autoestima política”, particularmente en la dimensión de la imagen corporal.
Otro de sus resultados tiene relación con la edad promedio en que las mujeres dijeron haberse sentido disconformes por primera vez con su apariencia física, que en promedio fue a los 12 años. En detalle, es que el 69,5% (539 mujeres) señala que entre los 7 y 13 años experimentaron por primera vez disconformidad con su apariencia física.
Frente a la pregunta “¿cuál es la primera palabra que se te viene a la cabeza cuando te miras al espejo?” (se les pidió responder solo una palabra), las palabras más recurrentes en las respuestas fueron “gorda” y “fea”.
Junto a esto, al 60,3% de las mujeres se les vienen palabras autoagresivas cuando se miran al espejo, tales como “cerda, asquerosa, deforme, demacrada, deteriorada, imperfecta, incompleta, insuficiente, repudio, vaca, indeseable, decepción”, fueron algunas de las recogidas de las respuestas.
Por otro lado, el 29% refiere que la primera palabra que se le viene a la cabeza al mirarse al espejo es “bonita, linda, flaca, belleza”.
La psicóloga y Magíster en Psicología Clínica, Nerea de Ugarte, parte definiendo este concepto como algo fundamental de la subjetividad, pero reconociendo que su abordaje en la psicología se ha hecho principalmente desde una perspectiva individualista, “sin considerar la estructura social que es transversal a los procesos de socialización y a la construcción de ésta”.
“Que el 99% de las encuestadas haya afirmado que se ha sentido disconforme alguna vez con su apariencia física revela que la problemática en relación a la autoimagen es estructuralmente sociocultural. Siendo la autoimagen sólo una dimensión de la autoestima, en nuestra cultura, a propósito de la dictadura de los estereotipos de belleza, se convierte en una dimensión prioritaria para el proceso de construcción de una evaluación subjetiva justa que idealmente debiera contemplar equitativamente las demás dimensiones que componen la autoestima (autoconocimiento, autocapacidad, autoeficacia, entre otros)”, sostiene.
Ramon Monroy/Aton Chile.
Sobre esto, da relevancia a que la autoestima un factor clave en la construcción de nuestra personalidad, por lo que se debe seguir viendo cómo una característica aislada, sino más bien como un fenómeno colectivo y político.
La investigación que ambas profesionales han estado desarrollando busca describir e interpretar cómo la industria de la “belleza” ha ido avanzando hacia el cuidado personal y el bienestar profundizando en “las inseguridades a través de la culpa”.
“Desde nuestra investigación, postulamos que la Autoestima Política es el proceso de comprensión y toma de conciencia mediante el cual se internaliza, concientiza y redefine que la autoestima por años ha sido un dispositivo de control, subordinación y rentabilidad en nuestra cultura, utilizado por el mercado a través de las diferentes fuentes de aprendizaje social, para lucrar con las inseguridades que construyen, masifican e imponen”, indica.
Es por eso que apuntan a que un proceso de construcción de una “autoestima sólida, crítica y estable” requiere concientizar y resignificar la autoestima como un derecho de dignidad humana. “Esta resignificación se logra a través de resistir propositivamente a la hegemonía de ser mujer impuesta por roles y estereotipos de género”, agrega de Ugarte.
Nerea de Ugarte autora de «Querida Violeta».
A esto complementa Sofía Paz Alvarado, magíster en Psicología Educacional y diplomada en Estudios Interdisciplinarios de las Mujeres enfatizando en que “es importante que estos temas se hablen de manera transversal, en todos los espacios, la alianza familia-escuela es clave en el proceso de cuidado respecto del uso y abuso de redes sociales. “Hoy además de ello, se suman los chats de video juegos, como otro espacio de interacción social”, dice.
Una de sus preocupaciones es que a temprana edad se genera la disconformidad con la imagen corporal y el creciente ingreso de la población infantil a redes sociales.
“Advertimos en las redes bajo control ma-parental con la población infanto juvenil. Las redes sociales están destinadas para ser utilizadas por adultos, o por niñxs con supervisión, pero sabemos que eso en la práctica no ocurre. Los riesgos asociados son la adicción digital y la pérdida de vinculación socioafectiva, disminución de la empatía, el debilitamiento en el reconocimiento emocional y otros efectos nocivos para el desarrollo”, señala.
Sofía Paz Alvarado, psicóloga educacional y diplomada en Estudios Interdisciplinarios.
De Ugarte recalca, en tanto, que la autoestima sin concientizar el sistema que habitamos es imposible.
“Sin conciencia de cómo opera el capitalismo y el patriarcado en la construcción de la autoestima de las mujeres, caemos en la lógica individualista de creer que la mejora de la evaluación personal depende de cada una. Comprender desde un lugar político la Autoestima permitirá salir de la trampa individualista de que amarte sólo depende de ti, para avanzar a una comprensión que nos permita acceder a un estado de autonomía respecto a nuestra autoevaluación y liberar nuestra autoestima de la subordinación de este sistema”, plantea.
“Una de las acciones que podría generar el primer y más importante paso para la reapropiación de la construcción de nuestra autoestima sería la promoción de una nueva conciencia del mundo”, concluye en su análisis de Ugarte.
