Juzgado de Garantía de Collipulli. | Agencia Uno.
«El Cristofer se enojó, pescó un palo y empezó a apalear al ‘Cacharra’ y le gritaba ‘pa’ qué lo soltaste’ (…). Cuando volví a la choza ‘Cacharra’ ya estaba muerto», es parte de lo que reveló uno de los imputados en el caso de secuestro, torturas y homicidio que se dio a conocer el pasado jueves, el que involucra el robo de armamento y drogas en Collipulli. Hechos que se revelaron luego que una de las víctimas escapara de sus captores y llegara hasta la policía.
Este martes se dieron a conocer nuevos antecedentes de la investigación del Ministerio Público sobre el doble secuestro y homicidio ocurrido en Collipulli, región de La Araucanía, el pasado jueves 17 de junio, luego que una de las víctimas escapara de sus captores y llegara hasta la policía.
Hasta ahora son 12 las personas imputadas por el caso que incluye secuestros, torturas, homicidio y el descuartizamiento de un cadáver, crímenes que se habrían dado tras un robo de armas y drogas.
El pasado lunes se realizó la audiencia de formalización con varios funcionarios a cargo de la causa: Roberto Garrido, el fiscal regional de La Araucanía, y un equipo de la Unidad de Alta Complejidad. Todos los imputados quedaron en prisión preventiva acusados de distintos delitos.
En esta instancia se dio lectura a las declaraciones de los involucrados. La Tercera reveló parte de los relatos de la víctima, quien es un mecánico nombrado como «El Jani», y de dos de los imputados.
Uno de los secuestradores habría relatado que fue el 2 de junio cuando supieron que a la familia de María Ancalaf le habían robado dos armas y plantas de marihuana. «Cuando íbamos llegando venía llegando también la señora María (Ancalaf) con la Julieta (Pérez) y Richi y dijeron que venían de donde ‘Cacharra’ (46 años) y que él les había dicho que fue ‘el Jani’ el que les robó la marihuana y las armas«, sostuvo uno de los imputados que está colaborando con los persecutores.
Así, el grupo habría llevado bajo engaños al Jani hasta un sitio en el camino San Andrés, kilómetro 11, en Collipulli. «Veo que se baja el cabro y en ese momento el Cristofer le pega un cachazo en la cabeza, el Mansilla le pega un palo que pasó rozando e incluso pegó en el auto, y ahí la cabra (Julieta) le tiró el hachazo en la cabeza, pero como con el filo de lado, ya que si se lo hubiese pegado de frente lo mataba», relató uno de los testigos.
«Lo agarraron y la Julieta dice que lo lleven a una bodega; en eso sale la María de su casa y les dijo ‘llévenlo pa’ la bodega de atrás’. Ahí llegó el Richy y lo amarraron con unos lazos junto con el Cristofer, y lo llevaron a la rastra para la bodega. Me acuerdo que el cabro iba gritando, y ahí echó a la balanza altiro al ‘Cacharra’«, afirmó, por lo que habrían decido ir a buscarlo. Se trataba de otro mecánico de la zona.
El Jani, en tanto, cuenta que le dijeron «sabís con quién te estás metiendo, nosotros tenemos cualquier poder; luego de esto, descubrieron sus rostros y me di cuenta que estaba la Julieta. Esta me cortó el dedo chico del pie con una cuchilla y también me apuñaló la pierna. Igual vi al Nacho, se sumó el Richy y otros tres sujetos que hasta ese momento no reconocí».
Según sigue el citado medio, los secuestradores se llevaron al Jani hasta otro terreno, en el que le construyeron una choza y atendieron, tras las torturas anteriores. A ese mismo lugar llevaron al Cacharra.
De acuerdo a las declaraciones, mientras se realizaban las sesiones de torturas, otra persona se comunicaba con las familias de las víctimas a través de WhatsApp para evitar sospechas. Incluso, habrían hecho grabar al Jani un audio diciendo «mamita, estoy bien, estoy trabajando para el campo con los parientes».
«Llegamos al campo, el Richy y el ‘Jani’ bajaron al ‘Cacharra’ de la camioneta. (…) y tiraron al ‘Cacharra’ dentro de la ruka (…). Le sacaron la ropa, y en eso la Julieta agarra un alicate tipo pinza de color amarillo, el viejo tenía la boca abierta«, afirmó uno de los testigos. Allí, según la investigación, se le habrían aplicado torturas como electricidad, desnudamientos, abuso sexual y sumersión en agua.
Al día siguiente se enteraron de la huida del Jani: «¡Peñi, peñi, peñi, se arrancó el Jani!», habría avisado el Cacharra.
«El Cristofer se enojó, pescó un palo y empezó a apalear al ‘Cacharra’ y le gritaba ‘pa’ qué lo soltaste’ (…). Cuando volví a la choza ‘Cacharra’ ya estaba muerto, estaba como sentado afirmado en la carpa, pero no se movía, y estaban el Cristofer y la Julieta, y el Cristofer me dice que lo mató, que ‘Cacharra’ le había pedido agua y él tomó una caja de vino que estaba a la mitad y se la puso en la boca y se la apretó y como le entró aire y vino se ahogó y después de decirme eso le pegó un palo y le dijo ‘despierta chuchatumare’», contó a los persecutores.
«El Cristofer dice que había que quemarlo. Yo empecé a juntar leña nomás. El Mansilla y el Cristofer fueron los que llevaron las partes al fuego para quemarlas, pero no vi cómo lo hicieron. En eso estuvo el Mansilla toda la noche de ese día en el fuego quemando las partes del ‘Cacharra’», aseguró, tras lo cual se dieron a la fuga para finalmente, algunos de ellos, entregarse a la policía. Otras partes del cuerpo, que no pudieron ser quemadas, fueron lanzadas al río en Collipulli.
Uno de los imputados habría entregado información en relación al homicidio del sargento de Carabineros Francisco Benavides. Una de las hipótesis que se manejaban en el caso dice relación con que las armas que fueron robadas en Collipulli, gatillante de los secuestros y torturas, serían las mismas que fueron utilizadas en lo ocurrido con el uniformado el pasado 25 de mayo.
«Quiero decir que respecto de las armas, el ‘Jani’ nos dijo que desde la muerte del carabinero, él, el Chelelo, el Cayao, el Veneno y el Alan vieron cuando escondieron las armas en un alcantarillado a orilla del canal, atrás de la casa de la María Ancalaf, y que las habrían escondido la Julieta y Richi. Que habrían estado recorriendo el sector como tres meses para poder encontrar las armas y droga para robárselas, hasta que las encontraron. Y nos dijo que las armas se las vendieron al tío del Chelelo y al abuelo, que ahí estaban las armas, esto acá en el Bajo Malleco», habría sido la declaración del imputado.
Sin embargo, según otra publicación del mismo medio, fuentes de la investigación indicaron que no existen antecedentes que respalden la teoría y que las descripciones de las armas robadas no coinciden con las utilizadas en el homicidio del carabinero. Por lo que la revelación se podría haber dado a raíz de las torturas.
