Mujeres por la Vida sobre Lorenzini: “Vemos en el daño una oportunidad de cambio”

Desde Mujeres por la Vida, movimiento que surgió como resistencia a la dictadura de Augusto Pinochet, se refirieron al caso de la concejala de Ñuñoa Kena Lorenzini, denunciada en los últimos días por maltrato laboral.

Mediante una declaración, expresaron que “nos formamos y comenzamos a actuar cuando el feminismo instaló en medio de la dictadura el lema ‘lo personal es político’. Muchos años y luchas han pasado, pero la consigna sigue ahí, en cada una de nosotras y en lo colectivo como una manera de entender y transformar la sociedad y también a nosotras mismas”.

El texto, firmado por María Ester Aliaga, Graciela Bórquez, Mirentxu Busto, Patricia Duque, Ximena Duque, María Olivia Monckeberg, Estela Ortiz, Fanny Pollarolo, Sandra Radic, Teresa Valdés y Marisa Weinstein prosigue señalando que “Kena Lorenzini es una de nosotras, las Mujeres por la Vida, desde nuestros comienzos”.

“El maltrato es maltrato”

“Nos hemos acompañado en los procesos políticos y personales por décadas. Esta cercanía no nos ha significado negar ni naturalizar alguna acción de cualquiera de nosotras que dañe a otras personas, sino por el contrario apoyarnos para enfrentarla de manera decidida. En este caso, nos referimos al maltrato laboral a una persona que trabajaba con ella que la propia Kena ha reconocido y por el cual ha pedido disculpas públicas y privadas. El maltrato es maltrato y desde esta perspectiva lo primero es nuestra comprensión y solidaridad para quien se sintió pasada a llevar”, indica.

El escrito agrega que “reconocido el hecho, sabemos que el maltrato es propio de la cultura de subordinación en la que todas nos formamos. Nuestra búsqueda es remirarnos para construir una nueva forma de relacionarnos, tan necesaria para el buen vivir. La resolución no pasa por eliminar a la persona que dañó, sino por identificar al patriarca que cada una de nosotras lleva dentro”.

Y continúa indicando que “es un aprendizaje individual y colectivo y como tal es un proceso que requiere tiempo, diálogo, voluntad de cambio y aceptación de que somos seres humanos que provocamos dolor en otras personas y que somos injustas no una, sino muchas veces en la vida”.

“Nos consta que Kena está llevando a cabo un profundo trabajo de desarrollo personal para identificar sus comportamientos patriarcales y prevenirlos. Su experiencia nos ha servido para revisar la historia de cada una, lo que también es doloroso porque sin duda todas las personas, particularmente las mujeres, hemos sido víctimas de maltrato o lo hemos ejercido”, añade.

Mujeres por la Vida destaca que “afortunadamente, los tiempos de transformación que estamos viviendo están visibilizando el mal uso del poder que teníamos naturalizado. Ellos nos impulsan a buscar formas de resolver los conflictos que reconozcan el dolor de las víctimas, su reparación y el cambio en las causas que lo provocan”.

“Por ello, vemos en el daño una oportunidad de cambio y que estas experiencias nos enseñen a ver nuestras propias fallas para seguir aprendiendo a ser sororas y cuidadoras. Ello nos urge además a manejar estas situaciones con sabiduría y mucho respeto a las personas directamente afectadas para no re-victimizar a quien ya ha sufrido, a pensar en los cambios institucionales y procedimentales necesarios para prevenirlas y a evitar que se transformen en ‘caza de brujas’ en favor de otros intereses”, exponen.

Finalmente, las mujeres que integran el movimiento cierran reiterando “que lo personal es político y, como dice Audre Lorde, ‘debemos ser el cambio que queremos para el mundo’”.