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Gobernadora de Aysén: «Las mujeres rurales tienen un rol crucial en soberanía alimentaria»

Por: Kathia Cancino Rojas | Publicado: 22.02.2023
Gobernadora de Aysén: «Las mujeres rurales tienen un rol crucial en soberanía alimentaria» Gobernadora de Aysén será parte del evento Década de las Mujeres Rurales | Cedida
La Gobernadora Regional Andrea Macías Palma fue nominada por la REDLAC para asumir como embajadora de la Década de las Mujeres Rurales, cargo que tiene como principal tarea oficializar ante organismos internacionales la declaratoria de las mujeres rurales de Latinoamérica y del Caribe. “Cuando son los Estados quienes se ponen de acuerdo y dicen asumimos esta declaratoria, permite que se activen procesos y mecanismos para abordar los problemas”, explica en exclusiva a El Desconcierto.

En el marco del inicio de la “Década de las Mujeres Rurales”, hito celebrado por la Red Latinoamericana y del Caribe de Mujeres Rurales (REDLAC), la Gobernadora Regional de Aysén, Andrea Macías Palma, fue invitada por la organización internacional para convertirse en embajadora y representante chilena de este proceso.

Debido a este nominación, la máxima autoridad de Aysén acudirá en su calidad de embajadora a la sede principal de la Organización de Naciones Unidas (ONU), en Nueva York, donde participará como expositora en la CSW67 (67th Session of the Commission on the Status of Woman). En la instancia, la Gobernadora Andrea Macías se referirá a la misión de la REDLAC de oficializar una declaración oficial de la Década de las Mujeres Rurales, centrada en el cambio climático, la soberanía alimentaria, la disminución de las brechas de género en la ruralidad y el trabajo para la eliminación de la violencia contra la mujer. 

Al respecto, El Desconcierto conversó con Andrea Macías sobre lo que significa este reconocimiento, que podrá relevar el trabajo de las mujeres rurales en el territorio. “Este nombramiento es un orgullo, porque se reconoce el trabajo que se realiza en este confín del mundo”, aludiendo a la Patagonia chilena que en el mes de abril se convertirá en la sede del quinto Encuentro de Mujeres Rurales de Latinoamérica y El Caribe (V ENLAC) en el que convergerán más de 160 lideresas de las 200 organizaciones que están bajo el alero de la REDLAC en el continente.

¿Qué significa para usted, como Gobernadora y como mujer, ser nombrada para este cargo?

Primero, es un tremendo reconocimiento que tomo con mucha humildad, con mucho respeto, y sobre todo con mucha responsabilidad. La nominación como embajadora de la Década de las Mujeres Rurales tiene un sentido que es tremendamente valorable, porque viene a reconocer el trabajo y la visión de desarrollo frente a estos temas que siempre he rescatado y que, hoy además, en el rol de Gobernadora, me permite tomar decisiones donde esta mirada y este enfoque pueda plasmarse a través de la ejecución de programas, de planes, de políticas que van en ese sentido: rescatar el trabajo que realizan las mujeres rurales y poner en el centro de la discusión, visibilizar, que las mujeres rurales tienen un rol crucial en la soberanía alimentaria.

–Los temas de interés para esta red de mujeres rurales, como el cambio climático, soberanía alimentaria, y otros, coinciden con las temáticas que son relevantes a abordar también en la Región de Aysén en general. ¿Por qué cree que se da eso?

Se da porque la realidad que viven las mujeres rurales, y lo que sucede con lo rural en general, no es algo propio de un territorio. La realidad que nosotros vivimos en esta región es la realidad de la ruralidad, y si uno lo mira con un enfoque de género, puede ver cómo el desarrollo ha sido en desmedro de las mujeres. La posibilidad, la oportunidad de poder generar procesos de innovación, de poder digitalizar, requieren también de un mayor acceso y mayor conocimiento, lo que para las mujeres rurales muchas veces es negado. Y no es negado desde una voluntad de negación, sino que, el progreso efectivamente no ha llegado de la misma manera para las zonas urbanas que para las zonas rurales.

Hay coincidencia, pero es una coincidencia que comparten las mujeres rurales en distintos territorios. El trabajo de la mujer rural, pero en general el de la agricultura familiar campesina, es un espacio que debe ser resguardado, pero que también requiere hoy de políticas públicas, de programas, que puedan fortalecer ese espacio y reconocer la labor que ahí se realiza, además de los saberes que se asocian a la tierra y que no se aprenden en las escuelas, por ejemplo.

¿Qué significa ser una mujer rural en la Región de Aysén?

Una mujer rural en la Región de Aysén se ve enfrentada a distintas trabas. E insisto, se siente con más fuerza en la ruralidad, pero, por ejemplo, si pensamos en términos productivos para las mujeres rurales, si yo quiero aumentar los niveles de producción de mis cultivos frutícolas, al no tener la propiedad de la tierra, al no tener formalización de sus actividades, no son sujetas de créditos, no son sujetas de aportes que pueda hacer el Estado, y les cuesta mucho más poder llevar adelante sus proyectos. Si quieren avanzar, si quieren dar ese salto para entrar en la rueda de la comercialización, les es mucho más complejo poder obtener los recursos. La tierra no está a nombre de las mujeres, está a nombre de los hombres, y eso es una tremenda traba para acceder a inversión porque no tienes cómo garantizar que efectivamente tú trabajas la tierra porque no es tu tierra. La lógica comercial y capitalista no te dice que la tierra es de quien la trabaja, te dice que la tierra es de quien tiene a su nombre un título de dominio. Eso es una tremenda desventaja para las mujeres rurales.

¿Cómo están enfrentando las brechas de género que existen entonces en Aysén desde el Gobierno Regional?

Desde el Gobierno Regional tenemos una mirada como administración que tiene incorporada una perspectiva de género, no sólo en cuanto a ruralidad, sino que, en general, en cómo el actuar del Estado debe tener esta mirada amplia, que nos permita efectivamente alcanzar mayores niveles de igualdad y la igualdad tiene que ver con el acceso. Por lo tanto, desde el Gobierno Regional, para nosotros pensar programas con enfoque de género, decidimos poner los focos, por ejemplo, en mujeres rurales, que fue lo que hicimos con los programas de reactivación económica, donde uno dice aquí vamos a reconocer a las mujeres rurales, porque en otros espacios de postulación a recursos tienen menos acceso.

Esta administración tiene la convicción de que la inversión pública también tiene que servir para reducir brechas de género.

– En ese sentido, pensando en disminuir las brechas de género, ¿en qué puede ayudar el exponer estas realidades en un espacio como la CSW67 en las Naciones Unidas?

En esta comisión a la que fui convocada, precisamente el tema a abordar es la condición jurídica y social de las mujeres, y específicamente en el panel de mujeres rurales, donde podré referirme a las mujeres como actoras clave para combatir la crisis climática, al cuidado de la vida y de la soberanía alimentaria.

En ese sentido, creo que este es un espacio que permite, quizás desde un lugar muy lejano, visibilizar la urgencia que hoy tiene el avanzar en generar condiciones de igualdad para las mujeres rurales porque lo vemos en la ruralidad. Vemos cómo el cambio climático está afectando los cultivos, vemos cómo la incorporación de químicos también está afectando la producción de ciertos tipos de alimentos, vemos la urgencia de poder centrarnos en hacer producciones orgánicas que resguarden y cuiden la vida. Por eso es importante la representación en ese espacio, sobre todo cuando esto surge desde las propias pares, que son quienes te reconocen y te validan para poder representarlas.

– ¿Qué relevancia adquiere el que exista una declaración de la Década de las Mujeres Rurales? ¿En qué aporta eso a disminuir las brechas de género existentes?

La Red Latinoamericana y del Caribe de Mujeres Rurales ha declarado la Década de las Mujeres Rurales, pero el objetivo es buscar que esta tenga un reconocimiento, un estatus mayor. ¿Por qué? Porque cuando esto se establece, cuando son los Estados quienes se ponen de acuerdo y dicen asumimos esta declaratoria, permite que se activen procesos y mecanismos para abordar los problemas de los cuales estamos hablando.

Lo otro, es cómo generamos condiciones que inviten a permanecer en el campo. Hoy los niños y niñas migran precisamente de los espacios rurales hacia lo urbano, para poder acceder a educación y a otras cosas. Es necesario volver a lo que antiguamente vivíamos y al valor que se le daba antes a lo rural. Y eso sólo se puede hacer a través de la intervención del Estado, mediante políticas públicas que garanticen esos accesos. Que la gente sepa que vivir en el campo también es una oportunidad de desarrollo, que no va en desmedro para mí quedarme ahí.

– Usted dice volver a lo que antiguamente vivíamos, pero no son sólo cosas positivas las asociadas a la ruralidad. En Chile siempre ha existido un componente muy machista vinculado con el campo, sobre todo viendo épocas pasadas. ¿Cómo se puede enfrentar eso que sigue existiendo hasta hoy?

Efectivamente el machismo, esta cultura tan patriarcal de cierta forma dominante, se reproduce en muchos espacios, sobre todo donde hay menos acceso a información y a otras cosas, allí todos esos resabios permanecen con mucha más fuerza. En lo rural ha habido, y desde esta región uno lo puede ver, una invisibilización permanente del rol de las mujeres. Cuando una lee o escucha sobre, por ejemplo, el proceso de colonización de la Patagonia, siempre se habla de «los colonos», «los que llegaron primero». ¿Dónde están las mujeres que llegaron también aquí a hacer patria y que fueron fundamentales también en el proceso de poblamiento de este territorio? Cuando los “viejos” se iban a trabajar no es como ahora que andan una semana o cinco días, se iban meses. Durante todo ese tiempo, ¿quién sostenía a la familia en el espacio? ¿Dónde se quedaban los niños? Las que tenían que encargarse de proveer de alimentos y ver cómo generaban cultivos eran las mujeres.

Cómo podemos ir modificando esas prácticas de invisibilización, creo que con gestos y acción política. Cuando una dice buscamos una declaración de la mujer rural, es una forma, porque hay un reconocimiento desde los Estados de decir el trabajo que ustedes hacen sí es importante para la vida en el mundo, sí es importante para la producción de alimentos. Es difícil hacerlo, porque estamos hablando de cambios culturales, de cómo personas que estamos educadas de alguna forma los tiempos actuales nos invitan a modificar nuestra estructura de pensamiento, y eso es complejo, sobre todo a medida que las personas van avanzando en edad.

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