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Educación y migrantes: Espacio de cuidado diurno nivelará a niñeces vulnerables en Santiago

Por: Kathia Cancino Rojas | Publicado: 08.06.2023
Educación y migrantes: Espacio de cuidado diurno nivelará a niñeces vulnerables en Santiago Programa Acompaña Hoy educará a niños y niñas migrantes | Agencia Uno
El programa pretende ser un espacio educativo para aquellas niñeces migrantes que, por encontrarse de manera irregular en el país, no han logrado insertarse en el modelo educacional chileno o han visto interrumpida su educación por su desplazamiento entre países.

El 31 de diciembre de 2022 había al menos 428 personas que vivían en situación de calle en el bandejón central de la avenida Libertador Bernardo O’Higgins, las que finalmente abandonaron el sector, en su gran mayoría, tras la reactivación del proyecto Eje Alameda-Providencia.

Aunque la cifra no venía sola: muchas eran familias migrantes que residían en esa zona junto a sus hijos e hijas. «Había un número importante de familias pernoctando en la Alameda hasta el terminal de buses, hasta Providencia, hasta Salvador», explica Luis Berríos, secretario ejecutivo de la Vicaría de Pastoral Social Caritas, entidad que impulsó un plan para conseguirles una solución habitacional transitoria a las familias erradicadas del bandejón central.

«Nos dimos cuenta de que existía un grupo de niños con sociabilización callejera y que el haber vivido en la calle les ha impedido incorporarse a los sistemas formales de educación», continúa Berríos, entregando las primeras luces de cómo surgiría la idea más ambiciosa de la Vicaría: el proyecto Acompaña Hoy, que espera recibir a 25 niños y niñas de familias migrantes en situación de vulnerabilidad.

«Como no hay oferta pública dijimos ‘bueno, aquí hay un vacío’, y vamos a partir con este piloto para ofrecerles un espacio de cuidado diurno que va a tener este componente de cuidado, recreación y el tema socioeducativo, de manera de ponerlos al día con la trayectoria escolar que quieren llevar», adelantó en conversación con El Desconcierto. 

«Espacio de cuidado diurno»

Consultado respecto de qué se trata la ayuda que estas niñeces van a recibir, nuestro entrevistado comenta que se dispone «de un equipo de educadoras, principalmente mujeres, que van a estar en contacto en el trato directo con los niños todos los días y ellas van a desarrollar distintas estrategias pedagógicas para nivelar las competencias que, de acuerdo a su edad, deberían tener los niños según el currículum del Ministerio de Educación. Si un niño a los cinco o seis años debería saber tal o cual cosa, por ejemplo, entonces la idea con ellos es entregarles herramientas para ponerlos al día y que puedan entrar de lleno en el sistema educacional sin un rezago tan evidente. Porque, como he dicho, estamos pensando principalmente en niños que han venido migrando hace cuatro o cinco años, que no eligieron venir y ninguno eligió venir a Chile, pero esta misma movilidad les ha costado procesos educacionales súper interrumpidos, o en algunos casos, nunca se han vinculado a un sistema educativo formal».

En esa línea, el programa que iniciará el próximo 15 de junio consideró un catastro de aquellas familias que pernoctaban en la Alameda y a quienes lograron reubicar en hogares transitorios u albergues.

«Hicimos una ficha, vimos cómo está su situación hoy, si ha mejorado o si los niños se encuentran en riesgo», detalló al tiempo que aseguró que se realiza una «evaluación psicosocial de la situación», aunque tienen dos focos de selección, que también incluye a algunas residencias familiares de la Región Metropolitana.

«Logramos encaminar a más de 117 familias que estuvieron viviendo en la Alameda y logramos encaminarlos a una solución de habitabilidad transitoria, ya sea a través de subsidios de arriendo, de derivaciones a albergues, hostales, y han mantenido esta situación de mejora», pormenoriza.

Solución a corto plazo y el llamado al gobierno a actuar

Por lo mismo, desde la Vicaría apuntan a que el programa les podrá dar la posibilidad de tener «autonomía» a las familias, para que mientras los niños se encuentren en el recinto, ubicado en el corazón de Santiago, sus padres «puedan generar ingresos, (que) las familias generen una mediana estabilidad para que les permita tomar la decisión de irse o quedarse (en el país)».

Sobre todo porque el programa considera clases de cinco a seis horas por día, que a través del acompañamiento profesional de las educadoras, nivelará los conocimientos de los niños y niñas en un rango etario de seis a 11 años. 

Sin embargo, pese a que el piloto pretende ser una vía educacional para aquellos niños y niñas con un proceso educativo irregular por su condición de vulnerabilidad, Berríos es enfático en un aspecto: el gobierno debe «ofrecer algún espacio de solución a largo plazo, que sí o sí pasa por una alternativa de regularización«, afirmó.

En esa línea, remarcó que es esta condición irregular la que «les genera una serie de vulnerabilidades, sobre todo en su empleo, porque hay familias que son profesionales, que tienen un oficio, pero que en Chile no pueden ejercer de manera regular por su condición migratoria».

Redoblar los esfuerzos

Considerando el proyecto previo, ¿cuáles son sus proyecciones del programa?, le consultamos a Berríos. «Que las familias puedan ir asumiendo una mayor autonomía en su proceso en Chile, que vayan tomando las riendas de su propio proceso, sea cual sea, si quieren quedarse, si quieren irse. Y nuestra gran batalla es que las personas puedan acceder a un proceso de regularización para generar ingresos de manera autónoma, desarrollarse en el país, tomar decisiones de manera autónoma y no tener que estar condenados a la mendicidad o a la asistencia por parte de organizaciones como nosotros, u otra, que obviamente si no hay puertas que te permitan por ti mismo o por sí mismo valerte y generar los ingresos que necesitan…, lo más probable es que tengan que estar dependiendo de la asistencia o de la calidad de múltiples organizaciones.

Y en ese mismo sentido, ¿cuántos niños y niñas esperan recibir? «Vamos a recibir en esta primera etapa 25, que es la etapa piloto. Esperamos llegar al doble a finales de año, a 50. Y si sale todo bien, si el modelo es sostenible, si de verdad se logra un impacto positivo en el niño y las niñas, la idea es poder ampliarlo el próximo año. Entonces, lo que esperamos es que este mismo modelo se pueda multiplicar por dos o por tres para el próximo año», asegura nuestro entrevistado.

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