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Profesor y su cueca con Campillai: «Ella aportó mucho como mujer resiliente y guerrera»

Por: Carolina Ceballos | Publicado: 14.09.2023
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«Quisimos instalar en la discusión que todas las personas en situación de discapacidad física, visual, auditiva y motora, merecen estar en todos los espacios, porque existimos y porque (somos) parte de una sociedad», comenta Hernán Fuentes Cruz, profesor de la senadora que lo contactó en enero para bailar una «cueca inclusiva», como ella misma así la definió en la previa de su aplaudida presentación en el Congreso.

Atendiendo a la contingencia de Fiestas Patrias, este miércoles la senadora independiente, Fabiola Campillai, sorprendió al bailar un pie de cueca inclusivo, performance que llamó la atención y fue ampliamente celebrada en redes sociales.

¿Cuál es la trastienda de la presentación de la parlamentaria no vidente? Su profesor Hernán Fuentes Cruz, quien también es docente de Educación Física, coordinador de convivencia escolar de la escuela Nanihue de San Ramón, además de activista disidente de la diversidad sexual, comenta a El Desconcierto la génesis de todo.

¿Cómo se gesta la cueca inclusiva de la senadora?

– La cueca inclusiva se gesta a partir de la necesidad de la senadora Fabiola Campillai, en enero de este año. Ella se acerca a nuestra escuela de comedia musical a pedirnos que pudiésemos trabajar con ella, quería demostrar que sí se pueden pasar los límites y las barreras sociales y prejuicios a partir de las personas con situación de discapacidad. En ese sentido, la senadora se colocó al servicio de visibilizar que todo era posible. Ella la bautizó como ‘cueca inclusiva’, porque reconocía también en mí, una persona homosexual disidente que dio una pelea fuerte en época de dictadura desde las poblaciones, específicamente desde la población La Bandera.

Ella sentía que también era importante visibilizar, desde la inclusión, a las disidencias y diversidades sexogenéricas. Por eso se acercó también, para poder incluir a todas las personas que de alguna otra manera estamos fuera de este sistema de partidos políticos, que nos dejan afuera simplemente por no ser militantes. Y la necesidad principalmente se gesta porque ella quería demostrar que sí es posible salir adelante, más allá de las dificultades y adversidades de la vida.

«La porfía de salir adelante ayudó mucho»

¿Cuáles fueron las principales limitaciones a la hora de enfrentar esta performance?

– Respecto a las principales limitaciones, el coraje, la resiliencia, la porfía de salir adelante y de aprender a bailar cueca sin antes haber bailado cueca, de la senadora Fabiola Campillai, ayudó mucho para poder enfrentar esta cueca inclusiva, porque ella tenía una impronta muy maravillosa, tiene una fuerza interior increíble. Entonces, no encontré tantas limitaciones, porque ella estaba con este coraje tan importante de salir adelante…

Y si pudiésemos hablar un poco de su condición de una persona ciega, la limitación fue que yo me vendé los ojos, me puse una cinta y empecé a bailar con ella, yo también sin ver. Y la limitación la puse yo, como el profesor de cueca de la senadora Fabiola Campillai, porque me fue muy difícil para mí bailar con ella en igualdad de condiciones, yo con los ojos vendados. Esa fue una limitación, pero me la coloqué yo, a diferencia de la senadora, que tenía un coraje y una impronta admirable.

¿Qué podrías destacar de la senadora Campillai al momento de enfrentar un desafío de esta envergadura?

– Si tengo que destacar algo, es la resiliencia, el coraje, la fuerza interior que tiene la senadora Fabiola Campillai para plantarse en nuestra escuela de comedia musical y decir: «ustedes son las personas que me van a enseñar a bailar cueca’. Y tú, ‘Pato Bailarín’ o ‘Hernán Fuentes’, eres la persona, porque conoce desde tu propia historia la marginación, los prejuicios de la gente. Por tanto, quiero también visibilizar tu lucha como disidente homosexual».

En ese sentido, quiero destacar la nobleza de la senadora, porque estuvo en una constante siempre. Y ella sabía que iba a bailar. Partimos desde cero de una manera muy lúdica, aprendiendo a sentir su propio ritmo corporal. Yo la senté en el suelo, hice que ella tocase su cuerpo y escuchase la música primero, no era el foco que ella aprendiera una coreografía de cueca, el foco era que aprendiera a sentir la música interior que estaba en las corrientes de su sangre, en su propia respiración, que estaba el ritmo y el pulso en su propio corazón. El trabajo se generó a partir de su propio cuerpo,  fue realmente interesante cómo ella fue captando esas sensaciones y emociones desde la música, desde el cuerpo mismo de ella, eso fue maravilloso de destacar.

El cuidado de no exponerla

Como profesor, ¿qué significado tiene haberte involucrado en un reto tan significativo?

– Yo soy profesor de Educación Física. Estudié Educación Física para poder comprender cómo funciona fisiológicamente en el ejercicio y el movimiento, el cuerpo de las personas. Significó bastante porque la senadora me habló en enero de este año. Y cuando me habló, yo tomé el desafío pero desde la visibilidad, desde crear una metodología de trabajo para una persona ciega que nunca había bailado cueca.

En ese sentido, esta metodología apuntó principalmente a no condicionar la condición de la senadora Campillai y, por otro lado, a que ella sintiera que estaba no siendo expuesta de una manera violenta a partir de su propio proceso de vida.

Desde ahí se transformó en un proceso muy significativo para ella, porque fuimos paso a paso con la metodología de trabajo. Primero el ritmo corporal, la respiración, sentir cómo fluye su respiración, cómo va la de sangre por sus venas, cómo pasa por el corazón su propia sangre en su propio ritmo, y cómo ese pulso interno ella lo reconocía. Fue lo primero, luego empezamos a percutir con las palmas, con tambores, a reconocer el espacio mismo.

Encontramos códigos. Yo hago el paseo con ella y le aprieto la mano. Y cuando le aprieto la mano, ella me la aprieta para ir reconociendo el espacio, si ella me aprieta es porque va reconociendo ya el espacio, si no me apretaba es porque le faltaba reconocer más el espacio.

Segundo, yo la coloco frente a mí y le toco los hombros de una manera muy sutil, nunca exponiéndola, para que ella se ubique en el tiempo y espacio y sienta que estoy al frente de ella. Luego empezamos a trabajar en el espacio la vuelta inicial de la mano, y las medias lunas yo con el pañuelo sutilmente le paso por un hombro y sea lado derecho o lado izquierdo, y ella entiende desde su propio tiempo y espacio que se debe devolver y cuando hacemos vueltas de espacio, nos tomamos las manos de una manera fraterna y ahí yo la impulso a que ella gire sobre su propio eje. Así fuimos construyendo juntos, ella ayudó mucho, aportó mucho desde su propio espacio como mujer resiliente y guerrera.

«Todos merecen estar en todos los espacios»

¿Cuál es el mensaje que quisieron transmitir como pareja haciendo esta performance en el Congreso frente a todo el país?

– Primero, quisimos instalar en la discusión de que todas las personas en situación de discapacidad física, visual, auditiva, motora, merecen estar en todos los espacios, porque existimos y porque son parte de una sociedad. Cuando la senadora me plantea a mí, como disidente homosexual, ser yo quien la guíe en este proceso de aprendizaje, es que me dice, ‘yo quiero que bailes con los tacos, esos mismos tacos con los que acompañaste a Ana González de Recabarren, esos mismos tacos con los que siempre estás en las marchas, en las poblaciones, esos mismos tacos rojos, negros. Quiero que sean visibles, para que las disidencias también sean parte de un espacio en donde no son visibles’.

Luego, la pareja con la senadora ciega, y en mi rol de marica pobre, instalarnos en el Congreso, es mostrar que las políticas públicas de un país deben responder a las necesidades de todas las personas, no solamente de la élite o solamente construir políticas públicas que respondan a las cúpulas de poder.

En tercer lugar, nuestros colores rojo y negro, responden a un símbolo fuerte que tiene que ver con el poder popular y que es el pueblo el que debe estar dentro del Congreso, mandatando sus propias necesidades y sacando la voz de aquellos que no estamos representados en el Congreso.

Y mostrar, desde el respeto y el amor que le tenemos a nuestro país, que sí se puede bailar una cueca inclusiva desde la inclusión, valga la redundancia, y considerando que lo hacemos con todo el respeto del mundo cuando bailamos cueca, porque somos chilenos, porque sentimos en nuestro corazón el seis octavos que tiene la cueca, y que viene de esta lucha afrodescendiente de los esclavos, ese seis octavos que fue transformándose en lo que hoy conocemos como cueca.

«El taco es muestra de resistir»

Quisimos demostrar y transmitir un respeto a nuestro pueblo, y un respeto también al baile de la cueca como símbolo de sentido de pertenencia e identidad. Los colores rojo y negro reflejan los colores de nuestro pueblo y de la bandera de un pueblo que lucha. Y el taco es una muestra de resistir, es un símbolo de representar a nuestro pueblo que llega a fin de mes de manera muy precaria, con la miseria de sueldo que gana. Cuando resistimos con el taco, es resistir también a fin de mes y llegar con dos pesos y muchas veces con ni uno. Quisimos transmitir también dignidad, representar a aquellos que no están representados en las políticas públicas de este país.

¿Qué piensas de los cuestionamientos de diversa índole que ha generado la performance de ayer?

–  Me parece súper importante discutir los temas, es necesario hablar lo que todos hablan a espaldas, pero nadie lo coloca en la mesa. Es más fácil hacer la chimuchina de pasillo, comentar por redes sociales hoy que las redes dan para eso y más, y no plantearlo (desde) la necesidad de por qué un hombre baila con tacos.

Bueno, un hombre baila con tacos, primero para visibilizar su disidencia homosexual; segundo, para demostrar todo el peso de un sistema en unos tacos tan delgados que resisten a ese propio modelo neoliberal. Y resisten a partir de los prejuicios. Y porque, además, hay un tema de construcción social.

Los tacos me instalan en un contexto político histórico, porque no es fácil bailar con tacos de 20 centímetros. Y los tacos me han acompañado siempre, desde que tengo conciencia social es que siempre he estado con los tacos en las marchas de los territorios, he estado con los tacos en hitos importantes como es, y fue el velorio de Ana González, figura emblemática de los derechos humanos, cuando ella murió, y tuve la suerte de conducir el velorio tres días con los mismos tacos.

Y también con reivindicar a aquellas maricas que hoy ya no están vivas y que resistieron, resistieron a este mismo modelo. Entonces, los tacos son una manera de instalar una discusión. Porque no es fácil ver bailar a un hombre bien. Y más encima, con tacos, es una propuesta subversiva, como dice (Pedro) Lemebel, por eso que los tacos representan en mi vida la lucha de un poder popular. Y como cito a Lemebel que, a esta altura del partido, ‘a este tren, yo no me subo sin saber a dónde va, porque la izquierda ya tranza su culo en el Parlamento. Yo no voy a cambiar por el partido que me rechazó muchas veces con ricitas, y aunque este grita como hombre, no ha conseguido que mi hombría se vaya. Mi hombría es aceptarme diferente. Ser cobarde es mucho más duro. Yo no pongo la cara, compañeros, pongo el culo, y esa es mi venganza. Mi hombría espera paciente que los viejos se hagan y que su revolución le dé un pedazo de cielo rojo para que estos niños que nacerán con una alita rota, puedan volar’.

Y con respecto a cuestionar la condición de ciega de la senadora, es violento. Eso sí que es violento. Es violento es dudar de una senadora que fue una mujer a la que el Estado de Chile le arrebató los ojos, eso es violento, no se puede cuestionar. Lo que es cuestionable, es que no tengamos el dinero para llegar a fin de mes y vivir dignamente, eso es cuestionable. Lo que es cuestionable es la corrupción que existe en las cúpulas políticas, lo que es cuestionable es no darle derechos a las personas.

Aquí no se trata de de dudar o no dudar, aquí se trata de que hay un precedente histórico de que el Estado de Chile y Carabineros dañó, violentó a una mujer llamada Fabiola Campillai, que se levantó a partir de la adversidad. Y lo interesante de esta cueca, es que se construyó desde su propio espacio. Claramente sabíamos que iban a decir que ella sí ve, porque efectivamente ella se levantó de una manera muy resiliente y no parece que no ve, pero ella aprendió a ver a partir de su alma, aprendió a ver a partir de su corazón, aprendió a ver a partir de la necesidad de un sistema que le reprimió quitándole los ojos.

 

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