Carlos Cardoen pide a Cancillería cese de Alerta Roja en su contra pedida por EEUU en 1993

«Traficante de armas», «viuda negra de la muerte» y «contrabandista de materiales prohibidos para fabricar bombas», fueron algunos apodos con los que se refirieron a Carlos Cardoen hace casi treinta años, luego de ser considerado enemigo de Estados Unidos.

¿Un poco más de contexto? En el año 1993, Carlos Cardoen fue acusado por el gobierno de Estados Unidos de la venta ilegal de circonio a Irak, material que se utiliza para fabricar bombas de racimo.

Es importante señalar que las municiones de racimo son misiles y bombas que estallan en el aire sobre el objetivo, dispersando o liberando muchos artefactos explosivos de menor tamaño que son conocidos como submuniciones o bombetas. Además, están prohibidas en más de 100 países.

De hecho, el multimillonario chileno hizo negocios con el exdirigente de Irak, Saddam Hussein, entre 1982 y 1989, y el circonio era importado a Chile con la excusa de que sería utilizado para la actividad minera.

En términos concretos, Estados Unidos acusó al empresario de haber vendido 29 mil bombas de racimo a Irak por 200 millones de dólares. Por esta situación, Interpol mantiene una Alerta Roja contra el empresario desde el año 1993.

Lo anterior, le ha impedido a Cardoen viajar fuera de Chile ante el riesgo cierto de ser detenido, desde entonces.

Es por esta razón que Carlos Cardoen se defendió y acusó al gobierno de George Bush de haber sabido siempre que el circonio lo utilizaba para las bombas.

Pero las autoridades del país norteamericano no tomaron en cuenta sus argumentos y en consecuencia confiscaron propiedades en Miami, además de requisar un helicóptero Bell adaptado para la guerra, el que pretendía comercializar en el tercer mundo.

Las bombas de racimo se siguen utilizando hasta el día de hoy, de hecho, en julio de este año, Joe Biden decidió aprobar el suministro a Ucrania de los polémicos explosivos existentes en los arsenales del Pentágono.

La solicitud de Cardoen a Cancillería

Carlos Cardoen, a través de la Subsecretaría de Relaciones Exteriores, pidió a la Contraloría General de la República el cese de la Alerta Roja en su contra pedida por EE.UU. en 1993 y pidió que la Subsecretaría dé inicio a un procedimiento administrativo.

Pero se dejó en claro que la decisión sobre los requerimientos de protección diplomática corresponden exclusivamente al Presidente de la República, y que este tipo de resoluciones inciden directamente en la conducción de la política exterior de nuestro país.

De hecho, se nombró que en la Constitución Política de Chile está escrito que, este tipo de decisiones, que se vinculan con resoluciones que tienen repercusiones directas en la política exterior de Chile, competen exclusivamente al Presidente de la República.

Justamente por la razón anterior, la solicitud de Cardoen excede el ámbito de competencia ministerial, por lo que Cacillería no puede tomar ningún tipo de determinación.

En conclusión, la decisión de atender o no la petición de Carlos Cardoen corresponde exclusivamente al Presidente de la República de turno, que en este caso sería Gabriel Boric.