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Incendios: Cómo evitar problemas de salud por alta exposición al humo y hollín

Por: Valeria Alcérreca | Publicado: 12.02.2024
Incendios: Cómo evitar problemas de salud por alta exposición al humo y hollín Imagen referencial | Agencia Uno
Las mascarillas son insuficientes para evitar el humo y hollín, ya que los micrones pueden filtrarse a través de la tela, aunque hay una serie de recomendaciones para prevenir cuadros de salud propiciados por la inhalación en ambientes siniestrados.

Considerando que estamos en temporada de incencios forestales, lo que se ha traducido en una importante cantidad de siniestros, algunos más agresivos que otros, como el que afectó a la Región de Valparaíso a comienzos de mes, es importante entender cómo enfrentar estos eventos que pueden implicar una afectación  a la salud.

Evacuar los espacios expuestos, evitar realizar actividad física, hidratarse bien y asistir a centros de salud cercanos en caso de enfermedades pulmonares o cardíacas, son las recomendaciones para evitar repercusiones a la salud por exposición a humo.

Y es que frente a los incidentes ocurridos con incendios forestales, la cantidad de humo y hollín puede ser perjudicial para las personas que se encuentran en el área del perímetro siniestrado.

En este contexto es que el doctor especializado en medicina broncopulmonar de Clínica Indisa, Pedro Astudillo, entrega algunas recomendaciones para mantener una buena salud ante la exposición de humo y partículas de hollín.

Recomendaciones médicas

La principal, según el profesional, es intentar evitar la exposición, es decir, alejarse lo máximo posible de las zonas de incendio para evitar respirar grandes cantidades de humo.

Las complicaciones implican experimentar ardor en los ojos, goteo nasal, tos, flema, sibilancia (sonido silbante y chillón durante la respiración), y dificultad para respirar.

Cuando una persona tiene una enfermedad cardíaca o pulmonar, el humo puede empeorar los síntomas, mientras que quienes padecen una afección al corazón, pueden experimentar dolor en el pecho, palpitaciones, falta de aire o fatiga.

Por otro lado, si no es posible evitar el humo, se recomienda no realizar ninguna actividad física, sobre todo adultos mayores y niños, ya que hacerlo provoca que la persona inhale y exhale más aire, e ingresan más partículas dañinas hacia los pulmones.

Las mascarillas sirven para evitar la entrada directa, pero las partículas no visibles al ojo humano, llamadas micrones por su tamaño, son tan minúsculas que logran filtrarse a través de ellas.

Adultos mayores

Si un adulto mayor tiene dificultades cardíacas o pulmonares y presenta síntomas dañinos, debe asistir frecuentemente a hacerse chequeos médicos a su centro de asistencia más cercano.

Según el médico, los consultorios y Servicio de Atención Primaria de Urgencia (SAPU) tienen menor flujo de gente en esta fecha y son más recomendados.

Sin embargo, los servicios de urgencia y hospitales son menos recomendados porque es poco probable que solucionen el problema o tardan más tiempo en hacerlo.

Recuperación del calor

Existe un informe del Cuerpo de Bomberos de Santiago denominado “Recuperación de personal en el servicio”, donde se establece el protocolo a seguir en caso de gran exposición a entornos de fuego, documento que podría ser útil para personas que se están viendo afectadas por ellos .

Para protegerse, agrega el documento, es importante saber identificar los síntomas de estrés por calor, entre los que destacan: náuseas, piel sudorosa, dolor de cabeza, taquicardia, dificultad respiratoria (respiraciones rápidas y superficiales), debilidad, cansancio, quemaduras, convulsiones y confusión mental.

Por otra parte, detalla que la hidratación debe contemplar al menos 250 mililitros de agua cada seis horas sin mencionar la ingerida con los alimentos. En caso de tenerlas al alcance, las bebidas isotónicas son ideales para la prehidratación.

Otro aspecto que considera el informe es la alimentación, que debe contener carbohidratos (frutas, vegetales, almidones, granos); proteínas; grasas (en pequeñas cantidades); comidas más pequeñas en cantidad, pero más frecuentes a lo largo del día, lo que en definitiva ayudará a mantener la energía.

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