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Viuda de exmilitar venezolano relató secuestro: «Había tenido pesadillas con eso, ahora era real»

Por: Horacio Gutiérrez Areyte | Publicado: 21.03.2024
Viuda de exmilitar venezolano relató secuestro: «Había tenido pesadillas con eso, ahora era real» Ronald Ojeda Moreno, militar (r) venezolano secuestrado en Chile | Captura redes
«Mi esposo tenía pesadillas así, pero ahora era verdad», mencionó Josmarghy Castillo, describiendo el terror que sintió al comprender la gravedad de la situación. Ella recuerda que, al saltar de la cama, solo alcanzó a escuchar las palabras de su esposo diciéndole: «Quédate tranquila». Revisa todos los detalles aquí.

A casi tres semanas desde el hallazgo del cuerpo del teniente (r) venezolano Ronald Ojeda, enterrado bajo concreto en una toma de Maipú, su esposa Josmarghy Castillo rompió el silencio y narra la noche en la que su esposo fue secuestrado, una secuencia de eventos que, según él mismo afirmaba, eran sus peores pesadillas hechas realidad.

En una entrevista exclusiva con La Segunda, Castillo reveló los detalles de su matrimonio, la huida de su esposo por Latinoamérica y el fatídico momento en que lo vio salir de su hogar sostenido por tres individuos vestidos con indumentaria de la Policía de Investigaciones (PDI).

«Sentimos golpes en la puerta», relata Castillo sobre el momento del secuestro. Según su testimonio, su esposo había llegado del trabajo en la madrugada, como era su costumbre, ya que trabajaba de noche para poder cuidar a su hijo durante el día mientras ella trabajaba.

«Mi esposo tenía pesadillas así, pero ahora era verdad«, agrega Castillo, describiendo el terror que sintió al comprender la gravedad de la situación. Ella recuerda que, al saltar de la cama, solo alcanzó a escuchar las palabras de su esposo diciéndole: «Quédate tranquila».

Cuando los secuestradores ingresaron a su departamento, Castillo se vio obligada a permanecer en la habitación mientras su esposo era arrastrado fuera de la vista.

El ruido despertó a los vecinos, quienes llamaron a la recepción para averiguar qué estaba ocurriendo. Sin embargo, cuando uno de ellos abrió la puerta, los secuestradores gritaron «¡PDI, PDI!», mientras Castillo desde el interior del departamento advertía que no eran auténticos policías.

A pesar de sus esfuerzos, Castillo se sintió impotente al no poder evitar el secuestro de su esposo. «No pude hacer nada», lamentó.

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