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Experto: «Nuestro país tiene las mejores condiciones para terminar con el SIDA»

Por: Carolina Ceballos | Publicado: 06.04.2024
Experto: «Nuestro país tiene las mejores condiciones para terminar con el SIDA» Imagen referencial | Agencia Uno
Leonardo Arenas, master en Sexología, transparenta los pendientes en Chile, apuntando a las esperanzadoras estadísticas del país donde, recalca, todavía hay mucho por hacer para terminar con el SIDA como política pública.

Considerando que en el último tiempo las cifras de VIH en Chile han evidenciado una baja significativa, Leonardo Arenas, master en Sexología y autor del libro “Apuntes para una historia de la educación sexual en Chile”, comenta en qué situación se encuentra nuestro país.

«Si miramos las cifras recién entregadas por el Instituto de Salud Pública (ISP) referidas a las nuevas notificaciones en 2023, estamos bien», asegura entregando un auspicioso diagnóstico.

No obstante, sincera que asumiendo que «una de las metas globales es disminuir las nuevas infecciones por VIH, y lo estamos logrando», dado que «estamos lejos del peak de nuevas infecciones ocurridas en 2019,  la respuesta al VIH es más compleja».

En este sentido, agrega, es importante «no sólo conocer las nuevas infecciones, sino que revisar el continuo de atención en VIH, y ahí tenemos problemas».

De acuerdo a lo que detalla, «según las cifras de Onusida, a fines de 2022 teníamos más de 16 mil personas que conociendo su situación de persona con VIH, no se encontraba en tratamiento».

Variebles más y menos, su proyección es bastante alentadora. «Nuestro país tiene las mejores condiciones para poder alcanzar la meta de terminar con el SIDA (estado provocado por el VIH) como problema de salud pública al 2030. Tenemos una epidemia baja, focalizada y concentrada en determinadas regiones del país», asegura.

Pero los esfuerzos comunicacionales, «van en direcciones equivocadas con campañas de mala calidad, mensajes confusos y sin hablar de los temas que son los que debemos abordar, como el ingreso de las personas con VIH al sistema hospitalario».

Desafíos pendientes

Respecto de los desafíos pendientes y desde dónde se debiera avanzar en el corto, mediano y largo plazo, Arenas aboga porque, en primera instancia, «seamos capaces de cerrar la brecha de personas que han sido diagnosticadas por VIH y no se encuentran en tratamiento. Esto es urgente y requiere una estrategia decidida por parte del Ministerio de Salud y del Programa Nacional de VIH y SIDA«.

«Hay que generar una campaña comunicacional que convoque, seduzca a que las personas concurran a los sistemas de salud e inicien tratamiento», argumenta recalcando que así se garantiza, además, «mejor calidad de vida y mayor esperanza de vida».

Por otra parte, «en el mediano plazo, hay que generar una estrategia» para alcanzar con diagnóstico a aquellas personas que no saben que viven con VIH. Hemos tenido un gran avance en el diagnóstico, pero cuando son menos personas y no hemos llegado con las campañas de testeo de VIH, ni menos con las estrategias comunicacionales; hay que innovar», sugiere.

«Diría, sin el ánimo de ofender, que ‘falta calle’. ¿Dónde se encuentran esas personas a las que no hemos llegado?, ¿son personas en situación calle, participantes de fiestas sexuales o con consumo problemático de sustancia?», se cuestiona.

La respuesta, él mismo la ofrece. «No tenemos idea y ese es un problema. Es muy fácil hacer campañas de testeo en universidades, conciertos masivos e incluso en recintos penitenciarios, pero no será ahí donde encontremos los nuevos casos de VIH», dice.

«Un problema a abordar es el flujograma de atención del VIH. Eso implica que el tiempo entre conocer la situación de VIH+ y el acceso a medicamento pueda demorar más de 90 días. Es necesario acortar ese plazo. Aunque no espero que sea en un día, no puede ser en 90 días», recalca.

«Debemos hacer un esfuerzo para que en 20 días como máximo, la persona recién diagnosticada tenga acceso al primer medicamento. Los estudios demuestran que la adherencia es mayor y el deterioro de salud mucho menor», releva.

Proyectándose, sincera su expectativa de que en el «largo plazo el VIH sea tratado como otra patología en el sistema de salud primario, y que los casos de mayor complejidad sean remitidos a unidades hospitalarias
especializadas, como se hace con otras patologías».

«Los medicamentos podrían ser retirados en las farmacias de los consultorios o Cesfam. O en algunas organizaciones acreditadas para tales efectos», propone.

Finalmente, aboga por dos medidas más. «Generar campañas de no discriminación y estigma dirigidas a la población general y campañas específicas» para quienes viven con VIH», dice apelando a que estas se enfoquen, «por ejemplo, en la importancia de tomar el medicamento y no abandonarlo».

«Incorporar el tratamiento inyectable de larga duración» es otro de sus anhelos, lo que en su opinión «permitirá que los abandonos de tratamiento sean menores; por lo que es necesario incorporar en el GES el acceso a esta formulación del tratamiento antirretroviral».

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