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Opinión

Las señales que deja la discusión sobre el aborto

Por: Catalina Pérez | Publicado: 21.07.2017
Las señales que deja la discusión sobre el aborto camara discute aborto | Cámara de Diputados s / Agencia Uno
Sorprende, sin más, el nivel de la discusión suscitada en la Cámara Alta, en donde se ha caído en reiteradas oportunidades no sólo en poner en tela de juicio causales que presentan evidentes colisiones de derechos humanos fundamentales, sino también tergiversar e instalar lecturas misóginas sobre el uso esperado de los derechos reproductivos.

Los derechos de las mujeres hoy están en la palestra. La tramitación del proyecto aborto en 3 causales después de 2 años está próximo a terminar y, con él, una las discusiones más descarnadamente cruzadas por las creencias religiosas y morales de un gran sector de parlamentarios que legislan sobre una configuración cultural que mira a las mujeres como las culpables de su propia marginación y maltrato.

Los defensores de las falsas libertades hoy cierran filas para privar a la mitad de la población del ejercicio de un derecho básico: la posibilidad de elegir, bajo sus propias convicciones y creencias, cómo lidiar con las consecuencias de un hecho dramático como la violación, la inviabilidad fetal o el riesgo de la propia vida.

En un Estado laico, democrático, y respetuoso de los derechos humanos, el ejercicio de derechos reproductivos y el resguardo de la vida, salud, y finalmente dignidad de sus habitantes no puede relativizarse. Los más de 150 mil abortos clandestinos que se realizan en nuestro país, reclaman un tratamiento público con altura de miras, y respetuoso de los derechos humanos, capaz de generar un acuerdo social coherente con las necesidades de la población, que está lejos de ser innovador y hoy existe en la mayor parte del mundo.

Sorprende, sin más, el nivel de la discusión suscitada en la Cámara Alta, en donde se ha caído en reiteradas oportunidades no sólo en poner en tela de juicio causales que presentan evidentes colisiones de derechos humanos fundamentales, sino también tergiversar e instalar lecturas misóginas sobre el uso esperado de los derechos reproductivos. Hablamos de argumentos volátiles que descansan sobre una desconfianza hacia la mujer, pero también nos encontramos ante una resistencia importante a modificar marcos normativos dados como entelequias heredades desde la dictadura cívico-militar. La comunidad chilena en su conjunto, hoy debate con mayor altura de miras que sus representantes en el Senado, y esto nos deja sabor amargo pese a los resultados de las votaciones en específico.

Progresamos hacia una realidad en donde hemos desbloqueado mínimos para una discusión futura: legislar sobre despenalizar el aborto en específicas tres causales dista aún de horizontes que, desde el Frente Amplio, observamos para el gobierno feminista. Para consolidar estos avances, se requieren nuevos rostros activos en el Congreso, abriendo espacios para entregar no sólo condiciones de equidad de género, sino nuevas miradas a la hora de trazar políticas públicas democráticas.

Catalina Pérez