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Opinión

El derecho a la trans-filosofía

Por: Javier Agüero Águila | Publicado: 31.03.2018
El derecho a la trans-filosofía filosofía | Foto: Agencia Uno
Lo trans, en esta línea, tendría que ver con situarse siempre del otro lado de las verdades y los dogmas, de los santificados protocolos y las exigencias formales de las instituciones. Una transfilosofía que reivindique su derecho, precisamente, a transgredir sin por esto marginarse sino -y al igual que la “Mujer fantástica”- a ponerse en el centro de lo político.

Habría que confesarse oportunista y aprovecharse de la fantástica “Mujer fantástica” para intentar decir algo, en esta breve columna, sobre el derecho a la filosofía.

Sobre la película podríamos decir muchas cosas, sin embargo, diremos que es una de las apuestas más radicalmente políticas del último tiempo en el cine chileno. Y es política no por pertenecer al género del cine político, tan determinante y extensivo en la tradición cinematográfica de este país, sino porque lo es en su concepción, en su trama y en sus efectos. Diríamos más bien biopolítica –por traer al ruedo la noción de Michel Foucault-, en tanto descubre a partir de la experiencia vital de una mujer transexual una enorme fosa cultural, a veces infranqueable, que deja a Chile amurrado en el obscuro y desolado páramo de la intolerancia. Esta intersección entre un país estructuralmente diseñado para excluir y la vida corriente de una mujer transexual que lo experimenta en carne propia construye un relato documental, bío y político que expresa la sociología más tenebrosa de un país acorralado en su ethos discriminatorio.

Ahora, ¿cómo podríamos apoyarnos en la “Mujer fantástica” para hablar del derecho a la filosofía? Decir derecho en un sentido jurídico, en otro social y político y, también, decir derecho como el ir derecho a la filosofía (Derrida), sin desvíos y asumiendo la ruta que ella misma nos impone. Decir entonces derecho en un sentido amplio y nunca reducido al puro espacio formalista de las leyes. De esta manera podríamos hablar del prefijo trans e intentar decir algo sobre lo que esta palabra implica para la sociedad chilena actual y, en particular, para la filosofía y su batalla permanente por sobrevivir a las trampas de un modelo que ve en su existencia una amenaza, también, permanente.

Trans en su versión latín, quiere decir “al otro lado” o “a través de”.  Es decir, en primer lugar, el prefijo indica haber traspasado cierto umbral, transgredir, vulnerar una frontera. Por otro lado, el “a través de” expresa un cierto tránsito, una especie de estar en movimiento, por lo tanto, una suerte de dinamismo ¿Podríamos pensar que la filosofía se sitúa al otro lado de un sistema político y económico que busca, más bien, extinguirla o, en el mejor de los casos, mantenerla en un más acá donde pueda neutralizarla y transformarla, por ejemplo, en una asignatura optativa? Igualmente: ¿está la filosofía permanentemente en tránsito, sin un lugar reconocible y estable desde donde pueda disponer de un mínimo de certeza que le asegure su sobrevivencia?

Pensamos que si la filosofía tiene un lugar este debe ser el de la transgresión. Con esto no apuntamos a una filosofía anárquica que encuentre en la oposición radical y odiosa a la institucionalidad sus condiciones de posibilidad, sino en un tipo de práctica filosófica que asuma, desde el inicio, su rol cuestionador y de resistencia. La filosofía es el espacio del “no obstante”, del “pero”, del “sin embargo” y, al final del camino, del “no”. No habría posibilidad alguna de imaginarse un país sano ni una democracia mínimamente digna de ese nombre sin un lugar desde donde las certezas puedan ser revisadas, tensionadas. Lo trans, en esta línea, tendría que ver con situarse siempre del otro lado de las verdades y los dogmas, de los santificados protocolos y las exigencias formales de las instituciones. Una transfilosofía que reivindique su derecho, precisamente, a transgredir sin por esto marginarse sino -y al igual que la “Mujer fantástica”- a ponerse en el centro de lo político.

Por otro lado, y asumiendo a lo trans como lo que es dinámico, diríamos que el devenir de la filosofía en Chile ha estado determinado siempre por su crisis. Si la filosofía se ha desplazado sobre algo, este algo es precisamente su condición crítica. La crítica aquí entendida como dirigirse críticamente a algo e, igualmente, estar en crisis. Sin embargo, y esta es la buena noticia, es posible hacer filosofía de una crisis de la filosofía misma. Pensar en que la filosofía será retirada del curriculum obligatorio es una posibilidad para hacer filosofía nuevamente. Dicho de manera algo confusa, la crisis de la filosofía es una posibilidad para generar crítica filosófica respecto de esa crisis.

Apostamos por hacer de la crisis de la filosofía un espacio de reflexión filosófica y del derecho a la filosofía un derecho a lo trans, desde donde emerja una filosofía política en el sentido amplio que se oxigene a sí misma, pensando en las batallas que (siempre) la filosofía deberá librar.

La filosofía también es una “Mujer fantástica”.

Javier Agüero Águila