Avisos Legales
Opinión

La importancia del vestido corto

Por: Dayana Gallardo y Daniela Navarro | Publicado: 19.03.2019
La importancia del vestido corto cecilia | Foto: Agencia Uno
Ministra Pérez, para nosotras el feminismo y la pelea al patriarcado se hace todos los días, en nuestra vida diaria, con nuestras familias, amigues y compañeres de trabajo, por lo que nos preocupa que señale que la violencia simbólica no es un tema importante dentro de la agenda nacional actual. La violencia simbólica, Ministra, está en la base del patriarcado, y es observando y cuestionando esas prácticas que quizás algún día nuestras sucesoras, no tendrán que caminar con miedo en la calle, recibirán igual sueldo que sus compañeros hombres, podrán vestir como quieran sin que las juzguen por su apariencia, por lo que creemos oportuno invitarla a reflexionar sobre la declaración hecha el día de ayer.

En palabras de Pierre Bourdieu, podríamos decir que la violencia simbólica son todas aquellas estructuras sociales y culturales que permiten que ciertos grupos tengan una relación de poder respecto de los otros, estructuras y posiciones que además posibilitan que dichas asimetrías se vayan perpetuando en el tiempo.

Analizando el panorama actual de nuestro país, como La Rebelión del Cuerpo creemos que es importante detenernos y pensar cómo los estereotipos y roles sociales con los que convivimos día a día determinan estas relaciones de asimetrías de poder. Si bien somos un colectivo social que no tiene una afiliación partidista, estamos convencidas de que no podemos quedarnos indiferentes a la situación que ocurrió entre la diputada Maite Orsini y la ministra Cecilia Pérez, que a nuestro entender, viene a explicitar una postura del gobierno en que además de evidenciar el aprovechamiento del éxito del movimiento social feminista, promueve y perpetúa a la vez, esa violencia simbólica de la que día a día somos víctimas las mujeres.

El día 1 de enero de 2019 asumió la presidencia de Brasil, Jair Bolsonaro, respecto de quien abundan declaraciones públicas en toda la web que explicitan su misoginia, homofobia y objetivización de la mujer. Lo anterior, sin contar algunas noticias sin confirmar en que el asesinato de Marielle Franco, reconocida activista de los derechos de las mujeres, especialmente de quienes vivían en las favelas, podría estar ligado al círculo de Bolsonaro, por lo que su visita a nuestro país durante esta semana es por lo menos, polémica.

Mientras tanto, en nuestro país el 8M 400.000 mujeres salimos a la calle a reclamar un trato justo e igualitario en una sociedad que día a día nos violenta de diversas formas, por lo que las organizaciones feministas llamaron a una jornada de huelga y reflexión a fin de concientizar los efectos que el patriarcado tiene en nuestra cotidianeidad, donde se vulneran nuestros derechos de manera abierta y sin reacción ni condena social. Es más, el mismo día de la marcha, conocimos la triste noticia de una nueva víctima de femicidio en la comuna de Recoleta, quien según la prensa nacional había realizado las denuncias previas por el delito de amenaza, pero el sistema fue ineficaz para protegerla de quien, finalmente, terminó siendo su asesino.

Debido a que el mayor vulnerador de derechos fundamentales es el Estado, era necesario saber lo que pensaban las personas que dirigen actualmente el país, de este llamado a huelga, en especial el Pdte. De la República y la Ministra del Ministerio de la Mujer y Equidad de Género. El primero señaló que no era necesaria una huelga, toda vez que las demandas del movimiento estaban acogidas en su totalidad en su programa de gobierno; y la Ministra Plá indicó a grandes rasgos que el llamado a huelga correspondía a un tema partidista y que existía una utilización del 8M por parte de la oposición. Sin embargo, luego del éxito de la convocatoria a nivel nacional, tanto el Presidente como la ministra no dudaron en subirse al carro de la victoria, realizando una serie de declaraciones en favor del movimiento feminista, en circunstancias de que días antes, lo habían deslegitimado por completo.

Las declaraciones pre y post marcha, además de dar cuenta del profundo oportunismo del gobierno actual respecto de la causa feminista, no son más que el corolario de una conducta errática y contumaz del mismo, toda vez que si bien salen rasgando vestiduras cuando existe algún femicidio, máxima expresión de la violencia física del patriarcado, prometiendo apoyo a las familias y presentando querellas en contra de quienes resulten responsables, no tienen el mismo comportamiento respecto de la violencia simbólica que es el caldo de cultivo para expresiones mayores de misoginia y machismo.

Es por ello que nos parece del todo inapropiado que este gobierno no tenga ningún ápice de reflexión al momento de enviar una invitación a las diputadas para asistir a un almuerzo con Bolsonaro, indicar que debían usar vestido corto. Este dress code sólo viene a recordarnos la desafortunada frase del Presidente que el año pasado en un discurso público declaró: «Vamos a aplicar el viejo y sabio principio de la minifalda, tiene que ser lo suficientemente larga para cubrir lo fundamental y suficientemente corta para mantener la atención», comentario que generó una serie de críticas y molestias en varios sectores de la sociedad, agregándose al listado de “bromas” plagadas de violencia simbolica repetidas públicamente por la máxima autoridad del país.

Podemos entender que el código de vestimenta sea una institución antigua y que no habia sido cuestionada anteriormente, sin embargo, pareciera ser que los gritos de 400.000 mujeres en todo el país no fueron suficientes para que el gobierno pensase dos segundos antes de enviar una invitación para un almuerzo oficial con un código de vestimenta que invita abiertamente a usar una prenda de vestir que ha sido cuestionada socialmente, señalándose incluso que el uso obligatorio de la falda como uniforme ha sido una forma de control social, respecto de las habilidades y tareas a las que las niñas tienen acceso en la etapa escolar.

Peor aún, nos parecen las declaraciones de la ministra Pérez, en atención a que la diputada que ventiló la invitación debe preocuparse de cosas más importantes. Como colectivo social que lucha en contra de la violencia de género simbólica nos encantaría saber qué cosas son más importantes que cuestionar cómo el gobierno de turno, después de haberse apropiado del éxito de una fecha conmemorativa a la que llamaron a no participar, impone vestimenta sólo a las diputadas que asistirán a una reunión protocolar.

Ministra Pérez, para nosotras el feminismo y la pelea al patriarcado se hace todos los días, en nuestra vida diaria, con nuestras familias, amigues y compañeres de trabajo, por lo que nos preocupa que señale que la violencia simbólica no es un tema importante dentro de la agenda nacional actual. La violencia simbólica, Ministra, está en la base del patriarcado, y es observando y cuestionando esas prácticas que quizás algún día nuestras sucesoras, no tendrán que caminar con miedo en la calle, recibirán igual sueldo que sus compañeros hombres, podrán vestir como quieran sin que las juzguen por su apariencia, por lo que creemos oportuno invitarla a reflexionar sobre la declaración hecha el día de ayer.

Esperamos que esta columna no se entienda como un ataque personal hacia usted, porque no faltarán quienes nos reprochen criticarla en circunstancias de que usted es mujer como nosotras, ya que en este país no nacemos feministas, nos hacemos en el camino luego de vernos enfrentadas a una serie de cortapisas que declaraciones como las suyas, sólo vienen a legitimar estas desigualdades, minimizando la molestia que provoca que en pleno siglo XXI aún nos tengan que decir cómo vestirnos, y que cuando alzamos la voz, nos siguen señalando que debemos preocuparnos de otras cosas.

Dayana Gallardo y Daniela Navarro