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Opinión

Día de la Visibilidad Lésbica: Rescatando la memoria de un movimiento invisibilizado

Por: Érika Montecinos Urrea | Publicado: 09.07.2019
Día de la Visibilidad Lésbica: Rescatando la memoria de un movimiento invisibilizado Lesbiana3 |
En un nuevo 9 de julio, Día de la Visibilidad Lésbica y que es parte de las actividades que un grupo de colectivas y auto convocadas vienen desarrollando en el denominado “Mes de la Visibilidad Lésbica”, es que insistimos en continuar enfrentando estos obstáculos, en que nada se nos da de manera fácil, pero que con la mística y las fuerza de las nuevas generaciones de feministas, se podrá perpetuar en el tiempo como un día para luchar y recordar.

“Y fue tan sorpresivo ver en esos años de dictadura el rayado lésbico moroso del grupo Ayuquelén. Casi impensable imaginarlas bravas, feministas y combativas dando la pelea, en ese tiempo de concentraciones en el Parque O’Higgins, donde sus graffitis tenían el leve desenfado de la militancia sexual que dibujaba corazones partidos de mujer a mujer. Era raro pensarlas pioneras de un movimiento libertario de minorías sexuales, a la Su y a la Lily, dos jóvenes puntudas que habían iniciado este peregrinar de macorinas, a partir del asesinato de Mónica Briones, la bella Mónica, como recordaba la Su entre cervezas y fotografías de mujeres y la voz incansable de Chavela Vargas que timbraba de boleros el testimonio horroroso de aquel asesinato”.

Amazonas, Pedro Lemebel.

Si el escritor Pedro Lemebel no hubiese rescatado en sus recuerdos a sus compañeras de lucha, aún las lesbianas de este país pensaríamos que no tenemos historia, que no hubo ninguna antes que nosotras enfrentando el machismo, la lesbofobia, la dictadura. Y aunque hay varios y varias que lo nieguen, tenemos una historia, una memoria que rescatar, muertas a las que lamentar, mártires invisibilizadas, borradas, ninguneadas, luchadoras, con errores y aciertos, siempre feministas, nunca en el lado equivocado de la historia.

Por eso, porque las lesbianas tuvieron su organización primero que todos, la primera colectiva lésbica, Ayuquelén, data del año 1983, es que las actuales generaciones se vieron en la necesidad de reivindicarla, de nombrarlas, de gritarlas por las calles, redes sociales, donde sea con tal que no se nos olvide como dijo Pedro, a la Su, la Lily, la Cecilia… todas ellas aún viven hoy en día y es un privilegio escuchar de sus labios, sus historias. Escuchar sus aventuras y desventuras con su amiga, una bella Mónica Briones, escultora asesinada y quien se transformó en el primer caso documentado de un crimen de odio contra una lesbiana en este país.

De ahí ha pasado mucha agua bajo el puente. En los 90, con una democracia que todo lo institucionalizó, muchas volvieron a sus casas, pero otras siguieron construyendo movimiento. Fue así que la nueva generación de “ayuquelinas” siguió armando encuentros, anunciando juntas para encontrarse con otras, en otros espacios que no fueran las discoteques, o aquellos donde debían compartir con gays, quienes las relegaban a ser la letra del movimiento, nunca las protagonistas. Luego, entrando al siglo XXI y la irrupción de internet, donde surgían los foros virtuales, los sitios web, el triple doblevé punto CL, ahí estaban también las lesbianas, intentando tener espacios propios, un cuarto propio, donde conversar, planear incluso acciones, activismo. La Coordinadora Lésbica, Trabajo y Estudios Lésbicos, El Salón de las Preciosas, el Bloque Lésbico… tantas colectivas y movimientos que desaparecían y se volvían a armar. La misma revista Rompiendo el Silencio, que dirigí con tanto esfuerzo durante años y que hoy es una Agrupación que incide en la política.

Porque hacer activismo y dedicarse a la incidencia institucional y territorial tiene sus obstáculos, sus dobles obstáculos. Cómo olvidar nuestras primeras idas al Congreso y la cara de algunos honorables que nos preguntaban por qué “íbamos solas” para allá, por qué no estábamos con las organizaciones hegemónicas LGBT, ¿acaso pretenden presentar un proyecto de ley SOLAS? Siempre, para nosotras las mujeres, la autonomía va a ser cuestionada, con el silencioso deseo de que volvamos a las casas, al espacio privado, no al público, porque ése no es nuestro lugar para este sistema que sabemos bien sobre lo que está construido. Precisamente, nuestro lugar es en las calles, pero también en la política, haciéndonos visibles, pese a que tratan de todos lados, de invisibilizar.

Por eso, es tan importante fijar una fecha para rescatar la memoria de todas quienes han estado antes que nosotras. Una fecha que nos recuerde que ahí estuvo la Su, la Lili, la Cecilia, la Mónica y su trágico final. Una fecha que nos haga recordar que aún después de 35 años debemos demandar que no nos maten, Justicia para Nicole Saavedra, para María Pía y tantas más, que nos visibilicen con nuestros nombres, que dejemos de tirarle mierda a una palabra de origen tan bello como lo es el ser “Lesbiana”.

En un nuevo 9 de julio, Día de la Visibilidad Lésbica y que es parte de las actividades que un grupo de colectivas y auto convocadas vienen desarrollando en el denominado “Mes de la Visibilidad Lésbica”, es que insistimos en continuar enfrentando estos obstáculos, en que nada se nos da de manera fácil, pero que con la mística y las fuerza de las nuevas generaciones de feministas, se podrá perpetuar en el tiempo como un día para luchar y recordar.

Érika Montecinos Urrea