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Opinión

Así de simple, así de rápido: La ironía de la “ayuda” estatal en la Pandemia

Por: Llinos Anthony Martí Acuña | Publicado: 18.08.2020
Si deseamos que los ciudadanos dejen de temer por la letra chica en los beneficios estatales y puedan recuperar la confianza en sus gobernantes, se requiere, entre muchas cosas, que los accesos a trámites en el aparto del Estado sean simples, fáciles y accesible para todos. Mientras eso no ocurra, la sombra de la letra chica y la crisis de confianza se agudizará aún más.

“Algunos dicen que la ayuda del gobierno a las familias afectadas no ha sido suficiente o no ha llegado a tiempo. Y en cierta forma tienen razón”, decía Sebastián Piñera el pasado 31 de julio en la Cuenta Pública. Pero hay dos factores relevantes que el Presidente no mencionó: la gran complejidad en los requisitos y el acceso a las ayudas estatales. Y el mayor ejemplo de esto es el bono de $500 mil para la clase media.

“Ingresa su Rut, se le hace la propuesta, la persona la acepta y esos montos están depositados en su cuenta vista, en su cuenta Rut, en su cuenta corriente. Así de simple, así de rápido, así de automático” decía el ministro de Hacienda, Ignacio Briones, el pasado 30 de julio en televisión. Lamentablemente no fue así.

A las 20:29 horas del sábado 1 de agosto, Briones anunciaba a través de su cuenta de Twitter que ya se podía acceder al beneficio fiscal a través del sitio del Servicio de Impuestos Internos (SII). Menos de una hora después las redes sociales explotaron con mensajes e imágenes de personas a las cuales se les rechazaba el bono a pesar de cumplir los requisitos impuestos en la Ley.

De forma simultánea, se hacía viral el #YotambiénPuseCero, ante la confusión sobre qué monto colocar en la casilla “Registre sus ingresos del mes de julio 2020”. Y para mayor dolor de cabeza, la página del SII funcionaba intermitentemente y arrojaba “Error 504” constantemente. Finalmente, la página se cayó y estuvo fuera de funcionamiento por varias horas.

El domingo 2 de agosto en la tarde, el ministro Briones subió un video a través de su cuenta Twitter diciendo: “Hemos detectado problemas, los hay, pero que están en vías de solución y estarán completamente subsanados mañana lunes». Llegó el lunes y la situación se agravó.

El sitio web del SII estuvo caída prácticamente durante todo el día. Nuevamente el #BonoDe500mil era tendencia, y denunciaba los mismos errores y problemas que el ministro, sólo unas horas antes, dijo que quedarían subsanados. Pero eso no fue todo.

En la tarde de ese mismo lunes, la subsecretaria de Asistencia al Contribuyente del Servicio de Impuestos Internos, Verónica Valle, ante la confusión que se generó sobre el monto que debían ingresar las personas en la casilla, señaló: “registre sus ingresos del mes de junio 2020”. Y, agregó: “hay gente que se confundió, no lo vio o no entendió (…) habilitaremos un formulario para que el solicitante que se equivocó declare lo sucedido y reintegre el monto que fue depositado”.

Pero la funcionaria no fue capaz de abstenerse y prefirió agregar un poco más de bencina a una hoguera que crecía minuto a minuto, “en la declaración de renta del próximo año vamos a hacer los cruces y si nos da una diferencia y efectivamente no correspondía este bono (…) lo deberán devolver (…) reajustado, va a tener interés, así que lo que recomendamos es que no lleguemos a ese minuto”. Así, amenazó con el poder del Estado a una ciudadanía que ninguna responsabilidad tenía en la pésima gestión del Ejecutivo.

Los días siguientes fueron solamente aumentando la molestia, la crítica y una sumatoria de voces en contra a la implementación de esta medida. Y, precisamente, una de esas voces fue la de los propios funcionarios del SII a través de su presidente gremial, expresando que “aquí la responsabilidad no es de las personas; aquí la responsabilidad es del gobierno, de Hacienda, por el pésimo diseño de esta estrategia que se presentó (…) no se fue a la cárcel gente por platas políticas y se va a ir alguien por $500 mil”.

Llegado el fin de semana siguiente, la situación no cesó. El SII implementó un sistema para confirmar, modificar o anular la solicitud al bono. Pero nuevamente la plataforma pedía rellenar datos, específicamente fecha de disminución o término del contrato, Rut del empleador y el sueldo tributable, generando otra serie de confusiones y molestias entre los usuarios por la especificidad de los datos solicitados y las intermitencias constantes de la página web.

La pregunta es entonces, ¿era así de simple, así de rápido y así de automático el trámite para acceder al bono de $500 mil como declaró el ministro Briones? Definitivamente, no lo era, ni si quiera para confirmar o rectificar la solicitud.

Cuando las personas experimentan este tipo de problemas para acceder a un beneficio, no se puede culpar al receptor de no entender un mensaje, en lugar de actuar a la brevedad para solucionar las deficiencias palpables en la gestión ejecutiva. ¡Esto no sólo es un problema del emisor que no construyó un mensaje claro; también es porque “la pega” está pésimamente mal hecha!

Ante la desesperación por una crisis económica de gran envergadura, con un desempleo en los niveles más altos desde el último lustro de la década de 1980, sumado a la incertidumbre del manejo de la pandemia, el Estado debiera entregar ayudas sociales sin la burocracia ni el enmarañado excesivo que es clásico del aparato gubernamental chileno.

¿No existe la posibilidad técnica de que todas las ayudas gubernamentales se centren en solo un sitio web y que todo aquel que desea postular lo haga con su Rut en simples pasos? ¿Es tan complejo hacerlo?

Todo se resume a voluntad política. Y en eso no debemos perdernos.

No debemos olvidar que el aporte fiscal para la clase media (bono $500 mil) y el préstamo solitario del Estado era la propuesta del gobierno para evitar la promulgación del retiro del 10% de las AFP.

Y aunque nadie lo crea, esto no terminó ahí. El gobierno decidió ponerle una carpa de colores a este escenario circense.

Hace unos días el SII habilitó la plataforma para solicitar el préstamo solidario del Estado. A tan solo unas horas desde su inicio, el #FraudeMaximoSII se ha impuesto en las redes. Al igual que el bono de $500 mil, la promesa de lo automático se vio frustrada. Nuevamente tenía que el solicitante rellenar datos específicos en la plataforma, encontrando incongruencias en las cifras, fórmulas para calcular su calificación y un resultado que en muchos casos es ridículo y una burla para quienes necesitan de la ayuda Estatal para poder alimentarse. Préstamos por un monto máximo de 2 mil, 3 mil u 8 mil pesos llenaron las redes, evidenciando la indolencia del gobierno ante tamaña tragedia que viven cientos de miles de ciudadanos.

La ministra de Desarrollo Social, Karla Rubilar, repitió la frase mágica una vez más: “le pedimos tranquilidad a las personas que han tenido inconvenientes”, “estamos trabajando con el Ministerio de Hacienda para tratar de resolverlo a la brevedad, y dar respuesta a todos los que no han podido postular, recibir el bono o acceder al préstamo como hubiesen esperado”.

Cada día que pasa, cada hora que se espera por una solución, son compatriotas que acumulan intereses por cuentas impagas, miedo a cortes de servicios básico, horas sin comer y, sobre todo, rabia; ira contra un sistema que privilegia a unos pocos.

Si deseamos que los ciudadanos dejen de temer por la letra chica en los beneficios estatales y puedan recuperar la confianza en sus gobernantes, se requiere, entre muchas cosas, que los accesos a trámites en el aparto del Estado sean simples, fáciles y accesible para todos. Mientras eso no ocurra, la sombra de la letra chica y la crisis de confianza se agudizará aún más.

Más grave aún, sumada a la desconfianza instalada, existen cientos de miles de chilenos que aún no pueden acceder al sitio web del SII para realizar trámites regulares y que hasta el día de hoy no saben si están o no dentro del grupo de beneficiarios del bono o del préstamo/crédito solidario. Son miles de chilenos que siguen viviendo el hambre y las penurias producto de la incompetencia de sus gobernantes que acostumbran a gestionar las ayudas desde las sombras.

Llinos Anthony Martí Acuña