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Opinión

La renuncia de Consuelo Valdés

Por: Amaro Labra | Publicado: 04.11.2020
La renuncia de Consuelo Valdés Ministra de las Culturas, Consuelo Valdés | Agencia Uno
La ministra es una persona que está en función del servicio público. Entonces, si realmente no considera las culturas, las artes y el patrimonio en su valor social, atenta al rol de líder de su cartera. Sólo falta un gesto real, definitivo y contundente: abandonar el Ministerio.

La Ley 21.045 que creó el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio en el año 2017, dice claramente: “Reconocer y promover el respeto a la libertad de creación y expresión de creadores y cultores, y a la valoración del rol social de éstos en el desarrollo cultural del país”. Es por esto que las recientes declaraciones de la ministra Consuelo Valdés no pueden pasar inadvertidas. Sus dichos son una actualización de sus argumentos y disculpas permanentes.

Afirmar que “un peso que se coloque en Cultura, es porque se deja de colocar en otro programa o necesidad de los ciudadanos”, es renunciar a defender directamente los derechos fundamentales de los artistas que también son ciudadanos y ciudadanas.  

La ministra es una persona que está en función del servicio público. Entonces, si realmente no considera las culturas, las artes y el patrimonio en su valor social, atenta al rol de líder de su cartera. Sólo falta un gesto real, definitivo y contundente: abandonar el Ministerio.

El trabajo del sector cultural en Chile produce riqueza vital, económica y genera empleos. Así lo indica el estudio realizado por el Ejecutivo en el informe de actualización del impacto económico del sector creativo en Chile de 2016: “La industria cultural en Chile aporta el 2,2% del PIB”. Sin embargo, las desafortunadas declaraciones develan el no reconocimiento a los trabajadores y las trabajadoras de las artes y las culturas, restándoles valor y amplificando la precarización constante que viven, y que lamentablemente se ha profundizado en este último periodo.  

El sector cultural fue el primero en paralizar sus actividades y probablemente será el último en volver. La tasa de desempleo a la fecha supera el 45%, poniendo en peligro el arte y la cultura, no sólo en el interior mismo del sistema, entre los mismos artistas, sino para todo el pueblo de Chile.

Sin belleza, no hay baile; sin reconocimiento, no hay identidad; sin cultura, no hay futuro; sin diversidad, no hay re-evolución. Nuestra cultura nos convoca cada día a vivir experiencias amables que hacen de nuestro entorno un lugar más vivible y amable. Y quienes mueven esa fuerza encantadora son los trabajadores y las trabajadoras del arte, su valoración, respeto y fortalecimiento de sus derechos laborales son urgentes y fundamentales para la construcción de un país digno y mejor. La cultura es un bien esencial del ser humano. Es un derecho. Seguiremos exigiendo el 1% en el presupuesto total de la nación. Una petición mínima. Nuestro pueblo merece más y lo reafirma este hermoso 25 de octubre.

Amaro Labra