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Opinión

El Sename no es un servicio, es una lógica

Por: Alejandra González | Publicado: 08.11.2020
El Sename no es un servicio, es una lógica | AGENCIA UNO
El anuncio de la desaparición del Sename no es real. Lo que se está haciendo es repartir a esos niños invisibilizados, que gracias a esta Constitución son un stock que se transa a modo de subvenciones, que son un monto de dinero que se adjudica por prestación. Esos niños serán ahora divididos en dos institucionalidades que seguirán reproduciendo la misma lógica, que es la de un Estado subsidiario que paga a otros para que atiendan a los que no se pueden atender solos, a los perdedores, a los problemáticos.

Hace unos días el presidente Piñera anunció el fin del Sename y el nacimiento de una nueva institucionalidad denominada “Servicio de Protección Especializada de la Niñez y Adolescencia”. A sus espaldas, en un lienzo de colores, unos niños dibujados con sus brazos arriba y la frase con letras grandes: “Los niños primero”. ¿Los niños primero para qué?

Siendo muy pequeño, mi hijo se fascinó con la historia del Titanic. Se obsesionó con el proceso físico del hundimiento de un barco que se había declarado inhundible, cosa que aprendió por un documental que le mostramos. Nada sabía él que ese barco estaba lleno de personas. No se lo preguntaba, pensaba en una estructura enorme, fascinante, vacía. Cuando ya tuvo 7 u 8 años, vimos juntos la película y ahí todo cambió. Se dio cuenta de la tragedia y al terminar, conmovido, me dijo: “Mamá, o sea que si nosotros hubiéramos ido en el Titanic, ¿el papá habría muerto?, ¿nos habríamos salvado sólo nosotros?

Pienso en el Chile de las últimas décadas como el Titanic. ¿Estamos condenados a un hundimiento que no podemos controlar? ¿El presidente Piñera quiere hacernos creer que no tenemos otra decisión que tomar? ¿Que se salven los niños? ¿Podemos pensar en un barco que no se hunde? ¿Podemos bajarnos de este barco? Por supuesto que sí.

Hace otro poco más de días, una enorme mayoría de chilenos le dijimos a Piñera que no queremos ir en este barco, que hemos decidido librarnos de una Constitución que ha permitido que le pongamos precio a prácticamente a todo. Una Constitución diseñada por el conglomerado que lo llevó a usted al poder, una Constitución que le ha dado todas las garantías a la élite de este país de ganar a destajo. Esa élite a la que usted pertenece.

Pero usted, señor Piñera, insiste en convencernos que debemos permanecer arriba, que usted va a salvar a nuestros niños, pese a que ha sido precisamente su conglomerado el que diseñó este barco y pese a que creen que este barco es parte de lo que se llama desarrollo, el que siempre tiene costos, entre ellos territorios, familias y vidas. Pero nos dice que no nos preocupemos, que con los niños sí que no, que ahora sí que sí, que los salvarán, a ellos primero. A algunos, ¿a cuáles?, ¿cómo?

No. No es cierto. El anuncio que se realiza de la desaparición del Sename no es real. Lo que se está haciendo es repartir a esos niños invisibilizados, los niños y niñas que gracias a esta Constitución son un stock que se transa a modo de subvenciones, que son un monto de dinero que se adjudica por prestación, por atención realizada. Esos niños serán ahora divididos en dos institucionalidades que seguirán reproduciendo la misma lógica, que es la de un Estado subsidiario que paga a otros para que atiendan a los que no se pueden atender solos, a los perdedores, a los problemáticos. Un servicio que reproduce la misma lógica que nos ha llevado hasta donde estamos.

Un 40% más de presupuesto, dice usted, claro; para comprar un poco más de prestaciones, nada más, prestaciones de las que seguirán participando también instituciones que han acumulado un historial de vulneraciones de derechos, para con los niños y para con sus trabajadores, a los que pagan bajos sueldos, con los cuales tienen relaciones de subcontratación, que no se pueden sindicalizar, que tienen que obedecer acríticamente las bases de licitación que están llamados a reproducir. Niños que son como carreteras, trabajadores de infancia que deben hacer su trabajo como si fueran cobradores de peaje.

No. El Sename no desaparece. Continúa, se refuerza, porque el Sename no es un servicio; es una lógica, una racionalidad que históricamente, desde su creación durante la dictadura, se ha reproducido bajo el beneplácito de los gobiernos democráticos. Una lógica completamente consistente con la Constitución que tenemos.

En la investigación Fondecyt en la que trabajo (“Infancia institucionalizada y vida cotidiana de la niñez en las residencias de protección de Santiago de Chile, 1979-2000”), son esos los testimonios que escuchamos de adultos que no recuerdan haber sido escuchados por la institucionalidad, que no recuerdan haber tenido contacto con los tribunales, adultos que cuando niños eran invisibles a los ojos del sistema, que no entendían por qué estaban ahí, o cuándo, o de qué forma podrían salir. Niños a los que les vulneraron sus derechos continuamente, dentro y fuera del sistema, porque sus derechos no son considerados como sustanciales.

Nuestra Constitución no los protege, pero el Presidente anuncia la creación de otra institucionalidad vacía y omite decir que aún no tenemos Ley de Garantías de Derechos de la Niñez, sino que nos ofrece botes salvavidas llenos de hoyos que van a naufragar un poco más allá. Lo sabemos. Lo saben los investigadores, lo saben los trabajadores, lo saben los niños y niñas cansados de dar sus testimonios. Lo sabe usted.

Alejandra González