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Opinión

Un nuevo acuerdo

Por: Catalina Pérez | Publicado: 15.11.2020
Un nuevo acuerdo | Foto: Agencia Uno
Es tiempo de un nuevo acuerdo que remueva la comodidad de las alianzas de los últimos 30 años, que se imponga frente a quienes continúan construyendo abismos entre el movimiento social y la organización partidaria. Es momento de coraje, de sentido de oportunidad, inteligencia y unidad de acción en las fuerzas de cambio.

El proceso constituyente es esencialmente un proceso movilizador. A diferencia de los muchos acuerdos producidos en política que apuntaron a desactivar y procesar la movilización social entendiéndola como un factor que presiona pero no delibera, el acuerdo del 15 de noviembre de 2019 nos permite terminar con la Constitución de Pinochet, cerrar la extensa transición política post dictadura y abre la posibilidad de cambiar un proceso de desafección, impugnación y destitución por uno profundamente movilizador, deliberativo, creativo y transformador.

Esa posibilidad de deliberación, y el rol que de ahí en adelante ejercería la ciudadanía, es lo que estuvo en tensión ese 15 de noviembre; primero con las reformas constitucionales pactadas en la oferta de La Moneda, luego en un proceso constituyente acordado sin plebiscito en la oferta de Chile Vamos y finalmente en el porcentaje de representantes de la ciudadanía que se le inyectaba a una Convención Mixta Constitucional, que se tomó por horas la negociación entre los más conservadores de la mesa.

Este es un proceso de profunda redistribución de poder, de riqueza, situado en un escenario de crisis de representación. La oportunidad de transformación histórica que tenemos por delante no puede estar limitada por lo que se consideró posible los últimos 30 años, no es posible ni necesario. No puede estar limitada por tesis ombliguistas de acumulación ni por la falta de visión de quienes creen que son sus mismas figuras de siempre las que podrán conducir también esta nueva época. No puede estar limitada por infantilismos de aires prerrevolucionarios, ni por una visión conservadora del protagonismo popular.

Esta oportunidad de transformación histórica debe producir un nuevo acuerdo: un acuerdo de clase, un acuerdo de los que sobran, un acuerdo entre los que creen que se pudo haber hecho más los últimos 30 años, un acuerdo entre quienes dejaron de creer que las cosas podían y debían ser distintas y hoy se llenan de esperanza. Un acuerdo entre quienes encandilados por las luces del poder deben recordar de dónde vienen para tener más claro a dónde van. Ahí está la línea divisoria. No es tiempo de ser conservadores o moverse en medias tintas, ni de subestimar la claridad política del pueblo. Es tiempo de ofrecer un camino claro a la altura de la oportunidad histórica que tenemos al frente. No falta generosidad en la política: falta grandeza, magnificencia, magnanimidad, de esa que tuvieron sus líderes que aparecen en los libros de historia, falta escuchar mas.

Ese nuevo acuerdo debe construirse sobre la base del protagonismo popular: la radicalización democrática del proceso, la representación en la diversidad de actores y actrices que cohabitan políticamente este país y las ideas sobre los principios que erigen el Chile del mañana: nuevo modelo de desarrollo, garantía de derechos sociales y profundización democrática. Lista unitaria entre organizaciones y partidos, programa común entre todos los proyectos transformadores y un reglamento de la convención que afirme el éxito de su desarrollo. Ayer en Peñalolén una vecina nos decía que, al final del día, somos quienes hacen que las cosas pasen.

Catalina Pérez
Diputada. Presidenta de Revolución Democrática.