Avisos Legales
Opinión

2021, año de la economía “de a pie”

Por: Pablo Díaz Barraza | Publicado: 11.02.2021
2021, año de la economía “de a pie” |
La crisis del covid particularmente mostró su “potencia” socavando todos los sectores de la economía y todos los teorizados y graficados índices. Superó los ya tardíos tiempos públicos y se atrevió a mostrar el detrás de escenario, en donde había miles de chilenas y chilenos que trabajaban informalmente y por tanto no aparecían en las estadísticas. Desnudó que en la economía familiar del país desde hace mucho tiempo habíamos dejado de hablar de ahorro para transformarlo en intereses y pago mínimo.

En general usamos la expresión “de a pie” cuando queremos explicar que algo es más real, que se basa en experiencias, en aquellas cosas que se viven en el día a día. Y claramente este 2021 la economía debe estar marcada por eso. Todo lo sucedido, y que sigue sucediendo, a partir del estallido social y más aún con la pandemia, nos derrumbó las bases que veníamos usando hace montón de años para definir los instrumentos públicos y privados que incidían en los actores económicos. Primero eso, cada uno tenía su rol, como buen actor o actriz, en una obra que más o menos se repetía cada ciertos años con distinto vestuario o escenografía. Sin embargo, la realidad superó con creces a esa ficción.

La crisis del covid particularmente mostró su “potencia” socavando todos los sectores de la economía y todos los teorizados y graficados índices. Superó los ya tardíos tiempos públicos y se atrevió a mostrar el detrás de escenario, en donde había miles de chilenas y chilenos que trabajaban informalmente y por tanto no aparecían en las estadísticas. Desnudó que en la economía familiar del país desde hace mucho tiempo habíamos dejado de hablar de ahorro para transformarlo en intereses y pago mínimo. Mostró con fuerza que la gran mayoría de las regiones, el “empresariado” no se formaba por grandes corporaciones sino que por muchas personas que ejercían su actividad mes a mes, que daban trabajo, pero sin una espalda que permitiera sortear un tiempo sin actividad, que incluso las grandes empresas no estaban preparadas para una adaptación en escenarios tan inciertos y finalmente que, como tristemente mencionó una autoridad, que en el Chile de a pie se vivía al 3 y al 4… con suerte.

Desde esa misma perspectiva y, sobre todo, de la velocidad que da el andar de a pie, es desde donde tenemos que construir. Y no digo reconstruir o rearmarnos, porque creo que esto es desde cero, en un entorno totalmente nuevo. En los últimos meses el caminar nos ha hecho conocer la famosa “economía local”, que va desde la panadería hasta quien entrega verduras a domicilio. Del delivery vegano hasta el bazar tecnológico que te deja el producto en la casa. Con la distancia a que obliga lo sanitario, hemos entrado en negocios en los que sólo se puede atender hasta 2 personas, pero que están “bien surtidos”. Es de esperar, claro, que la memoria esta vez nos haga recordar dónde quedan cuando las medidas de restricción terminen, eso es parte de la tarea que nos corresponde a cada uno de nosotros.

También es necesario que el sector público se ponga a caminar y así pueda diseñar los apoyos que se requieren este año y se atreva a descentralizar el instrumental, entregando ágilmente competencias regionales en fomento productivo, ya que es crucial conocer esa realidad y entender por ejemplo que un apoyo en digitalización no significa para todos lo mismo; para algunos será la instalación del último software de gestión empresarial o generar una estrategia de venta digital, pero para otros será tener un computador que funcione. Que eso tenga la misma validez en la evaluación, es un desafío.

Punto aparte, pero muy relevante y esperanzador. El ejercicio de caminar nos tiene más dispuestos a encontrarnos con el otro, aun cuando sea virtual o digital, y ejemplo de ello es el creciente nacimiento de nuevas organizaciones gremiales que vienen a revitalizar el tan famoso y a veces monopólico “ecosistema”. Si bien nacen desde la crisis, seguramente serán actores claves en los buenos tiempos.

Finalmente, será fundamental mirar las economías locales no sólo como una solución temporal y acotada a un territorio particular, sino también como parte de cadenas de agregación de valor que tienen sentido y espacio en otros lugares, quizás más lejos, pero que comparten con nosotros esa intención de cambiar la perspectiva, mirar de frente y avanzar de a pie.

Pablo Díaz Barraza
Consultor de empresas y docente universitario. Vive en la Región de Los Ríos.